Tragedias

29 de septiembre de 1975: En defensa propia, María Elena Calderón le disparó a su marido

- Diseño: Sam Navarrete

La esposa de Rosendo Salazar declaró que su pareja estaba bajo el influjo del alcohol cuando llegó a la casa y, al negarse a acompañarlo para comprar bebidas alcohólicas, la amenazó de muerte con un cuchillo y una pistola

Por Eloy Rodríguez Linares/@linares_eloy

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En el piso de la cocina se encontraba el cuerpo sin vida de Rosendo Salazar, de 48 años, varios de los muebles tenían manchas de sangre por los impactos de arma de fuego que recibió cuando su esposa le disparó con un revolver calibre .45.

La madrugada del 29 de septiembre de 1975, el agente del Ministerio Público, Manuel Zenteno, llegó a la Sección B, número 13, de la Unidad Guadalupe para iniciar con el protocolo del levantamiento del cadáver de Rosendo.

El cadáver tenía la masa encefálica de fuera y, a un centímetro de su ojo izquierdo, presentaba una herida de bala que le provocó un orificio en la región occipital. El cuerpo también contaba con un impacto de arma de fuego en el pecho y varias lesiones en el cuello por un objeto punzo cortante.

La esposa de Rosendo, María Elena Calderón, declaró, a los agentes del Ministerio Público, que en defensa propia asesinó a su marido porque, al estar en estado de ebriedad, intentó agredirla con un cuchillo y un arma de fuego.

En defensa propia

De acuerdo con la versión de María Elena, su marido la comenzó a insultar cuando llegó a la casa y, después de negarse a acompañarlo para comprar bebidas alcohólicas, la amenazó de muerte. En ese instante, Rosendo Salazar fue a la cocina por un cuchillo, pero su esposa se lo arrebató y lo hirió en el cuello. Al tener en la mano el utensilio de cocina, la mujer lo lanzó atrás del refrigerador.

Molesto por la lesión que sufrió, el marido de María Elena fue por el revólver que guardaba en su recamara para matarla. Sin embargo, su esposa lo volvió a alcanzar y, después de forcejear en la cocina, le quitó el arma.

Al quedar sin el revólver, Rosendo se lanzó contra María Elena, pero su esposa le disparó y lo hirió en el rostro. El agresor volvió a recibir otro impacto de arma de fuego cuando intentó incorporarse e insultó a su pareja.

Cuando María Elena vio a su marido sin vida, dejó en el trinchador la pistola y llamó a su hija para abordar, junto con su nieto, un taxi que las llevó a la casa de su hermano en San Martín Texmelucan.

Después de escuchar la historia de María Elena, su hermano se puso en contacto con el abogado Raúl Ortiz, quien informó, mediante una llamada telefónica, a la Delegación de Policía, el suceso que ocurrió en la vivienda de Rosendo.

Archivo negro 25 09 21

Testigos del crimen

Horas después, María Elena regresó al domicilio en donde sucedió el asesinato para declarar su versión del crimen y entregarse a las autoridades. Los policías ministeriales también detuvieron a Lucía Rodríguez y a Victoria Salazar, testigos del homicidio.

Ante un juez del Ministerio Público, Lucía declaró que, después de la media noche, María Elena fue a buscarla para que la ayudará a estacionar el taxi de su marido porque se encontraba en estado de ebriedad.

Después de aparcar el vehículo, Lucía acompañó a sus vecinos a su casa y, minutos más tarde, regresó a su domicilio. Al poco tiempo, Victoria y su hijo la visitaron porque Rosendo comenzó a golpear a María Elena. Ambas mujeres volvieron a la vivienda en donde sucedía el pleito y, al estar enfrente de la puerta, escucharon unos disparos.

Al analizar las evidencias del asesinato, las autoridades explicaron que, a simple vista, el homicidio ocurrió en defesa propia, pero tampoco descartaban la posibilidad de un crimen por motivos pasionales.

(Con información de Eduardo Garzón Valdés, periodista del periódico El Sol de Puebla.)

 

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