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El aumento en la temperatura e inestabilidad de lluvias que provocan tanto sequía como inundaciones, son algunos fenómenos por los que atraviesa el clima en Puebla, los cuales deben atenderse con estrategias de mitigación y adaptación.

La doctora María Eugenia Ibarrarán Viniegra, académica investigadora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente “Xabier Gorostiaga SJ” de la Ibero Puebla considera que el cambio climático debe atenderse desde dos principales vías: la de mitigación y la de adaptación, para ser menos vulnerables.

Acciones como la separación de residuos, disminuir el uso del automóvil, así como el consumo de energía eléctrica, harán la diferencia en el largo plazo si las personas lo aplican en lo individual. Pero, además, trabajar desde el sector gubernamental con quemas controladas para evitar incendios forestales, y en la seguridad hídrica, con captación de agua pluvial.

De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) consultadas por #DandoData, en el estado de Puebla la temperatura promedio ha aumentado casi dos grados Celsius en los últimos 35 años, al pasar de un promedio anual de 17.3°C en 1985 a 19.1°C en 2020.

Algo similar ocurre con las lluvias en Puebla, pues en 1985 la precipitación pluvial sumó en el año mil 80.9 milímetros de agua y para 2020 esta cifra pasó a mil 104.4 milímetros, hubo un aumento en la precipitación.

Pero esto no se tradujo en mayor disponibilidad de agua, pues en distintas temporadas del año se registra sequía en varios municipios de Puebla y sólo en enero hay 42 demarcaciones donde el suelo está anormalmente seco, además, el estado se encuentra catalogado con un alto estrés hídrico.

El clima en Puebla: aumenta la temperatura y hay mayor precipitación; pero a la vez sequía y estrés hídrico

Las cifras históricas indican que en los últimos 35 años la temperatura tuvo un incremento de dos grados Celsius, y también cambiaron los meses en los que se percibía más calor en el estado de Puebla.

Los registros de Conagua indican que, en 1985 la temperatura anual promedio fue de 17.3°C y los meses más calurosos fueron mayo con 19.9°C y junio con 19.4°C. En contraste, los meses más fríos fueron enero con 14.8°C y diciembre con 14.7°C.

Para 2020 la temperatura anual promedio fue de 19.1°C y los meses más calurosos fueron abril con 22.4°C, mayo con 21.4°C y junio con 20.9°C. Mientras, los meses más fríos durante ese año fueron enero con 15.8°C y diciembre con 15.7°C.

El cambio de clima en Puebla no sólo ocurrieron en la temperatura, sino también en las precipitaciones pluviales que, también en los últimos 35 años tuvieron un aumento, el cual, visto de manera técnica no es menor, pues un milímetro equivale a un litro de lluvia por cada metro cuadrado.

En 1985, el registro más antiguo de Conagua indica que la precipitación anual fue de mil 80.9 milímetros de agua, los meses más lluviosos fueron junio con 205.4 milímetros y julio con 191.4 milímetros.

Durante 2020, la precipitación alcanzó los mil 104.4 milímetros de agua, y los meses con más lluvia fueron agosto con 239 milímetros de agua y septiembre con 285.1 milímetros de agua.

La irregularidad en las lluvias ha derivado en distintos fenómenos hidrometeorológicos que han provocado daños en diferentes comunidades e incluso el año pasado, estuvo a punto de desbordarse la presa de Valsequillo.

Si bien ha aumentado la cantidad de precipitación pluvial en Puebla, sólo en enero de este año, la entidad reporta 42 municipios con el suelo está anormalmente seco, de acuerdo con los registros de Conagua.

Este fenómeno varía con base en las condiciones climáticas a lo largo del año y también de la condición de cada municipio, por lo que cambia constantemente la cantidad de demarcaciones con sequía moderada, severa, extrema, excepcional o con el suelo anormalmente seco.

El estado de Puebla también se encuentra en alerta por estrés hídrico, así lo revelan datos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) que evaluó la política hídrica nacional y donde Puebla aparece como una de las entidades donde más se extrae agua.

