¡Comparte!

El exconvento y antiguo hospital de San Roque, en el corazón de Puebla capital, oculta una historia de injusticias, atropellos y actos moralmente rechazados, ocurridos entre los siglos XVI y XVIII. Esto daría pistas sobre el origen de los esqueletos recién descubiertos en su patio, algunos de mujeres embarazadas.

El pasado 24 de enero, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio con un hallazgo importante. En las obras para la creación del Museo de Talavera y Arte Popular, en San Roque, fueron encontrados nueve esqueletos y huesos dispersos, enterrados en uno de los patios del edificio.

En las primeras observaciones, los arqueólogos identificaron que una persona habría muerto por traumatismo craneoencefálico, ocasionado por un golpe violento en la cabeza. A su vez, que algunos cadáveres correspondían a mujeres embarazadas y a sus fetos.

El sorprendente descubrimiento tuvo lugar en un recinto que ejerció como convento y hospital para enfermos mentales e, incluso, durante unos meses, como cuartel militar. Acontecimientos que levantan sospechas sobre la época en que estos cuerpos habrían sido enterrados y las causas de los decesos, en un periodo caracterizado de abusos médicos, eclesiásticos y militares.

CENTRAL consultó a expertos de la historia poblana que explicaron las condiciones del ex hospital de San Roque —entre los siglos XVI y XVIII— que empujaron al entierro de quienes, en su momento, eran ciudadanos comunes.

Era común enterrar cuerpos en hospitales

El titular de la Secretaría de Cultura estatal, Sergio Vergara Bermejo, explicó que San Roque se fundó en el siglo XVI, junto a otros hospitales en la capital poblana, como San Juan de Dios y San Pedro, todo ellos administrados por la eclesiástica católica. Sin embargo, San Roque fue un proyecto destinado a albergar a los enfermos mentales y en su momento, también atendían a los enfermos de Bubas o fiebre bubónica.

Pese a ser centros “dedicados” a la salud, una de las costumbres era que los enfermos fuesen enterrados en los mismos nosocomios, al no haber panteones cercanos o por tener fosas dentro de estos inmuebles. De ahí, uno de los motivos por el que los esqueletos fueron hallados en uno de los patios de San Roque.

Según Sergio Vergara explicó que estos cuerpos fueron enterrados a lo largo de tres siglos. En forma de ofrenda, unos esqueletos tenían fragmentos de cerámica vidriada, correspondientes al siglo XVI; unos más, poseerían cerámica en talavera, vinculada al arte barroco del XVII, mientras que otros guardaban pedacerías de cerámica de otras regiones, que datan del siglo XVIII.

También dijo que “hay entierros de personajes hasta españoles, de europeos, que son muy altos, y personajes que podríamos decir de la unión de los pueblos (mestizos)”.

Pese a estos acercamientos, aún no hay nada concreto en San Roque, pues Sergio Vergara aseguró que el INAH aún trabaja por definir las causas de muerte de cada individuo, y determinar con ello la condición de las mujeres embarazadas y los fetos hallados.

También aseguró que se dedicarán a estudiar los esqueletos para saber cuál era su base alimenticia, de qué se enfermaban, ahondar en sus hábitos en la vida cotidiana y hasta en su genética.

Militares ocuparon un espacio habitado por mujeres en San Roque

Ana Liviere Vargas Vizuet, investigadora de la BUAP, detalló que el ex hospital de San Roque ha sido protagonista de distintos eventos turbios. En 1872, la ciudad de Puebla fue sitiada por el Ejército, bajo la sospecha de que rebeldes indígenas apoyaban el Plan de la Noria: la estrategia con la que Porfirio Díaz planeaba impedir la reelección de Benito Juárez.

Para someterlos, el ejército fincó una base temporal en San Roque, en un periodo en que la eclesiástica católica en México —administradora del hospital— había perdido poder, con la separación de Iglesia y Estado. De acuerdo con correspondencia consultada por la especialista, autoridades del convento insistieron en no convertir el sitio en un cuartel, sin lograrlo.

