Tuesday, 23 de April de 2024
Lunes, 20 Octubre 2014 00:17

Crónica del contraataque morenovallista a Chalchihuapan: “¡Ora sí hijos de su puta madre, ya se los cargó la chingada!”

En doce minutos, 60 policías estatales y agentes ministeriales forzaron puertas, destruyeron rejas, encañonaron mujeres, ancianas y señores; golpearon a un niño; detuvieron y golpearon a cinco pobladores.

Por : Edmundo Velázquez / @mundovelazquez , Chalchihuapan, Puebla

A las 3:55 de la madrugada del sábado 18 de octubre, siete camionetas de la Policía Estatal se internaron sigilosas, silenciosas en Chalchihuapan. Doce minutos después, las siete camionetas se alejaron a toda velocidad con cinco detenidos golpeados, encapuchados, asustados, semidesnudos y descalzos, y detrás un pueblo apabullado comenzó a llorar.

En doce minutos, los 60 Policías estatales y agentes ministeriales de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) forzaron puertas, destruyeron rejas, encañonaron mujeres, ancianas y señores; golpearon a un niño; detuvieron y golpearon a cinco pobladores; no dieron ninguna explicación; gritaron a diestra y siniestra: “¡Ora sí hijos de su puta madre ya se los cargó la chingada!” y se fueron a toda velocidad.  

El contraataque del gobierno morenovallista se hizo evidente este sábado con la violenta detención de los oriundos de Chalchihuapan: Vicente Juárez García, Florentino Tamayo Ponce, Raúl Contreras Montes, Fausto Montes  y Álvaro García Xelhua; quienes se encuentran en el penal de San Miguel acusados de los delitos de motín y ataques.

Sin embargo, la detención sembró el terror en el pueblo. Los familiares y vecinos pensaron que se trataba de un secuestro, de un levantón. Una historia de terror. Pero era una detención, una violenta detención en Chalchihuapan en la que todos los involucrados sintieron un arma en su cabeza.

CENTRAL hizo un recorrido por las casas de los cinco detenidos que fueron sacados de la población alrededor de las 4:07 de la mañana. Sus familias aseguran que la mayoría se dedican a torcer cáñamo para tendederos que son vendidos a 30 centavos la pieza, otro más es albañil y solamente uno de ellos labora como policía en la cabecera municipal de Santa Clara Ocoyucan, quién tampoco estuvo presente el día del bloqueo de la autopista.

Álvaro García, 32 años, el policía municipal de Ocoyucan

A Álvaro García se lo llevaron en calzones. La policía forzó la puerta con un marro para volar la cerradura, entró a la única habitación de la casa donde dormía con su esposa e hijos y lo sacaron de la cama arrastrando. Uno de los niños se le colgó de la pierna para que no se lo llevaran. Desesperado el niño se asió a la pierna de su padre. Los uniformados le pegaron en la cara al niño  y se fueron.

Se lo llevaron en trusa. Yo me le colgué para que no se lo llevaran y me pegaron en la cara. Se lo llevaron en trusa, lo arrastraron y me aventaron”, dice Marcos García, su hijo de apenas doce años.

La casa de Álvaro es humilde, apenas tiene un camastro. En la entrada del terreno se notan las marcas de las camionetas que entraron por el hombre. Lo subieron a golpes a la camioneta y, como si se tratara de un secuestrado, le taparon la cabeza.

Solamente dejaron así la puerta, no abre ni cierra", dice Marcos.

Fausto Montes García, 31 años, torcedor de cáñamo

La familia entera de Fausto se quedó parada en la reja de su casa que terminó vencida después de la irrupción de la policía. “Echaron la camioneta encima. Y tiraron la reja”, cuenta su esposa, Petra López, con quien tiene dos hijos de apenas un año y medio y una bebé de seis meses.

Se lo llevaron arrastrando, ahora no sé qué vamos a hacer. No pudo ni ponerse zapatos, ahí dejó uno en la puerta, ni le dieron oportunidad de ponérselo”, comenta la mujer de Fausto.

Espantada, Petra narra que en la madrugada su esposo se despertó a torcer cáñamo por el que cobra apenas 30 centavos cada tendedero, cuando escuchó que los oficiales entraron a su casa.

Entraron y pensamos que eran rateros. Mi marido puso bultos de maíz en una carretilla en la puerta principal. Y nosotros nos encerramos con un clóset en la puerta de la casa”.

A su paso los oficiales rompieron las puertas, estrellaron los cristales de la entrada principal y volaron las chapas de las puertas.

