Y en la gustada sección “Mundo Enfermo Y Triste”…
En su afán de lucir pispiretos ojos verdes, una chica brasileña despojó de sus canicas oculares a una de sus muñecas. Habiendo hecho lo más difícil (¡ja!), sólo procedió a colocarse el artificial objeto en su respectiva cuenca. Y, como han de suponer, la desgracia ocurrió: no podía ver ni maíz y -peor aún- ya no pudo retirarse el chafa lente de contacto. Así que tuvo que solicitar el auxilio de la amorosa madre, quien a pesar de estar acongojada por la situación de su retoño, no perdió la oportunidad de aplicar el tradicional “¡pero en qué pin&/e cabeza cabe hacer esta pen$%&ada!”
“’¡¡¿Cómo una niña se pone el ojo de una muñeca en el ojo?!!”, pregunta la mamá carioca y también nosotros. Pero bueno, como muchas cosas en la vida, no sabemos cómo entró, pero -gracias a la magia de la repetición- podemos ver cómo sale.
“¿Te lo vas a volver a poner?”
Esperemos que no. Mejor que acepte lo que la naturaleza le dio, no importando que -de acuerdo con la escala cromática del éxito en México– esté destinada al fracaso.