Fue en dicho tiempo de ocupación, cuando “casualmente” desparecieron los registros de San Roque, correspondientes a un periodo entre abril y noviembre, perdiéndose así valiosa información de las actividades que ocurrieron durante la presencia militar.

La situación era más alarmante, ya que en San Roque estaban internados hombres y mujeres con presuntos problemas mentales, siendo estas últimas quienes más expuestas estaban a sufrir algún abuso.

“No sabemos que pudiera haber pasado ahí. Entre que el mismo espacio fungía como cuartel, también fungía como hospital (…), ¿qué sucedió ahí mientras convivían en el mismo espacio mujeres con problemas mentales y militares?”, comentó.

San Roque, un hospital para “abandonar gente”

Las condiciones de salud hospitalaria tampoco eran favorables. Ana Liviere Vargas detalló que, entre los siglos XVI y XVIII, un hospital no era sinónimo de limpieza, orden y control, como los nosocomios modernos.

Mucho menos, tratándose de espacios para atender “problemas mentales”. La especialista hizo énfasis en que anteriormente, se le clasificaba como enfermos mentales a las personas ‘moralmente débiles’, que no podían convivir en sociedad conforme a las normas cristianas.

Quienes entraban en estos espacios, difícilmente volvían a salir. Para ingresar a un enfermo, en San Roque no existía un protocolo que permitiera identificar alguna enfermedad mental. “Cualquiera podía entrar”, precisó la investigadora.

Por ello, fue utilizado por las familias como una manera eficaz de deshacerse de parientes “incómodos”, según cartas que la investigadora revisó. Incluso, quienes sí padecían un trastorno mental, ingresaban sin la posibilidad de curarse, al no haber un desarrollo científico para tratar la psique humana.

“Más que enfermos, los consideraban personas moralmente débiles, o personas caídas en desgracia, pero no personas que pudieran tener una mejoría, como lo vemos en situación de enfermedad”.

Ana Liviere Vargas destacó que este abandono facilitó “muchos casos de injusticia”, favorecidos por la falta de un sistema de vigilancia interno, ya que hombres y mujeres “enfermas” podían cruzarse en los pasillos.

Mantenían relaciones sexuales en el comedor del hospital

Aproximadamente en 1875, una Comisión Visitadora del gobierno ingresó al hospital, encabezada por Santiago Carreto, un entusiasta impulsor de la modernidad, según la especialista.

La meta fue poner “orden” en los hospitales de todo el país, mediante sus recomendaciones y apoyar en la conformación de reglamentos. En San Roque, encontraron un edificio gobernado por el caos y la falta de profesionalismo.

Ana Liviere Vargas subrayó que una de las principales recomendaciones fue “prohibir relaciones sexuales en el comedor” del hospital, sin que la Comisión entrase en detalles de cómo ocurría esta conducta, cuando recientemente fueron encontrados los esqueletos de mujeres embarazadas.

“No sabemos a quién se refería, pero hace mención que se prohibía tener relaciones sexuales en el comedor. ¿Entonces quienes tendrían esas relaciones? No sabemos si serían entre los propios internos, los propios trabajadores o los que visitaban”.

Actualmente, el ex hospital y antiguo convento se encuentra en manos del gobierno estatal. Solo se mantiene abierto el Templo, que también fue edificado desde el siglo XVI, junto al resto de la construcción.

Ana Liviere Vargas ha dedicado algunas investigaciones a los hospitales de Puebla. Colaboró en diversas publicaciones como De la asistencia a la atención médica. Memoria de cuatro hospitales en Puebla. Es autora de Los hospitales de San Roque y Santa Rosa: Del confinamiento de las pasiones al tratamiento de la enfermedad mental. Sus textos pueden consultarse en estaliga.

Etiquetas:
BonoBus BUAP