Puebla, 12 de diciembre del 2024

Síntomas de inmadurez emocional

Por Betzabé Vancini / /
Síntomas de inmadurez emocional
Diseño: Central

Tú, yo y el Ello...

Afortunadamente, a últimas fechas se habla mucho sobre responsabilidad afectiva, que se define, básicamente como hacernos cargo del efecto que tienen nuestras palabras y acciones en las emociones de otras personas. Quizá el ejemplo más común sea este: que comiences a salir con alguien y tanto en palabras como en acciones, le des a entender que estás buscando una relación seria y que, al final, te desaparezcas sin dar explicación o que cuando te pidan la explicación salgas con algo como “no sé qué era lo que esperabas o por qué pensaste que quería algo serio.” ¿Te suena?

Ya sea que hayas aplicado esto de buscar “el vacío legal” o dar por hecho acuerdos de manera tácita sin hablarlos, o bien que te haya tocado padecer que te apliquen cualquiera de estos procedimientos, el hecho es que es una importante falta de responsabilidad afectiva y ésta, a su vez, es un síntoma de inmadurez emocional.

Lamentablemente, la madurez emocional no está ligada a la edad, ni a la experiencia necesariamente, sino que viene de lo que cada persona decide hacer con su historia de vida, sus emociones y su forma de cuidar sus relaciones con quienes le rodean.

Es por esto, que he preparado esta columna enlistando los síntomas de inmadurez emocional:

