La vida de la profesora Marilú Aguilar Morales cambió por completo la noche del 10 de febrero de 2017. El exceso de velocidad provocó que el conductor del autobús SUPRA en el que viajaba de Puebla a Chignahuapan perdiera el control. Ella estaba en el asiento 17 pero la unidad no contaba con cinturones de seguridad y salió proyectada. El derrape del autobús causó que una puerta se desprendiera y su pierna quedó prensada. Fue arrastrada por algunos metros hasta que la perdió.
Han pasado cuatro años desde aquel terrible accidente y hasta la fecha la empresa responsable no ha pagado los daños porque una Jueza de Chignahuapan argumentó que también es víctima debido a que su autobús se dañó. A pesar de que la compra del boleto incluye un seguro médico, el chofer huyó del lugar y la empresa nunca solicitó apoyo al número de emergencias.
#VIDEO La noche del 10 de febrero de 2017 la profesora Marilú perdió una extremidad en un accidente automovilístico cuando viajaba de #Puebla a #Chignahuapan. pic.twitter.com/SY3QqAxeTd
— La Página Negra (@LaPaginaNegraMX) June 22, 2021
Marilú recuerda que eran aproximadamente las 23:30 horas cuando ocurrió el accidente. Sin embargo, en ese momento el autobús número 6002 no era conducido por el operador principal. Debido al exceso de velocidad, el chofer perdió el control y se salió del camino. La unidad rebotó y se reincorporó a la carpeta asfáltica, pero derrapó y finalmente se volcó.
Marilú viajaba en el asiento número 17 y admite que no portaba el cinturón de seguridad porque el autobús no contaba con esta protección para los pasajeros. Tras el impacto, ella salió proyectada y cayó a la altura de la segunda puerta del autobús, pero al derrapar, la puerta se desprendió.
La pierna de Marilú quedó prensada y fue arrastrada hasta que finalmente se desprendió de su cuerpo. La maestra narra que siempre estuvo consciente y sintió el momento en que perdió su extremidad.
Luego del accidente, pasó otro autobús y ahí escapó el conductor. Se fue sin siquiera pedir ayuda. Marilú fue auxiliada por dos hermanos, quienes le colocaron un torniquete con una playera para evitar que siguiera perdiendo más sangre.
Debido a que Marilú nunca perdió la consciencia, llamó por teléfono a su mamá para explicarle lo que había ocurrido. Después, los hermanos originarios de Chignahuapan también hablaron con la señora para decirle que no se trataba de una broma. Era urgente que pidiera ayuda porque su hija estaba mal.
Los paramédicos de Zacatlán llegaron aproximadamente una hora después. Por la cercanía, primero llegaron técnicos en urgencias médicas de Tlaxco, Tlaxcala y ellos le colocaron otro torniquete.
Los paramédicos del SUMA de Zacatlán tuvieron que romper uno de los cristales del autobús para poder atender a Marilú. Debido a que ya se les había informado la gravedad, llegaron con sangre para hacer transfusiones. Luego, Marilú fue trasladada al Hospital General.
Marilú denunció a la empresa responsable: Autotransportes Tlaxcala Apizaco Huamantla S.A de C.V (ATAH). Sin embargo, hasta la fecha no ha recibido ningún tipo de apoyo. La Juez de Chignahuapan resolvió que ATAH no debe pagar porque no actuó con dolo y también fue víctima debido a que su autobús resultó con daños considerables.
A cuatro años de lo ocurrido, Marilú sigue en búsqueda de justicia y de que los responsables paguen, en medida de lo posible, todo el daño que le causaron.
En la zona, las quejas contra los autobuses de ATAH son constantes. Usuarios reportan accidentes por exceso de velocidad, mala atención, unidades sucias y hasta han sido víctimas de asaltos.
Con información de Agencia Sierra Norte.