Los concesionarios del transporte público como Héctor Castillo de Atlixco, Agustín Corro o Rufino Rodríguez están al borde de la histeria, empezaron con sus patadas de ahogado y a querer desestabilizar al Estado, porque su mina de oro está por terminarse.
Y es que estos señores hicieron del transporte público toda una mafia. Recibieron de los gobiernos anteriores una y otra y otra concesión, por lo que ahora se rehúsan a dejar lo que les “regalaron” los gobiernos corruptos.
Y es que ya saben que está por iniciar el programa de modernización de transporte público en el estado, situación que tratará muchos cambios para mejorar, además de ponerle fin a las prácticas corruptas del pasado.
Lo primero es que vienen las declaratorias de necesidad, con las que muchas rutas tendrán que modificar sus itinerarios, el trazo de sus trayectos y muchas más, igual y desaparecen.
Además, los concesionarios se verán obligados a modernizar su parque vehicular, porque muchos de ellos ya tienen unidades viejas y obsoletas. Y es una inversión que muchos de ellos no quieren hacer.
Y para estos tres tipos de cuidado, también se les acabará un negocio extra que tienen, porque también se presentan como representantes de concesionarios, a fin de extorsionar y sacar más lana.
Extorsionan y amagan doble: por un lado al gobierno del estado amenazando con movilizaciones y puros desmadres, mientras que a otros concesionarios por representarlos, casi, casi por ser sus asesores jurídicos.
No solo eso, estos señores tienen prestanombres para que no se vea que son dueños de una gran cantidad de ruta y de unidades. En pocas palabras, son todas unas fichitas, pero lo bueno que ya los tienen bien ubicados y les pondrán un alto.
Imaginen, con base en extorsiones y amenazas han hecho una gran fortuna a lo largo de todos estos años. Encima de todo, con un pésimo servicio de transporte público y ni siquiera le quieren invertir un poquito de todo lo que se han chingado.
Y por si eso no fuera suficiente, quieren que haya otro aumento al pasaje.
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