Los amigos del grupo Musicat, del Seminario de Música en la Nueva España y el México Independiente, dieron vida a una partitura del Siglo XIX que se encontraba resguardada en la Catedral de México, en la capilla de Cantores. Interpretar cada uno de los sonidos y al final grabar toda la música, les llevó más de 7 meses.
Las partituras eran del año 1843, y pertenecían a José Ignacio Triujeque. Sin embargo, nunca se pudieron plasmar en sonido, porque la capilla de música de la catedral ya había sido cerrada por falta de recursos económicos, debido a los constantes conflictos y movimientos armados dentro del país desde la Independencia, las invasiones, entre otros.
Lucero Enríquez Rubio, investigadora del Colegio de Investigadores del IEE, explicó que Ignacio Triujeque compraba música o le hacía variaciones para que la catedral tuviera sus propios canticos. Con relación a estas partituras, refirió que se trataban de un invitatorio “que es el género de obra con el que empieza un oficio de difuntos, revisamos las fotos de un libro de coro y vimos que podíamos dar vida a esa música en la manera como se hacía en el siglo XIX, intercalando el canto llano con la música de autor”, relató la investigadora a la Gaceta de la UNAM.
Se enviaron los manuscritos de transcripción de la obra a los músicos del seminario, no se permitió que nadie más trabajara en esto, solo ellos, como lo hicieron durante pandemia todo tuvo que ser de manera virtual, cada uno grabó desde su casa la parte que le tocó aunque fue complicado porque muchos no tenían un buen micrófono.
Finalmente, el estreno de este trabajo de 7 meses se hizo el pasado 27 de septiembre para conmemorar el Bicentenario de la consumación de la Independencia de México, y se realizó en la Embajada de México en Indonesia.
Aquí puedes checar el resultado y la entrevista que le hicieron a Lucero Enríquez.
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