De acuerdo con la evaluación, el estado se encuentra en una región hidrológica administrativa donde el estrés hídrico es alto, además, es una de las entidades que no incrementó de manera sustancial la generación de aguas residuales, pues en 2012 se generaban 6 mil 413 litros por segundo y en 2019 apenas 7 mil 943 litros por segundo.

Además, el estado de Puebla se ubicó como la octava entidad a nivel nacional con mayor extracción de agua con 540.4 millones de metros cúbicos sólo en 2018, después de lo que extraen Estado de México, Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Veracruz, Morelos y Michoacán.

Las razones por las que ha cambiado el clima en Puebla
Infografía con cifras sobre el cambio climático Creditos: Especial

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Mitigación y adaptación son necesarias para ser menos vulnerables ante el cambio de clima en Puebla

Para la doctora María Eugenia Ibarrarán Viniegra, académica investigadora del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente “Xabier Gorostiaga SJ” de la Ibero, el cambio de clima en Puebla debe atenderse desde dos principales vías: la de mitigación y la de adaptación, para ser menos vulnerables.

En el caso de la mitigación, explicó que las distintas acciones tanto individuales como las implementadas desde los diferentes órdenes de gobierno tendrán un impacto en el largo plazo, por lo que deben aplicarse desde este momento.

Entre las acciones individuales que se pueden llevar a cabo, destacan: un menor uso del automóvil, separación de residuos, compostar los residuos y disminuir el consumo de energía eléctrica, todo esto tendrá efectos pequeños, pero ayudará en el largo plazo.

Para las autoridades, las acciones aplicables serían: planear las quemas donde sean necesarias para evitar incendios forestales; desazolvar drenajes, coladeras y otras vías de cauce para evitar inundaciones durante lluvias; prohibir asentamientos irregulares y tener cuidado al otorgar servicios de construcción en zonas de riesgo.

Además, comenzar a atender el estrés hídrico con la captación de aguas pluviales, recargar los bosques e implementar estrategias que conlleven a una mayor seguridad hídrica, pues con el paso de los años habrá menos agua.

María Eugenia Ibarrarán consideró que estas acciones no se están aplicando para contrarrestar el cambio climático y parte de esto es responsabilidad de administraciones anteriores, ya que, hasta ahora, la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial del estado está construyendo la estrategia para atender el cambio climático.

Los gobiernos estatales anteriores desaparecieron el medio ambiente del mapa, este es un avance y es bienvenido, pero a nivel municipal algunos municipios avanzaron en temas que podrían contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero”, indicó.

Ejemplificó con el caso de San Andrés Cholula, donde se hizo un reglamento de gestión de residuos que tenía impacto ambiental y también promovía la economía circular, pero ahora no se sabe si la nueva administración lo está retomando. En ese sentido, hubo un desperdicio de recursos tanto en esta como con otras estrategias que no tuvieron seguimiento con los cambios de administración.

La Reforma Eléctrica va en contra de las estrategias para el cambio climático

La doctora María Eugenia Ibarrarán Viniegra consideró que, pese a las metas planteadas en la agenda 2030, en la búsqueda de sostenibilidad y atención al cambio climático, van en contra propuestas como la de la Reforma Eléctrica, porque no se consideran las energías renovables.  

“Es una reforma que va totalmente en contra, no tiene criterios económicos y ambientales, entonces, la verdad es que va totalmente en contra de lo que se necesita en este país, porque se está avanzando hacia renovables, este país es incapaz de hacerlo por cuestiones ideológicas más que por cuestiones técnicas”, indicó.

Puntualizó que, en el caso de Puebla, sí se promueve una estrategia de energías renovables y esto es positivo considerando que a nivel federal no se está haciendo.

En el caso del estado dijo que se están haciendo tres cosas que tendrán impacto a futuro en el clima de Puebla: la estrategia estatal de cambio climático, la estrategia de energías renovables y la estrategia de economía circular.

Esto es algo de largo plazo y tenemos que cambiar nuestra forma de vida, tanto a nivel individual contribuyendo menos a las emisiones de gases de efecto invernadero, como a nivel público donde se ponen decisiones de largo plazo. Invertir en una refinería no va a mejorar nada en el largo plazo y tienen muchos efectos a largo plazo porque una refinería va a durar ¿cuántos años, 50? entonces son importantes las decisiones del gobierno”, agregó.

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