Más rápido que piezas de dominó caen morenovallistas y panistas, huyen de lo que creen es una derrota segura.
Así lo dijo ayer Eduardo Rivera, no va a participar porque el PAN perderá la elección extraordinaria.
“Estas condiciones no generan una plataforma para poder ganar la gubernatura”, declaró.
Ya ha sido tema reciente de esta columna la crisis que vive este partido por la selección de candidato, porque ¡nadie quiere ser!
Los morenovallistas llegaron con los triunfos fáciles y abandonaron al partido en tiempos difíciles. Y el Yunque, que tenía como principal contendiente a Eduardo Rivera, también ya saltó del barco.
Todos se preguntaban quién sería entonces el valiente que buscaría contender por el gobierno, con Morena como el partido más fuerte y con un gobierno afín a Luis Miguel Barbosa.
Pues ya alguien levantó la mano ¡por fin! y se trata de una mujer: Blanca Jiménez.
No es tema de este momento analizar si tiene el posicionamiento necesario para la competencia o si la intención de voto le alcanza para mantener al partido como una de las fuerzas políticas más importantes del estado.
Pero es de aplaudirse la valentía de lanzarse a una elección complicadísima con las estadísticas 2-1 en contra.
Aunque Blanca Jiménez está considerada en la historia reciente como integrante del grupo de los morenovallistas, es militante del PAN desde 2003, pero promotora del voto desde 1998.
Ha sido diputada local, federal, consejera estatal y nacional y ¡lo mejor! Ha ocupado varios cargos que tienen que ver con la lucha por la equidad de género y en contra de la violencia contra las mujeres.
Dicen que Luis Ernesto Derbez, Luis Paredes y Jorge Aguilar Chedraui, también están interesados, dicen porque públicamente no han levantado la mano.