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El Relleno Sanitario de Chiltepeque, ubicado en la ciudad de Puebla, carga con casi tres décadas de daños al ambiente y deterioro en su operación cotidiana. Desde principios de los 90’s, las administraciones municipales le dieron un cheque en blanco a la empresa RESA para hacerse cargo de los residuos sólidos de la capital poblana.

La empresa ganadora de la nueva concesión deberá mejorar el procesamiento de residuos, al montarse en el millonario negocio de ampliar el tiempo de vida de dicho espacio por 15 años.

El 6 de julio, el Ayuntamiento de Puebla aprobó el proyecto de título de la concesión para el relleno sanitario, dando la oportunidad a otras empresas de operar el manejo de los residuos sólidos. Estas se comprometerán a ampliar su vida útil, así como eficientar el tratamientos de los desechos y su reciclaje.

La concesión de RESA concluye en diciembre próximo. Se trata de una gestión que inició en 1994 y que, con el paso de los años, se destacó por sus mínimos controles de calidad en las Celdas A y B, y de un deficiente procesamiento de basura. Esto ha derivado en la filtración de lixiviados al suelo, lo cual constituye un delito ambiental y rompe con la Norma 083. Además de los daños al medio ambiente.

Uno de los casos, expuesto por CENTRAL, demuestra que la Celda B está  saturada de desperdicios que no han sido tratados de manera adecuada, ocasionando  la filtración de lixiviados al suelo –líquido altamente tóxico generado por la mezcla de basura y agua– y que podría contaminar los mantos freáticos que abastecen a la ciudad de Puebla.

De esa forma, la nueva concesión del Ayuntamiento de Puebla fija que la meta es ampliar el tiempo de vida del Relleno Sanitario de Chiltepeque. Para esto se requieren 530 millones de pesos, en una amortización que la empresa seleccionada abarcará por los 15 años de la concesión, según el oficio que aprobó el Cabildo y cuya copia tiene CENTRAL.

En el documento se precisa que los participantes deberán comprometerse a frenar las deficiencias del relleno solapadas por RESA, cumpliendo en primera instancia con “los trabajos de ampliación de la vida útil del relleno”, así como intervenir en el control de capacidad de las lagunas de lixiviados, donde actualmente se filtra dicha sustancia al suelo.

También dar una cobertura diaria de residuos; mejorar la estabilidad de taludes; clausura de celdas y control, al igual que el aprovechamiento de biogas.

Tabla de aprovechamientos y disposiciones para el ganador de la licitación del Relleno Sanitario de El Chiltepeque.
Tabla de aprovechamientos y disposiciones para el ganador de la licitación del Relleno Sanitario de El Chiltepeque.

El proyecto de título de concesión también precisa que la basura debe tratarse para mitigar el impacto ambiental y favorecer el reciclaje. La meta será el “manejo de los residuos sólidos urbanos, teniendo como fin último el reducir el número de residuos que llevan a disposición final mediante la generación de condiciones y procesos intermedios que aprovechen estos residuos”.

Para ello, se exige a las firmas contar con tecnología de procesamiento, pues actualmente las plantas de tratamiento de lixiviados y separación de residuos de RESA no funcionan.

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Para ampliar vida, necesaria la reducción de desechos y su transformación

En noviembre del 2021, Myriam Arabian Couttolenc, entonces coordinadora del Organismo Operador del Servicio de Limpia (OOSL) del Ayuntamiento de Puebla, declaró que, para ampliar la vida útil del relleno, se debe reducir la cantidad de desechos en un 76.47%, pasando de mil 700 a 400 toneladas diarias.

Indicó a La Jornada de Oriente que la mayoría de estos residuos deben emplearse para la generación de energía.

Se trata de una tarea complicada, ya que el propio OOSL informó que, en 2021, ingresaron al relleno 591 mil 864 toneladas de residuos sólidos urbanos.

Desde 2016, se advirtió que el Relleno Sanitario de Chiltepeque ya estaba al límite.  Ya no había espacio físico para construir uno nuevo, aseguró David Silva Aguilar, presidente del Consejo Ciudadano de Ecología.

Desde entonces, David Silva advirtió las serias deficiencias de RESA en atender la Norma 083, sobre evitar daños ambientales.

RESA, 28 años con el negocio de la basura

El Proyecto de Evaluación del relleno sanitario del 2008, enviado a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), detalla que el relleno inició trabajos en 1994, cuando su construcción fue concesionada al Grupo Aristos, durante la administración municipal del priísta Rafael Cañedo Benitez.

El 1 de enero de 1995, la firma cambió de razón social a Rellenos Sanitarios RESA S.A. de C.V., asumiendo la recepción y tratado de los desechos por 15 años.

El 28 de enero de 2008 —durante el último mes de Enrique Doger Guerrero como edil—, el OOSL suscribió el Convenio Modificatorio al Contrato Concesión, mediante el cual prorrogaron la vigencia hasta el 30 de diciembre del 2022.

Será en dicha fecha cuando RESA deje la administración del Relleno Sanitario de Chiltepeque a otra firma, que tendrá la misión de corregir el deterioro medioambiental.

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