Delincuencia

Poblana narra cómo fue prostituida por su pareja en Tenancingo y la 14 Poniente

La víctima tenía 15 años cuando, en Tenancingo, Tlaxcala, conoció al hombre que años después la explotó sexualmente - Foto: Especial / Diseño: Víctor Garay

M.G.P.S tenía 15 años de edad cuando conoció a Javier P.R., el hombre de 38 años de edad que la explotó sexualmente. Primero la enamoró y convenció de ser su novia. Su relación duró tres años porque cuando el hombre comenzó a ser agresivo, ella decidió dejarlo, pero un año después se volvieron a encontrar y retomaron el noviazgo. Cuando la víctima tenía 18 años, Javier le pidió que trabajara en la 14 Poniente con la promesa de que con ese dinero comprarían un auto de agencia y una casa

Por Magarely Hernández / @magarelyhl

/ Puebla, Puebla

Vas a ganar mucho dinero, me vas a ser fiel. Vamos a hacer una vida juntos, nada más no me falles porque el día que lo hagas soy capaz de golpearte tan feo que te vas a acordar de mí o soy capaz hasta de matarte. El trabajo es que tengas relaciones sexuales con hombres, las cuales van a durar 10 o 15 minutos. No vas a dar besos ni caricias. A lo que vas. Cierra los ojos y te aguantas.

M.G.P.S fue explotada sexualmente durante cinco meses por su pareja sentimental en hoteles ubicados en la 14 y 6 Poniente, en el centro de la ciudad de Puebla. Ella tenía 15 años cuando conoció a Javier P.R., quien es 23 años más grande que ella.

La mamá de la joven de  18 años de edad se percató que algo no andaba bien con su hija. Dejó sus estudios en Enfermería, se arreglaba diferente y de repente comenzó a llegar con bolsos y zapatos nuevos. Sin consultarle, internó a M.G.P.S en una clínica pensando que tenía problemas de adicción. Ahí, su hija le reveló que fue víctima de explotación sexual y tras recibir la orientación adecuada, decidió denunciar los hechos.

La Unidad de Investigación Especializada en Trata de Personas de la Fiscalía de Secuestro y Delitos de Alto Impacto inició la carpeta de investigación CDI/300/2018/FISDAI. Ahí, la víctima narró cómo conoció a Javier y este la convenció para sostener relaciones sexuales con otros hombres a cambio de dinero.

Javier era su instructor de gimnasio

M.G.P.S tenía 15 años cuando se inscribió con su tía al gimnasio Pérez, ubicado sobre la calle Ayuntamiento en San Miguel Tenancingo, Tlaxcala. Ahí conoció a Javier P.R., un hombre de 38 años de edad que dijo ser el instructor y dueño del gimnasio.

Desde el primer día Javier se acercó a la víctima. Le puso su rutina de ejercicios y después le preguntó qué día y a qué hora iba a regresar al gimnasio. También le pidió que fuera sola porque su acompañante tenía cara de enojona.

La adolescente acudió al gimnasio varios días. A veces iba acompañada de su tía, otros días de su prima y luego fue con su mamá. Un día, Javier habló con la mamá de M.G.P.S y le pidió permiso para que su hija cargara imágenes religiosas en las fiestas de Tenancingo.

La menor ya lo había hecho en otras ocasiones, así que su mamá aceptó. La única condición que puso fue que Javier la recogiera y fuera a dejar a su casa. Y así fue.

Luego de ese evento, Javier le mandó mensajes a la menor. Le dijo que estaba muy guapa, era joven y le insistió para que fueran novios. Ese mismo día, M.G.P.S aceptó comenzar una relación con él.

En ese entonces, la víctima estudiaba en el Centro Escolar Gregorio de Gante, ubicado en la junta auxiliar de San Jerónimo Caleras. Al tercer día de hacerse novios, Javier la llevó a la escuela. Él era propietario de una combi de la ruta Flecha Azul y ese día le tocó manejar en la mañana.

Una semana después Javier le pidió a su novia sostener relaciones sexuales. Le dijo que se verían temprano en el centro de Tenancingo y que llevara otra ropa en su mochila para que se cambiara el uniforme. Ella siguió las instrucciones, pero al llegar a un hotel ubicado en Tlaxcala le dijo que no quería tener sexo.

Él le dijo que si no accedía era porque no lo amaba y la convenció. Luego fueron a comer y la llevó al zoológico a bordo de su automóvil Peugeot color negro.

Conforme avanzaron las semanas, Javier le pidió a la menor videos pornográficos, fotografías de ella desnuda con poses eróticas y la grabó mientras sostenían relaciones sexuales. También le cambió su nombre, porque le dijo que el de ella no le gustaba.

Por las agresiones, la víctima dejó a Javier, pero un año después se volvieron a encontrar

En una ocasión Javier la invitó a una fiesta en su casa. Ahí, M.G.P.S conoció a su esposa e hijos. Ese día Javier no fue el hombre romántico que solía ser cuando estaban juntos, la trató como una invitada más. Cuando la llevaba de regreso a su casa, ella le cuestionó su comportamiento y él comenzó a agredirla. Le dijo que si le volvía a reclamar algo la iba a dejar porque no aguantaba a niñas chillonas.

