El presidente municipal de Tepeaca, José Huerta Espinoza, tiene muy enojados a los tianguistas de su municipio.

La semana pasada el viernes 24 de febrero salió nervioso a descartar que hubiera descontento entre los comerciantes y que era prácticamente falso que estuvieran movilizándose esperando solo la llamada para protestar en Casa Aguayo.

Por supuesto no pasó. Y no fue precisamente por la habilidad de José Huerta.

Imagínense. Qué pena sería que los comerciantes de Tepeaca, el terruño del gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina vinieran a reclamarle a su paisano por lo mal que los gobierna José Huerta.

Pero la cosa no es para menos.

Durante su periodo como presidente municipal y diputado de la región Sergio Salomón Céspedes tuvo a bien pacificar el Tianguis de Tepeaca, uno de los más grandes del estado y prácticamente tan importante y más complicado que el mismísimo tianguis de San Martín Texmelucan.

Ahora, con José Huerta, Tepeaca se hunde en la inseguridad y las bandas delictivas han tenido desde el 2021 un verdadero paraíso.

Los comerciantes son quienes sufren los saqueos a los transportes de mercancías cuando viajan hacia la plaza.

Pero además del robo de vehículo y el robo de carga, los delitos que más se presentan son lesiones dolosas y amenazas.

Los comerciantes están hartos y la agrupación Ignacio Zaragoza se preparaba para correr a Casa Aguayo a gritar en la sede del gobierno todos los errores que ha cometido José Huerta.

Y el viernes pasado estalló el enojo. Hubo un par de llamadas hacia la presidencia de Tepeaca y desde la misma sede del gobierno estatal para que José Huerta controlara a su municipio.

Porque, insisto, qué pena sería que los propios paisanos del gobernador no fueran controlados por el presidente municipal José Huerta.

Sería el colmo.

Horas después el alcalde de Tepeaca salió a desmentir que hubiera una organización para movilizarse a Casa Aguayo. Y, por fin, tomó la llamada a los organizadores del tianguis.

Porque ese era el enojo, si en el pueblo no los escuchaban iban a pedir la audiencia con su paisano, el gobernador.

Así que José Huerta tiene la receta perfecta para incendiar el pueblo que gobierna:

Vive engañado y de plano no ve la inseguridad en la que está sumida Tepeaca.

Ignorar a los comerciantes de la organización Ignacio Zaragoza, una de las organizaciones tianguistas más fuertes del estado.

Y creer que solamente su gobierno va sobrevivir de la buena fama de los mariscos de San Hipólito Xochiltenango.

Yo creo que la próxima llamada que reciba desde Casa Aguayo para poner en orden su demarcación no será tan gentil.