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"La Carmela", de una antigua Hidroelectrica a un parque recreativo para los poblanos

- Foto: Especial / Diseño: Salvador Rugerio

Rayas hizo un recorrido por la planta Hidroeléctrica en compañía del coordinador General del IMPLAN, Gerardo Ríos para conocer el lugar que será intervenido por la SEDATU

Por Carmen González/ Yonadab Cabrera /

Las ruinas que un día sostuvieron la imponente Planta Hidroelectrica "La Carmela", hace más de 110 años, serán restauradas por el Ayuntamiento de Puebla y la SEDATU para convertirse en un espacio recreativo para los poblanos.

Ubicada al sur de la ciudad en la colonia San Isidro Castillotla, la planta que alguna vez abasteció de energía eléctrica a la zona sur de la ciudad, así como la fábrica de San José El Mayorazgo y al Complejo Textil Atoyac, revivirá sus días de gloria y será transformada en un ágora, casa de cultura, el Museo del Agua, cicloestacionamiento, mercado de artesanías y parque lineal, gracias a la inversión de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, a través del gobierno municipal de Caludia Rivera Vivanco.

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La historia de este sitio se remonta al año 1906, fecha en que inició su construcción a las orillas del Río Atoyac y estuvo a cargo del ingeniero Carlos Mastretta, una obra que buscaba el aprovechamiento de una caída de agua de 18.6 metros de altura y cerca de 10 mil litros de agua por segundo que corrían por este lugar.

Lamentablemente, este complejo Hidroeléctrico apenas y duró unos cuantos años, pues en la Revolución Mexicana tuvo que cerrar sus puertas y los túneles en los que se generaba la energía eléctrica quedaron sellados.

Rayas hizo un recorrido por la ex planta Hidroelectrica en compañía del coordinador general del Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN), Gerardo Ríos Bermúdez y se pudo observar que actualmente el complejo hidroeléctrico de más de 33 mil metros cuadrados cuyo canal principal conecta con el boulevard Carmelitas, se encuentra deteriorado, enterrado bajo la maleza, con signos de vandalismo en las paredes y túneles que un día resguardaron las corrientes de agua durante décadas e incluso se han convertido en el escenario propicio para la proliferación de la delincuencia e inseguridad.

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Sin embargo, los habitantes de la zona también reconocen el potencial del espacio pues lo utilizan para llevar a cabo actividades al aire libre. A pesar del ambiente lúgubre y desgastado que proyecta la planta hidroeléctrica, todavía conserva la grandeza de su arquitectura e importancia como parte de la historia de Puebla.

El coordinador del IMPLAN, Gerardo Ríos Bermudez, señaló en entrevista que este proyecto se realizará con recursos federales como parte del Programa de Mejoramiento Urbano, e indicó que busca la dignificación de las periferias y espacios públicos de la ciudad, como un acto de justicia social, para acabar con el rezago.

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Este proyecto puede ser el motor que ayude a detonar el crecimiento económico y la reconstrucción del tejido social, generando espacios para que la gente recupere la comunidad y que impacten en el tema. También habrá obras complementarias que abracen el proyecto de la SEDATU. En total serán más de 36 mil habitantes que serán beneficiados, esperando que se convierta en un ancla que llame la atención de los turistas”, dijo.

Distribución del centro cultural

En un periodo aproximado de 7 meses determinado por la dependencia federal, los edificios serán restaurados, preservando si arquitectura original, se eliminarán los grafitis y las áreas verdes recibirán un servicio de poda y saneamiento del río para evitar focos de infección que dañen la salud de los visitantes.

La hidroeléctrica conserva gran parte de su estructura original que no será modificada para evitar inundaciones, debido a que existe una gran concentración de agua en la zona, sobretodo en la temporada de lluvias y estará supervisada por la Secretaría de Protección Civil Municipal y Agua de Puebla.

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Cuenta con dos cascos. En el primero (donde se encontraban las compuertas que controlaban el acceso al agua) se instalará un museo de sitio para que la gente conozca el proceso de generación de energía.

Se construirá una rampa sobre el canal que acarreaba el agua hacia la hidroeléctrica, a fin de que la gente pueda apreciar el recorrido del agua que desemboca en el Atoyac. En donde se encuentra la torre principal, se construirá un museo de sitio.

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En la parte baja donde originalmente estaba la casa de válvulas se construirá el Ágora y se convertirá en un centro de atracción para llevar a cabo presentaciones artísticas y culturales; a un lado de este escenario habrá un espejo de agua. Asimismo, se implementará una plancha de concreto donde los productores, artesanos y comerciantes locales puedan exhibir sus productos y creaciones.

En uno de los extremos donde inicia el canal principal, se instalará un consultorio médico abierto a la comunidad y un taller de capacitación cuyo perfil podría estar enfocado en el ramo textil. Sin embargo, deberá determinarse en torno a los intereses de la población.

Las áreas verdes serán conservadas para que la gente pueda practicar deportes, pasar un día de campo en familia o cualquier otra actividad física.

Ante ello, los vecinos de la colonia San Isidro Castillotla han dado el visto bueno al proyecto, estableciendo dos áreas de oportunidad importantes: la visibilización de la zona y la recuperación de un espacio natural habitable donde las personas puedan construir comunidad de manera sana y segura.

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