México se enfrentaba a Arabia Saudita buscando el milagro de la combinación de resultados que le permitiera salvar un poco el fracaso, en lo deportivo, que este equipo ya era desde antes del mundial. Si consultamos las estadísticas, la selección simplemente no ganó ningún torneo y su clasificación al mundial fue bastante comprometida.
Un poco de lo bueno…
Por la mañana me gustó mucho el ambiente, si bien el horario no fue el mejor en la parte comercial, las personas caminaban con sus playeras de México. Otros se maquillaban y la mayoría de los autos que miré llevaban algún objeto con el que buscaban apoyar a nuestra selección.
Ese ambiente de fiesta e identidad es algo que debe rescatarse no sólo cuando juega México o cuando son fiestas patrias. Que importante es que las personas se sientan identificadas con su país, que lo amen y lo expresen con tanta alegría como se hace en la fiesta mundialista.
Un mucho de lo malo…
El fracaso de nuestra participación creo está en la mentalidad, miré el juego de España vs. Alemania, observaba dos estilos de juego muy marcados. Los españoles son jugadores que tocan mucho el balón, se las pasan unos a otros para lentamente construir las jugadas. Mientras que los alemanes, son muy rápidos y en cuanto recuperaban el balón buscaban rápidamente ir al frente para generar oportunidades de gol. Miré a Argentina jugar contra México, pese a que la mayoría de los jugadores sudamericanos no juega en su país, juntos recuperan ese sello de América del Sur, juegos duros, de mucho contacto físico.
Pero ¿a qué juega México?, cuando disputamos un mundial e inclusive las eliminatorias. Y esta pregunta amigo lector la he hecho inclusive de la liga Mx, ¿a qué jugamos?, ¿cuál es nuestro estilo?
Lamentablemente insistimos en traer técnicos extranjeros con la ilusión de que nos hagan jugar como Europeos o Sudamericanos y esto es simplemente imposible. Porque lo que tenemos que buscar es una identidad propia, un estilo de juego que nos distinga de los demás países y no ser la copia de otro modelo de juego.
En la lista de convocados vi a muchos seleccionados que participan en ligas en el extranjero que al final tampoco marcaron la diferencia. El éxito de nuestro equipo no está en un tener un técnico extranjero o jugadores que participen en otros países, ya se ha probado esta fórmula desde hace tiempo y no hay resultados.
Un tanto de esperanza…
Como siempre se ha dicho y ahora con la presión del fracaso y el hecho de ser sede (sólo en el nombre y con muy pocos juegos) del próximo campeonato mundial de la FIFA. Un proceso de reestructuración es necesario y urgente. Sin duda la apuesta es buscar a un técnico nacional que sepa entender cómo es que se juega el fútbol en nuestro país. Creo que ese sería un buen paso, una línea a seguir para iniciar un proceso que sin duda será de muchos años. Abrir la puerta a los jóvenes buscando un proyecto de construir un equipo como lo han hecho prácticamente todas las selecciones exitosas en el mundo.
Recuerdo el trabajo realizado por España antes de ser campeona del mundo, con jóvenes que poco a poco se convirtieron en figuras en sus equipos para luego serlo en su selección. México no tiene este proceso, es la realidad, llegan los jugadores de moda, los más comerciables y hasta ahí.
El trabajo sin duda debe comenzar en lo mental. Dejar a un lado los intereses económicos y la idea de vendernos ser una de las mejores ligas del mundo cuando en realidad no lo somos. Empezar a buscar la manera de construir mejores procesos de preparación (como dejar de preferir la Copa de Oro y buscar nuevamente volver a la Copa América). Y abrirle la puerta a los jóvenes, tanto en la dirección técnica como en la cancha.
Concluyo con esta reflexión popular, hay países muy pequeños que en esta competencia han hecho historia. En México el deporte que más apoyo recibe (y menos resultados entrega) es el fútbol, millones de mexicanos practican este deporte de forma amateur y profesional. ¿Por qué es tan difícil encontrar a 22 que sean buenos y que pueden por lo menos llegar al anhelado quinto partido?
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