La menor entró en depresión y una borrachera la llevó al hospital. Mientras estaba hospitalizada pidió a sus familiares que le hablaran por teléfono a Javier, un amigo. El hombre contestó, pero dijo no conocer a M.G.P.S. Cuando volvió a verla le dio una cachetada porque le había advertido que su familia no debía enterarse de su relación.

En 2015 la víctima decidió poner fin a su noviazgo con Javier. Durante este tiempo, ella concluyó su bachillerato y entró a estudiar Enfermería en la escuela Emmanuel, ubicada en el Centro de la capital poblana. Un año después, ella y Javier se volvieron a encontrar en Tenancingo.

La víctima ya tenía 18 años cuando se reencontró con Javier. Él le dijo que nunca dio por finalizada su relación, que la amaba y ella aceptó regresar con él. En ocasiones Javier la llevaba a la escuela, pero ya no en el Peugeot, sino en un auto BMW nuevo.

En una ocasión, él le dijo que si estaba segura de continuar con sus estudios porque había gente que conseguía mucho dinero sin tener licenciatura. Le dijo que podía hacer dinero fácil si se iba a Tijuana o a Estados Unidos. El trabajo era sostener relaciones sexuales con otros hombres.

La víctima no aceptó, pero Javier le insistió durante meses. La volvió a manipular diciéndole que si no lo hacía era porque no lo amaba. También le prometió que con ese dinero se comprarían un carro de agencia y una casa. Todo era para el futuro de su relación.

En marzo de 2017, M.G.P.S accedió a su propuesta de trabajo.

La víctima fue explotada en hoteles de la 14 Poniente y 6 Poniente

Javier le dio instrucciones muy precisas a la joven. Debía acudir al Hotel México ubicado en la 14 Poniente para tener los encuentros sexuales. El acto debía durar máximo 15 minutos, solo una posición porque si querían otra eran 50 pesos más y por cada encuentro cobraría 500 pesos.

El desnudo era de la cintura para abajo, si los hombres querían la parte de arriba debía cobrar otros 300 pesos. Le compró una blusa de encaje color roja, un pantalón de mezclilla y le pidió que usara peluca de cabello rubio y zapatillas. También le dijo que si encontraba a algún conocido se escondiera y no contara nada sobre su vida.

Al llega a la 14 Poniente las otras chicas que estaban paradas ahí le dijeron que, primero, debía hablar con el encargado del hotel. El señor le dijo que solo anduviera caminando por la calle y cuando entrara con un cliente debía pagarle 50 pesos. El cuarto se rentaba por 150 pesos. Ella solo se quería con 100.

M.G.P.S acudía a dicho lugar solo sábados y domingos y en ocasiones entre semana. Al día tenía 10 clientes y ganaba aproximadamente 2 mil pesos. Todo se lo entregaba a Javier.

“Él me decía que le tenía que dar el dinero porque con eso compraríamos una casa para nosotros y estaríamos bien. Me decía que le echara muchas ganas para que hiciera mucho dinero. En ese lugar trabajé como dos meses porque Javier vio que era poco el dinero que le entregaba a la semana y me dijo que me cambiara de lugar”.

La joven se trasladó a la calle 6 Poniente entre la 9 y 11 Norte. Ahí los encuentros sexuales serían en el Hotel Sevilla. Javier le exigió 5 mil pesos o, de lo contrario, la mandaría a Tijuana a trabajar.

Su mamá la interna en una clínica y ahí cuenta la verdad

M.G.P.S trabajó en este hotel por tres meses. Su mamá pensó que tenía problemas de adicción porque notó que tenía un comportamiento distinto. Llegaba con bolsos y zapatillas y ella le dijo que trabajaba en una zapatería, pero su madre no le creyó.

La madrugada del 28 de junio de 2018, la mamá de la joven llevó a una licenciada y otras dos personas a su casa para que internaran a su hija en una clínica ubicada en Santa María Xonacatepec.

“En ese lugar les platiqué lo que me había pasado y les dije que no me drogaba. Me hicieron análisis y me dieron terapias para que ya no buscara a Javier porque me hicieron ver que era codependiente de este sujeto y que me manipulaba. Me hicieron abrir los ojos y se enteró mi mamá de todo lo que este sujeto me había hecho, pero me dijo que le echara ganas para que saliéramos adelante. Al ver que cuento con el apoyo de mi madre y demás familia como tíos, me presentó a formular la denuncia contra Javier”.

Esta denuncia fue realizada en 2018 ante la Fiscalía de Puebla. Por el momento, se desconoce cuáles fueron los resultados de esta investigación y si Javier y sus cómplices, hermano y padre, también denunciados, fueron detenidos.

La víctima ingresó por voluntad propia a un refugio para recibir la ayuda y terapia necesaria.  

 

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