  1. Huir de los problemas: las personas que no han tenido una maduración adecuada de sus emociones suelen evadir los problemas de cualquier tamaño y de cualquier índole. Frecuentemente, esto hace que los problemas crezcan y que tengan que enfrentarlos cuando ya es demasiado tarde o cuando ya les explotaron en la cara. Esta conducta se manifiesta en la pareja, en la familia e incluso en ambientes laborales en los que la persona “se esconde” para no tener que hablar sobre los conflictos o sobre lo que está sucediendo que incomoda a quienes le rodean.
  2. No saber gestionar tus sentimientos y evadirlos: ya sea que las emociones sean demasiado abrumadoras y te desborden, o que no sepas bien cómo manejar lo que sientes. Evadir tus sentimientos sólo te llevará a no poder reconocer y atender tus necesidades, así como no ser capaz de poner límites asertivos y firmes a quienes te rodean. En muchos casos, esta evasión de emociones se hace a través de la adicción; ya sea a sustancias, alcohol, compras, sexo, experiencias intensas, etc., el punto es no contactar con lo que sientes. La lección aquí es aprender que no importa cuán lejos corras, no puedes huir de ti.
  3. Tenerle miedo al compromiso: si tienes más de 25 años y una constante durante tu vida ha sido no poder echar raíces o huir de todo aquello que te comprometa a quedarte o a dar la cara —un trabajo fijo, comprar una propiedad, formalizar una relación—, déjame decirte que hay un problema de madurez que trabajar. Los compromisos son parte de la vida adulta y es perfectamente normal que éstos sean transitorios, es decir, las relaciones terminan, cambiamos de trabajo o de ciudad, pero eso es distinto a no poder tener un noviazgo de más de tres meses o no poder establecerte en ningún lugar por miedo a formar vínculos. Esto podemos verlo en adultos que nunca terminan de estudiar y brincan de un posgrado a otro, sin hacerle daño a nadie; en gente que dura menos de seis meses en cada empleo que tiene; pero también podemos verlo en hombres que tienen uno, dos o tres hijos con diferentes personas y que no se hacen cargo de ninguno de ellos, ni económica ni afectivamente y sólo buscan pretextos para huir de las responsabilidades tanto de la pareja como de la paternidad.
  4. No ser capaz de vincularse afectivamente con alguien: muchas personas creen que ser desapegadas es una virtud, y lo es; siempre y cuando el desapego sea sano. Es decir, cuando existen el afecto y el vínculo, pero no existen desde la dependencia o la necesidad. Sin embargo, las personas que son incapaces de vincularse, de querer, de preocuparse o acercarse a alguien más o que verdaderamente no sienten NADA por quienes les rodean, tienen una forma de trastorno de personalidad y también reflejan su inmadurez emocional al no ser capaces de conectar con otros seres humanos. Hace mucho ya que se descartó la idea absurda de que ser únicamente racionales y dejar de lado lo emocional “nos hace superiores” a otras personas.
  5. No hacerse responsable de los vínculos afectivos: aquí entra una famosa frase que odio con todo mi ser que dice algo como ‘yo soy responsable de lo que digo, pero no soy responsable de lo que tú entiendas.’ Es importante entender que nuestra presencia en la vida de alguien, nuestras palabras y nuestras acciones tienen consecuencias. Entender que las palabras y las acciones provocan sentimientos, expectativas y que, cuando simplemente nos desaparecemos o le dejamos la responsabilidad a la otra persona de lidiar con sus emociones en soledad, es tanto como invalidad su percepción y su experiencia. Sí somos en parte responsables del efecto de nuestra presencia en la vida de quienes nos rodean.
  6. No ser recíproco/a/e en tus relaciones: está más que claro. En esta vida hay quienes toman más de lo que pueden dar o bien, quienes se dedican descaradamente a sacarle provecho a quienes les rodean. La falta de reciprocidad no sólo es una característica de inmadurez emocional sino también uno de los síntomas más importantes del trastorno narcisista, caracterizado por la manipulación y la explotación de quienes les estiman. Ninguna relación humana, ni de pareja, ni familiar, ni de amistad, puede florecer si no hay reciprocidad.
  7. No aceptar tus errores ni pedir perdón: empecemos por entender que la perfección no existe y que el error es parte de la experiencia humana. Todos/as/es nos equivocamos, el valor del error está en tener la madurez de aceptarlo y de disculparnos, incluso de enmendar el daño que hayamos causado con nuestra equivocación. Si lejos de aceptar con humildad tus errores, te pones a la defensiva, neceas, hieres, o aplicas eso de “yo siempre tengo razón aún cuando no tenga razón”, lamento decirte que tienes MUCHO que trabajar en tu autoestima. Un ego grande siempre esconde una autoestima pequeña y muy herida.
  8. Hacerse la víctima: victimizarse es una forma de manipulación, es poner a quienes te rodean en una situación de desventaja en la que tienen que darte un trato especial, ser condescendientes contigo y acceder a tus condiciones. Hay personas que hacen de sus vidas verdaderas tragedias griegas y que acostumbran aquello de “echarse al piso para que les levanten” pues de esta manera mantienen control sobre los demás. El asunto es que al final las víctimas cansan, dan flojera y la mentira (o exageración) se ve descubierta. Las personas que manipulan a través de la victimización suelen quedarse solas a la larga.
  9. No mostrar empatía: la falta de empatía es uno de los síntomas más graves que puede exhibir una persona, pues da indicios de una personalidad narcisista o incluso, pistas de una conducta sociopática. La empatía no sólo va dirigida hacia otros seres humanos sino también hacia los animales y hacia el mundo que nos rodea. Si una persona es incapaz de sentir empatía por el sufrimiento ajeno, sea de quien sea, o es incapaz de compartir la alegría de sus seres queridos, es una enorme muestra de falta de madurez emocional, de egoísmo y en algunos casos, hasta de una conducta desintegrada que tiene muy mal pronóstico.
  10. Ser incapaz de hacer introspección: quienes no son capaces de mirar dentro de sí mismos/as/es y reconocer sus dolencias, sus creencias, sus fracturas y sus fallas, no son capaces tampoco de trabajar en reconstruirse ni en transformarse.
  11. Creer que es muy tarde para cambiar: creer que porque tienes x años o una determinada situación de vida ya no estás a tiempo de cambiar tu conducta o tu forma de vincularte con quienes te rodean habla de inmadurez, pero también de falta de valentía para afrontar el reto que supone el propio crecimiento. Cambiar y crecer es difícil, sí; y no se logra en un día, toma tiempo y requiere compromiso y esfuerzo, pero créeme, lo que viene después de eso es siempre mejor que lo que hay.

¿Te reconoces en alguno de estos síntomas? ¿Reconoces a alguien cercano a ti? Nunca es tarde para trabajar en ti y tener una vida plena. La inmadurez emocional traerá siempre consigo el desgaste de tus relaciones interpersonales, la sensación de un vacío constante y la soledad. A veces se necesita mucho más coraje para crecer que para mantenerte en una vida que claramente no te hace bien y no le hace bien a quienes te rodean.

Como siempre, estaré atenta a tus preguntas y comentarios. Tanto en Twitter como en Instagram me encuentras como @psicobetza

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