Tragedias

“Cuido de mis pacientes como si fuera mi familia”; este es el testimonio de Eli, una enfermera del Hospital de La Margarita

- Foto: Especial

En plena pandemia de covid-19 se dio el festejo del Día de la Enfermera este 2021; este día Elizabeth Saira, una de las enfermeras que laboran en el IMSS, relató cómo ha sido acompañar a sus pacientes y sus familias en estos difíciles momentos

Por Magarely Hernández / @magarelyhl

/ Puebla, Puebla

La enfermera del IMSS, Elizabeth permitió que, antes de morir, su paciente con covid-19 se despidiera de su familia. “Gracias porque pude ver a mi marido impecable, como a él le gustaba estar”, le dijo la esposa del paciente.

Elizabeth Saira tiene 28 años de edad; es madre de un niño de tres años y, a pesar de que dentro del instituto se dice que las nuevas generaciones ya no hacen su trabajo con vocación, ella es una de las pocas enfermeras que cuida de sus pacientes como si fuera su propia familia.

Hace cuatro años logró entrar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y tiene dos años trabajando en el Hospital de La Margarita. Desde el inicio de la pandemia, le ha tocado estar en primera línea de atención durante la pandemia de coronavirus.

He llorado con ellos. Yo entiendo perfectamente que quisieran abrazar a su esposa, abuelito, papá, tío, primo y no pueden. En ocasiones platico con ellos (con sus pacientes) y les digo que le echen muchas ganas, que van a salir adelante, pero cuando están muy mal, también les habló y les digo que se vayan tranquilos, que ya descansen.

El señor, por ratos, estaba consciente pero muy inquieto. Logró proporcionarle a la enfermera el número telefónico de su esposa y ella le prometió que haría una videollamada para que pudiera ver a su familia. Antes de llamar, Elizabeth le cambió las sábanas a su paciente, le limpió la cara con toallitas húmedas y lo alistó para el último encuentro de su vida. Horas después, el señor murió.

Con la llegada del covid-19 su rutina, dice, cambió por completo. Al salir de casa ya no viste su perfecto uniforme blanco. Llega al trabajo vestida de civil y ya en el hospital se transforma con todo el equipo de protección: uniforme, bata quirúrgica, bata sobre bata, guantes, cubrebocas y careta. Cuando su turno finaliza, nuevamente se cambia, pero al llegar a casa, prácticamente se desnuda en la puerta e, inmediatamente, se dirige al baño para darse una ducha. Sus uniformes van directo al cloro y los zapatos los deja afuera.

No ha sido fácil. En el hospital de La Margarita desde hace años se trabaja bajo condiciones de hacinamiento y el coronavirus solo llegó a complicar lo que parecía que ya no podía estar peor. Todo esto, ha provocado que Elizabeth, por mucha vocación que tenga, quiera salir corriendo de ese hospital. Ya metió su cambió para el Hospital de Traumatología y Ortopedia, pero han pasado meses y no llega.

Esta joven enfermera dice que para ella su trabajo representa cuidar de los pacientes como si fuera su propia familia; ponerse en el lugar de todas esas personas y entender la situación que están viviendo. La mayor satisfacción que puede recibir no es el pago ni las prestaciones que otorga el instituto, sino el agradecimiento y las bendiciones enviadas por sus pacientes y familiares.

He llorado con ellos. Yo entiendo perfectamente que quisieran abrazar a su esposa, abuelito, papá, tío, primo y no pueden. En ocasiones platico con ellos (con sus pacientes) y les digo que le echen muchas ganas, que van a salir adelante, pero cuando están muy mal, también les habló y les digo que se vayan tranquilos, que ya descansen.

"Eli", como le dicen de cariño, tuvo su mayor reto como enfermera cuando su esposo se contagió de covid-19 en el trabajo. Paradójicamente, no fue atendido en el IMSS porque las dos veces que fue a su clínica con dolor de cabeza y temperatura le dijeron que era una infección. Ella, segura de que era coronavirus, lo llevó a un médico particular y no solo le corroboraron que estaba infectado, sino que estaba muy grave y lo tuvieron que hospitalizar.

Tomó la decisión de atender a su esposo en su casa. Le compró el oxígeno, los medicamentos y mandó a su mamá, hijo y hermano a la casa de su abuelita. No los vio durante un mes porque ella también dio positivo, pero fue asintomática.

Este 6 de enero se conmemora en México el Día de la Enfermera. En esta ocasión, el aplauso y admiración para esta noble y tan importante profesión es doble.

El desgaste físico no importa, ese lo reponemos durmiendo, pero el emocional, ese no hay forma de recompensar.

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