Cuando murieron Martha Erika Alonzo y Rafael Moreno Valle, creí absurdamente que su grupo político sobrevivía. Había buenos perfiles para unir al morenovallismo, pero algo falló, nunca lo pudieron hacer y poco a poco se ha ido extinguiendo.
Pensé que la misma suerte correría para el barbosismo, pero nuevamente me equivoqué, pero ¿Cuál fue la diferencia?
Los barbosistas de inmediato cerraron filas, se organizaron, se pusieron de acuerdo y pensaron en la subsistencia de su grupo antes de sus intereses personales.
El resultado fue la designación de Sergio Salomón Céspedes Peregrina como gobernador sustituto de Puebla y Julio Huerta como secretario de Gobernación, además de Jorge Estefan Chidiac controlando las Finanzas del estado.
Una excelente jugada. No cabe duda, que saben de control y gestión de crisis y claro está, la única manera de subsistir era dividiendo el poder en áreas estratégicas. Ahora vendrán los cambios, se encumbrará un neobarbosismo, que ya no sea dirigido por Miguel Barbosa Huerta, pero que mantenga su esencia.
Claro, dentro de este neobarbosismo muchos allegados al gobernador fallecido ya no tendrán cabida. Sobre todo aquellos que nunca se pudieron unir al grupo compacto, aquellos que no jalaron o simplemente estaban al margen de la toma de decisiones y la operación política.
La primera de ellas fue Ana Lucía Hill, cuyo trabajo siempre dejó mucho qué desear. Y así poco a poco empezarán a caer las piezas, las posiciones y se irá perfilando un nuevo grupo del viejo grupo.
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