Puebla se ubica en noveno lugar
en feminicidios a nivel nacional;
el tercero en violencia sexual;
cada hora, dos de violencia familiar.
El segundo en desaparecidas:
cada mes, 44 no vuelven a sus vidas
En 5 años el doble de asesinatos.
Y la trata de mujeres sigue repuntando...
La violencia de género está latente,
se arraigó como conducta inconsciente.
Habita siniestra en la familia,
y ahora acecha cada esquina.
En esta campaña hizo su aparición,
la candidata Martha Erika la “sufrió”.
La nombran los otros sin identidad propia
aunque antes ostentaba
su apellido de esposa.
La candidata se siente agredida
y el juez electoral dictó presto
irracional medida:
Nadie puede mencionar su parentesco,
hay que resaltar su gran esfuerzo.
¿Dónde están resueltos los verdaderos casos?
¿Dónde la alerta de violencia de género?
¿Dónde las medidas efectivas de autoridades?
¿Dónde están los infames culpables?
Se niega la alerta de violencia de género
y las asfixian y las violan y las matan.
Una sanción electoral por violencia de género
por señalarle su carrera nula y vana.
La violencia de género escala
cuando la oportunista política la manosea.
Los verdugos de las mujeres violentadas
son las propias mujeres que la abaratan.
Y así cada sexenio las elecciones
muestran lo peor de las instituciones.
Revelan sus dueños, sus motivaciones
y aquellos a quienes deben favores.
Se vislumbra en Puebla
la estrategia desesperada,
Por algo vino a la sierra Anaya.
Pero esa es otra cantada.
Que tenga querido lector, feliz semana
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