Tragedias

ISSSTE de San Manuel pierde cuerpo de profesora que murió por coronavirus

- Foto: Especial

El hijo de la mujer ingresó al mortuorio para corroborar que el cuerpo de su madre no estaba ahí; horas después, apareció. Los trabajadores le revelaron que lo acababan de llevar en una ambulancia

Por Magarely Hernández / @magarelyhl

/ Puebla, Puebla

Horas de incertidumbre vivió Marco Antonio Villanueva cuando los trabajadores de la funeraria que entraron al mortuorio del Hospital Regional del ISSSTE, ubicado en la colonia San Manuel, le notificaron que el cuerpo de su madre no estaba. El asesor de dirección les comentó que otra funeraria se llevó por error el cuerpo que no era y después de un largo tiempo, la señora apareció junto a otras tres personas que también murieron por coronavirus: “una ambulancia acaba de traer el cuerpo”, le revelaron los trabajadores.

Josefina Villanueva, de 62 años de edad, era una maestra jubilada de Tehuacán. En días pasados contrajo el virus, pero su estado de salud se complicó y su único hijo, Marco Antonio Villanueva, tuvo que internarla en una clínica del municipio la noche del pasado lunes 22 de marzo.

En la clínica, los médicos le informaron a Marco Antonio que el estado de salud de su madre era grave, pero estable. El nivel de saturación de oxígeno cada vez bajaba más pero no la intubaron porque el único equipo con el que contaban lo utilizaron en un paciente que consideraron más grave que Josefina.

Dadas las circunstancias, se gestionó todo para que la maestra fuera trasladada al Hospital Regional del ISSSTE. Josefina llegó a la capital poblana la mañana del miércoles 24 de marzo, pero en el trayecto su saturación bajó al 32% y se terminó el oxígeno 5 minutos antes de llegar al hospital.

Cuando la bajaron de la ambulancia, el policía no quería dejarla entrar. Reconozco que el médico que iba con ella en la ambulancia empujó al policía y dijo que necesitaba de forma urgente oxígeno, narró a PÁGINA NEGRA Marco Antonio.

La doctora que recibió a Josefina le comentó a Marco Antonio que era necesario intubar a su mamá. Harían todo lo posible por salvarla, pero el diagnóstico no era alentador. Media hora después, le dijeron que había muerto.

Marco Antonio recibió esta noticia a las 10:00 horas. Mientras gestionaba los trámites correspondientes, la trabajadora social le recomendó que comprara un traje especial para que pudiera entrar a reconocer el cuerpo de su mamá; lo compró, pero nadie le pidió que ingresara al mortuorio del área covid-19, solo llamaron a los de la funeraria.

La doctora me explicó todo y me dijo las cosas como son. La trabajadora social también me atendió muy bien al igual que un médico llamado Julián. El problema fue que llegó el cambio de turno y me dejaron con el asesor de dirección de la tarde. No me trató ni bien ni mal, pero nunca me dijo que entrara a reconocer el cuerpo de mi madre, yo ya tenía el traje que me habían pedido y solo me dijo que me entregaría el cuerpo del otro lado.

Para ese momento, los trabajadores de la funeraria de Tehuacán que contrató Marco Antonio ya estaban en el lugar. Se les pidió que entraran al mortuorio por el cuerpo de la señora, pero nunca lo encontraron. Al salir, le dijeron a Marco Antonio que su mamá no estaba ahí.

Hay tres cuerpos. Dos son hombres y el otro es una señora, pero se llama Guillermina, no es tu mamá.

El asesor de dirección, cuyo nombre no recuerda, le dijo que era probable que todavía no bajaran el cuerpo de su madre, que esperara unos minutos. Los minutos se volvieron dos horas y media y al final, le pidieron al propio Marco Antonio que ingresara para reconocer los cuerpos, porque probablemente los trabajadores de la funeraria se habían confundido con los nombres y etiquetas.

Marco Antonio ingresó al mortuorio de las víctimas de covid-19 con el traje que compró y equipo de protección que le prestaron los trabajadores de la funeraria. Al abrir uno a uno los cuerpos, confirmó que su mamá no estaba en el lugar.

Había una señora que no era mi mamá. El otro señor estaba ensangrentado; el otro tenía barba.

Hora y media después de confirmar que el cuerpo de su mamá no estaba, un tío de Marco Antonio que también llegó al hospital entró para hablar con el asesor de dirección y este le reveló que, al parecer, otra funeraria se llevó el cuerpo de la señora Josefina por error.

Marco Antonio pasó horas sin saber qué ocurría con el cuerpo de su madre. Aproximadamente a las 17:00 horas, volvió a pedir hablar con el asesor de dirección: “no sabemos qué pasó con tu mamá, vamos a ver qué sucede”.

Una hora más tarde, el asesor recibió una llamada telefónica cuando se encontraba con Marco Antonio. Inmediatamente después, le dijo que su mamá estaba en el mortuorio, que siempre había estado ahí pero seguramente no buscaron bien.

Marco Antonio ingresó por segunda ocasión para reconocer el cuerpo de su madre y, efectivamente, ya estaba ahí. El cuerpo de la señora que no era su madre estaba a punto de caerse, ya no estaba en la misma posición en que él lo vio la primera vez que entró. A un costado, pusieron el cuerpo de su mamá.

Marco Antonio también observó que en el sitio dejaron una camilla que no estaba la primera vez que entró. Al salir, unos trabajadores le revelaron que el cuerpo de su madre recién había llegado en una ambulancia. ¿A dónde lo fueron a traer? Nunca supo.

Hasta las 19:00 horas, Marco Antonio pudo regresar a Tehuacán con el cuerpo de la señora Josefina.

El amor que me diste sustituyó siempre al de un padre. Eras tan sonriente y amabas a todos que hoy sé que te reúnes a mis tíos y abuelos. Te amo madre y hoy puedes irte dejándome este dolor inmenso. De todos tus años de docente se te olvidó enseñarme a vivir sin ti.

Marco Antonio es secretario general de una sección del SNTE y reconoció que acudió a gente que lo pudo apoyar para recuperar el cuerpo de su madre. En el tiempo que estuvo en el hospital vio que, por lo menos, cuatro funerarias llegaron a recoger cuerpos y está casi seguro que no es la primera vez que ocurre algo similar.

Voy a mandar un oficio a nuestro dirigente estatal para que esto no le ocurra a nadie. Estoy seguro que no soy el único y no quiero que se vuelva a repetir. Todos tenemos errores, pero esto no es un error humano, es negligencia porque hay un protocolo que se debe seguir.

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