Raúl Contreras, de 25 años, su hermano intentó rescatarlo

A Raúl Contreras le pusieron la pistola en la cabeza sólo para gritarle en la cara que estaba detenido.

Abrieron la puerta con unas cizallas. Ahí está el candado, rompieron cristales, dejaron las chapas todas abolladas", dice su hermano, Jorge.

El padre de Raúl fue el primero en escuchar a los policías irrumpir en su casa. Salió de su cuarto y vio a los uniformados subir por las escaleras de su casa a la segunda planta. Don Benjamín Contreras pensó que los iban a matar y narra todavía pasmado cómo los agentes los encañonaron a él y a su esposa.

Intenté detenerlos. Pero creí que me iba a fusilar. Levanté las manos (...) no sabíamos qué hacer. Mi esposa y yo vimos cómo se lo llevaron, rompieron los cristales (...) rebotaron los vidrios a los niños”.

Raúl y su esposa dormían cuando los cristales les reventaron en la cara. Instantes después, los gritos de los uniformados encapuchados cimbraron la casa.

Las hijas de Raúl no dejaron de llorar. Uno de sus hermanos persiguió la caravana de camionetas que llevaba a todos los detenidos. Pero los uniformados que se encontraban en las calles lo detuvieron y le arrebataron las llaves de su casa que llevaba en la mano.

Pensé que era un secuestro, por eso lo seguí. Pero luego me di cuenta que estaban deteniendo a todos. No puede hacer más”, dice su hermano.

Florentino Tamayo Ponce, de 35 años

Bárbara Ponce Ócotl, de 77 años, madre de Florentino Tamayo Ponce relató con las manos temblorosas cómo abrió los ojos y frente a ella estaban los uniformados con armas largas apuntándole.

Hasta me da miedo desayunar, me va a dar el azúcar, al niño lo encañonaron, duerme conmigo y los dos nos despertamos cuando abrieron las puertas a fregadazos”, la señora se seca las lágrimas y escupe la bilis.

La esposa de Florentino repitió una y otra vez que su marido no participó en la manifestación del 9 de julio, no puede decir nada más, repite y repite que él no participó:

Salió a asomarse cuando entraron al cuarto de su mamá. Y mi hijo más chico abrió la puerta principal y se asomó. Acababan de golpear al lado para donde duerme mi suegra y luego entraron, yo nada más agarré a mi hijo y me escondí”

Vicente Jiménez Varela, de 58 años

Mónica, la esposa de Vicente Jiménez, dice que no escuchó ruidos y cuando se dio cuenta ya estaba tirada en el suelo y unos hombres encapuchados le apuntaban con sus armas.

Ni sentí. Estaba durmiendo bien y muy profundo... Nomás nos aventaron a los dos, ahí están las sábanas ahí me tiraron con él y lo agarraron. Se fue en trusa y apenas y pudo jalar una chamarra”, dice Mónica.

La hija de Vicente con su niña en brazos salió a ver qué pasaba cuando los estatales también la encañonaron. Se abrieron paso para salir de la casa y se llevaron al hombre quien se dedica a la compra venta de jarcería y comercio de productos para la limpieza.

Nos dedicamos a esto. Él ni tiene nada que ver en esos asuntos que le quieren colgar. Él trabaja para mantenernos, no sabemos qué vamos a hacer. Dependemos puras mujeres de él, mi suegra, mi hija, su niña. ¿Qué vamos a hacer sin él?”, dice Mónica.

Iban a detener al edil auxiliar de Chalchihuapan pero no lo encontraron

Yo estaba durmiendo. Subieron al segundo piso y ahí fue que escuché. Cuando vi ya tenía como a veinte agentes, encapuchados. Todos en mi casa (...) pensábamos que eran rateros o secuestradores. Entraron como viles asaltantes. Y con armas largas encañonándonos”, comentó Araceli Bautista, madre del edil auxiliar de San Bernardino Chalchihuapan, Javier Montes Bautista.

La casa del edil no fue destrozada, como sucedió con las viviendas de los otros detenidos. Araceli Bautista narró que como no encontraron a su hijo, se fueron:

Fue todo muy rápido, entraron y salieron. En menos de 10 minutos ya habían detenido a todos, mi hijo no estaba en la casa... Iban por él. El operativo fue armado para detenerlo a él”.

La casa del edil fue uno de los primeros puntos al que una sola célula de los uniformados acudió, mientras el resto se desplegaron por la calles Fray Bernardino de Sahagún.

Fotos: EsImagen