Delincuencia

Denuncian por acoso sexual a directivo del Club Alpha 2 de Puebla

- Foto: Especial / Diseño: Salvador Rugerio

Julián González Ramos es director general en el Club Alpha y despidió a una de las instructoras de fitness porque no aceptó acceder a lo que él le pedía; Lili decidió denunciarlo por acoso sexual, pero la denuncia no procedió porque el dictamen psicológico no mostraba afectaciones en ella

Por Magarely Hernández / @magarelyhl

/ Ciudad de Puebla

Para no afectar la relación laboral que tenían desde hace varios años, Lili toleró comentarios subidos de tono que casi a diario le decía Julián González Ramos, uno de los directivos del Club Alpha; sin embargo, llegó un momento en que la instructora de fitness se sintió acosada sexualmente y decidió presentar la denuncia ante la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE). Un mes después, fue despedida de su trabajo por recorte de personal.

Aunque fue intimidada por su agresor, Lili, como la llamaremos para proteger su identidad, decidió continuar con el proceso legal. No obstante, el Ministerio Público le dijo que su denuncia no procede “porque la perito en Psicología determinó que no se ve afectada”.

Yo decidí continuar con la denuncia porque ya no tenía nada que perder, ya había perdido mi trabajo, que es por lo que otras compañeras no han querido denunciar. Ahora me siento muy mal, tengo mucha impotencia, no sé cómo quieren verme para que mi denuncia pueda proceder”.

Lili es madre soltera. Desde hace más de 11 años se dedica a dar clases de fitness y hace cuatro años la llamaron del Club Alpha 2 para que nuevamente trabajara con ellos y aceptó.

Ahí conoció a Julián, quien fungió como su jefe inmediato directo. Durante este tiempo ambos concretaron varios proyectos con éxito y su relación era tan buena que lo llegó a considerar un amigo.

En entrevista con PÁGINA NEGRA, Lili explicó que los problemas comenzaron hace un año. Cada que ella terminaba sus clases, Julián subía a su salón y le hacía comentarios como “te traigo ganas” o “quisiera darte una arrastrada”.

Lili le externó a Julián que no le gustaba la forma en la que le hablaba y dice que, incluso, las mamás de sus alumnas se percataron que siempre subía al salón y le dijeron que la mirada de ese hombre era muy incómoda.

También me hablaba de las mamás de mis alumnas, que estaban bien nalgonas y cosas así”, recordó Lili en entrevista con PÁGINA NEGRA.

La víctima reconoció que Julián le propuso sostener una relación y ella, por un momento, se sintió obligada a aceptar e incluso lo pensó, pero se enteró que este hombre, el cual ya estaba divorciado, embarazó a una secretaria que trabaja en el mismo club. Así que evadía sus propuestas y decidió continuar solo como amigos. Él, en cambio, siguió presionando.

Siempre me hablaba por teléfono para cosas del trabajo, pero al final me decía que si ya lo había pensado bien”.

Hace ocho meses, a Julián lo nombraron director general dentro de la estructura del club. A pesar de ya no tener una relación laboral directa con Lili, le seguía llamando por teléfono para preguntarle cómo estaba. “De salud ya sé que bien, ¿pero de lo demás?”, le dijo en una de esas llamadas.

 Yo le dije que él ya tenía una relación con la secretaria y que se me hacía una falta de respeto que me siguiera hablando así, entonces me dijo: ‘Si no me vas a hacer caso ya dime de una vez. Pero te atienes a las consecuencias’”.

Lili no aceptó y entonces comenzaron las represalias en su contra. El nuevo director general envió un escrito para prohibir trenzas en mujeres, tener el cabello pintado y usar lycra de color, tenían que ser negras y en caso de no cumplir con lo anterior, se harían acreedores a una sanción. Ella lo tomó como un ataque directo a su imagen en el trabajo ya que usa trenzas, se tiñe el cabello y usa ropa deportiva colorida.

Me molestó mucho que se metiera con mi imagen, con mi trabajo, pero al final lo tuve que hacer. Yo ya me portaba más seria con él, pero ya me estaba atacando en mi trabajo”.

Pero las represalias continuaron. En una ocasión, Lili fue citada a la oficina de Julián. Ahí estaba todo su equipo de trabajo, todas mujeres y la empezaron a cuestionar sobre su plan de trabajo durante la pandemia. Al final, le dijeron que no cumplía con las expectativas y de 16 clases que tenía a la semana solo la dejaron con 2.

También en un solo mes le levantaron tres actas administrativas: supuestamente por quitarse la careta y dejar entrar a su clase a más personas de las permitidas: si no las quieres firmar te arreglas con Recursos Humanos, le advirtieron y terminó firmando.

Lili da clases, entre otras cosas, de pilates y twerking, ha salido en programas de televisión y recientemente hizo un trabajo para la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).

A pesar de las presiones aguantó esta situación por meses hasta que enfrentó a Julián y frente a dos coordinadoras le dijo que el problema con ella era personal. A los 15 días fue despedida.

Mucho antes de salir del club, Lili decidió denunciar a Julián por acoso sexual. Esta situación la mantuvo en secreto y solo se lo comentó a dos de sus compañeras de trabajo, las cuales también han recibido insinuaciones de este hombre, pero una de ellas no quiere denunciar para no perder su trabajo y la otra ya no labora en el club y no quiere “meterse en problemas”.

En promedio, al mes Lili ganaba 15 mil pesos y cuando la despidieron solo la querían liquidar por un monto 8 mil pesos así que no aceptó y está por presentar una demanda laboral.

El pasado 2 de enero, Lili y Julián fueron citados en la FGE para tratar una posible conciliación. Frente a las autoridades y en compañía de una abogada del club, el acusado trató mintió y negó el acoso sexual. Incluso mencionó que ambos sostuvieron una relación sentimental. Después dijo que la despidió por recorte de personal pues de los 100 profesores que tenían solo se quedaron con 60.

Nunca anduvimos, yo le dije que no cuando me enteré que embarazó a esta chava. (…) la verdad fue muy difícil para mí tenerlo ahí enfrente, trataba de intimidarme con su mirada, pero yo decidí continuar con el proceso, ¿ya que podía perder? Las otras no quieren denunciar por miedo, porque siguen trabajando ahí, pero a mí ya me habían despedido”.

El día que presentó la denuncia, a Lili le hicieron dos pruebas psicológicas. Una de ellas consistía en dibujarse debajo de la lluvia y la otra fue una prueba de colores.

Este jueves 7 de enero nuevamente acudió con el Agente del Ministerio Público, el cual le dijo que su denuncia ya no procede porque la perito en Psicología determinó que no se ve afectada; es decir, probablemente está mintiendo.

El Ministerio Público le recomendó seguir intentando, pero ya le advirtió que le pedirán más pruebas. Incluso, es muy probable que tenga que entregar su celular para revisar los mensajes que el agresor le enviaba.

Después de esta noticia se acercó a la Secretaría de Igualdad Sustantiva y fue atendida por un asesor, el cual únicamente le dijo que continúe con el proceso.

¿Sabes cómo me siento? Llegué a mi casa temblando de impotencia porque no me creen. No sé cómo quieren verme para que la denuncia proceda. Las autoridades todo el tiempo nos están diciendo que denunciemos, yo quise hacer las cosas bien y mira con lo que me salen. La verdad no sé qué hacer”.

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