Olivia Salomón y el lunes 

Llegue a donde llegue, hasta ahora, Olivia Salomón Vivaldo ya ha llegado bastante lejos.

Aquellos hombres de poca –me incluyo–, habrían esperado que su primer encargo en la vida pública fuera debut y despedida. Pero “Barbosa confió en mí”, dijo ayer en un encuentro con medios de comunicación. 

Y ahora para ella no hay plan B.

La ex secretaria de Economía abrió las puertas de su casa en el fraccionamiento La Vista para una de sus acostumbradas comidas anuales.

El año pasado destapó un chile en nogada para simbólicamente abrir la puerta a sus intenciones de buscar algo más que ser funcionaria estatal.

Y ahora, en este año afianza la que ella misma define como una de las relaciones más necesarias, la que tiene con la prensa.

Al calor de la –pre pre pre– campaña que se vive en 9 de los estados para nombrar gobernadores y con el fantasma de la paridad de género azotando a los candidatos de la testosterona, Olivia Salmón tiene más certezas que buenos deseos.

Y aunque de buenos deseos estuvo bordada la tarde de esa comilona —con irónica entrada de tlacoyos, mole de caderas, arroz, mezcal y vino tinto— también se dejó ver un lado íntimo de la exfuncionaria.

Sentada en la hermosa residencia que compartió por décadas con su difunto esposo, el Coronel Rafael Moreno Valle Sánchez, retomó su infancia como alumna del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (CENHCH). 

Recordó esta etapa de su vida para replantear que la disciplina le llegó como una de las alumnas que hacían los mosaicos monumentales en cada participación de fiestas patrias en la Ciudad de México. “Un error de cálculo y dejábamos chimuelo al Zaragoza que formábamos en el mosaico”.

La disciplina y la cautela que aprendió de esas dinámicas es hoy parte del día a día que la llevó a estar entre los convidados por Morena para ser parte de los perfiles encuestados rumbo a la Coordinación de la 4T en Puebla.

Y la exfuncionaria estatal llegó hasta acá porque  no es de dar pasos en falso. 

Tampoco de aceptar espacios de segundo plano.

No tiene otro cometido que lograr la candidatura a la gubernatura de Morena en 2024.

Pero es realista y si no llegara a ese espacio sabe que ya tiene hecho un gran salto.

No olvida a quien la impulsó, no olvida las dos grandes pérdidas que tuvo en 2022, como ella misma lo recalcó, su esposo, Rafael Moreno Valle Sánchez y su jefe político, Miguel Barbosa Huerta.

Se le quebró la voz al solo retomar el momento en que ambos partieron.

Es de bien nacidos ser agradecido, dice la sabiduría mexicana. 

Y Olivia Salomón no olvida sus orígenes ni quien la llevó a donde está hoy en día.

Y recuerda y recalca que Barbosa fue quien la impulsó, la ingresó en su gabinete y vio de qué estaba hecha. 

Pero Olivia Salomón se hizo sola. Basta con ver cómo acaparó el espacio entre los perfiles femeninos de la 4T, fue prudente para promocionarse y aún así aparece prácticamente en todos los sondeos.

Y esa prudencia también evita que se adelante a cualquier pronóstico.

“Vamos a esperar al lunes”, dice prudentemente.

Aunque en todo el encuentro solo mencionó un nombre que pudiera llevar unos pasos adelante y en caso de que el género sea masculino. 

“Puede que sea Nacho”, admitió, brevemente. Claro, también puede que sea Olivia. 

Hasta ahora todo puede ser. 

Pero como dijera la aspirante. 

Todos esperamos al lunes de definiciones.

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Edmundo Velázquez

Es egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y cursó la maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos...