Puebla, 19 de abril del 2024

La pandemia me trajo aquí

Por Betzabé Vancini / /
La pandemia me trajo aquí
Foto: Central

Tú, yo y el Ello...

Diez meses de pandemia nos han orillado a todos a confrontar nuestros peores miedos, a estandarizar medidas de higiene que antes ni nos cruzaban por la cabeza y a aceptar que la salud mental es una necesidad fundamental en nuestro día a día. Es entonces que comenzamos un nuevo año con esta frase que he escuchado en varias consultas: “La pandemia me trajo aquí.”

Puede ser que la pandemia te haya llevado al consultorio de tu psicoterapeuta de confianza, o al sillón de tu psiquiatra al sentir que la depresión regresó, o bien, que la ansiedad se volvió un monstruo imposible de sosegar. Tal vez llegaste a ese lugar porque te diste cuenta de que tu relación de pareja se sostenía solo de los hilos de la costumbre, o la convivencia 24/7 durante meses, fue la oportunidad perfecta para por fin dar el paso hacia el divorcio. Quizá durante esta larga cuarentena te percataste de que tu relación con tu cuerpo o con la comida o la bebida no es la mejor.

Como sea que hayas llegado hasta el día de hoy, estoy segura de que fue un largo camino. Pérdidas, problemas de salud, falta de empleo, separaciones, muertes, violencia familiar, entre muchas otras cosas, han sido los temas que durante los últimos casi 11 meses hemos abordado en terapia. Y no es para menos pues no hay nada más efectivo que una experiencia cercana a la muerte para poner nuestra vida en perspectiva.

No obstante, a pesar de las pérdidas, de la angustia y de todo el terror que la pandemia despertó en cada uno de nosotros, hay también aprendizajes valiosos durante todo este tiempo. Hace unos días pregunté a mis seguidores de Twitter qué habían logrado durante la pandemia, o bien, a qué lugar insospechado los había conducido el encierro y hubo gran variedad de respuestas. Hubo quienes se clavaron en la necesidad de lograr algo y decidieron inscribirse a un diplomado, maestría o bien, que ‘aprovecharon’ en encierro para meter más materias y acabar pronto su licenciatura. Hubo quienes se volvieron gamers; quienes crearon el hábito de leer; también hubo quien descubrió que eso de la cocina no era tan difícil; quienes se volvieron enfermeros de un ser querido; quienes aprendieron a generar ingresos de forma creativa o descubrieron algún talento que podía monetizarse. Sin embargo, algunas personas fueron más allá de la búsqueda de productividad o entretenimiento y buscaron o redescubrieron mejores formas de conexión humana: recibí historias súper lindas de parejas que en el encierro por fin tuvieron tiempo para poder reencontrarse, para volverse a amar, para recordar por qué se habían elegido. Esta pandemia también hizo que buscáramos nuevos lenguajes para hacerle saber nuestro cariño a alguien: no fue raro ver celebraciones de cumpleaños por Zoom o caravanas de coches llevando regalos a las escuelas por el día del maestro, o profes entregando de casa en casa detalles para sus alumnos pequeños.

Los diez meses de pandemia también fueron un curso intensivo de paternidad y maternidad combinado con ser docente en casa: revisar tareas, trabajos, enseñar a los hijos habilidades sociales que normalmente aprenderían en la escuela, etc. A los niños y niñas les dio tiempo invaluable para conocer a sus padres, conocerlos de verdad fuera de horas de oficina o de llegar a casa con la prisa de preparar todo para el día siguiente.

La pandemia llevó a mucha gente a terapia, pero siempre por las razones correctas: sentirse mejor, estar mejor, relacionarse mejor. La pandemia nos llevó a ver las cosas también desde una perspectiva más realista, a darnos cuenta de que la vida humana es frágil y que no tenemos garantía de cuánto más vamos a estar aquí.

Para mí eso fue una gran llamada de atención para empezar a vivir mi vida fuera de las horas de trabajo, para atesorar y cuidar a mi familia, para darme la oportunidad de compartir una vida en pareja sin estar dejando todo para después.

La pandemia me trajo aquí: a ser una terapeuta cada vez más humana, más consciente de la fragilidad, más congruente conmigo misma, agradecida con todo lo que mi trabajo me permite hacer, y siempre asombrada de la resiliencia con la que enfrentamos las cosas como humanidad. La pandemia me trajo esperanza aun dentro del caos.

Y a ti ¿a dónde te llevó la pandemia?

Como siempre, estaré atenta a todos tus comentarios y preguntas vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl. También puedes encontrarme en los episodios del podcast ‘Psicoterapia para llevar’ disponible en Spotify, YouTube y todas las plataformas de podcast, nos encuentras en Twitter como @psicopallevar