Ya decíamos que era bastante bueno para ser verdad. Creíamos que al menos algo haría bien el alcalde de Huauchinango, Gustavo Vargas antes de dejar el cargo.
Gustavo Vargas decidió rehabilitar los túneles que se encuentra abajo de la ciudad y que van de la parroquia al zócalo y al Centro Escolar Betancourt, los cuales fueron clausurados a mitad del siglo XX.
Hasta aquí todo pintaba muy bien, era un proyecto novedoso y que seguramente atraería al turismo, sería una nueva atracción del municipio catalogado como Pueblo Mágico.
Pero al alcalde de Huauchinango no le pasó por la mente que una intervención así requeriría de los permisos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para preservar el patrimonio histórico y por supuesto al no tener las licencias de intervención, violó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas.
Ahora a esperar a que le den los permisos, mientras las obras están clausuradas, en las entradas se alcanzan a ver los sellos del INAH, mientras que el tiempo se le acaba al alcalde.