La madrugada del 31 de octubre, dos mil personas lograron salir de sus viviendas antes de que explotara la toma clandestina de San Pablo Xochimehuacan, Puebla, provocada por huachigaseros, pero no todos tuvieron buena suerte. A un mes de lo sucedido, el saldo es de Hasta la fecha no hay ningún huachicolero o banda delictiva detenida por los hechos.
El presidente auxiliar, Paulo César Juárez solo se presentó a una reunión que vecinos organizaron tres días después, y ahí fue acusado de brindar protección a las bandas dedicadas a la extracción ilegal de gas L.P. Nunca volvió a aparecer por la zona y mucho menos brindó apoyo a los damnificados.
Aunque el gobierno de Puebla y la Fiscalía General del Estado declararon que tenían avances importantes en la investigación, hasta la fecha no hay detenidos por esta tragedia y las víctimas mortales aumentan con el paso del tiempo.
Ayer los propietarios de las casas que fueron demolidas tras ser declaradas pérdida total brincaron el acordonamiento que mantienen las autoridades de los tres órdenes de gobierno en la Zona Cero y exigieron que les regresen sus terrenos sin importar las condiciones porque se niegan a ser reubicados.
El saldo
Abimael Eduardo Zamorano, de 32 años, fue la única persona que murió instantes después de la explosión. Su cuerpo fue encontrado a un costado de su vivienda, la cual estaba destrozada.
El Secretario de Salud informó que en total 17 personas fueron hospitalizadas. Un par de días después tres fueron dadas de alta.
De los 14 heridos que quedaron ocho estaban muy graves y, de estos, cinco fueron intubados. La noche del 3 de noviembre Praxedis Martínez, de 62 años, se convirtió en la segunda víctima mortal de la explosión.
Andrea, de 17 años, fue la tercera hospitalizada en perder la vida, y la tarde del martes 9 de noviembre murió Azucena, de 43 años. Luego, tras permanecer 10 días intubado, falleció Pedro, también de 43 años.
Praxedis, Andrea, Azucena y Pedro eran integrantes de la familia Bolaños al igual que la mayoría de los hospitalizados. Los sobrevivientes de esta familia viven en una casa de campaña que instalaron afuera del Hospital de Traumatología y Ortopedia Rafael Moreno Valle para estar al pendiente de lo que requieran los médicos porque lo perdieron todo.
Durante varios días, una pequeña de tres años que fue dada de alta del Hospital del Niño Poblano permaneció en las instalaciones del DIF, pues sus padres también resultaron heridos.
Actualmente solo se mantienen cuatro personas hospitalizadas. Tres de ellas con estado delicado y uno más grave.
Sesenta y cuatro casas fueron pérdida total y hasta el corte del pasado 24 de noviembre 59 ya habían sido demolidas. En tanto, de las 175 viviendas que presentaron daños moderados 55 ya fueron liberadas a sus propietarios.
Debido a que estas casas fueron construidas en una zona de riesgo por los ductos de Pemex, el gobernador Miguel Barbosa anunció que las viviendas demolidas serán construidas, pero en otra zona.