En los primeros días de marzo del 2022 tendría que llevarse a cabo la consulta popular para la revocación del mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Eso si logra organizarse el 3% necesario de la población para solicitar formalmente al Instituto Nacional Electoral (INE) que se lleve a cabo. Las firmas deberán recolectarse prácticamente ya, del 1 de noviembre al 15 de diciembre.
Igual que pasó en la consulta popular del pasado 1 de agosto, un fracaso, por cierto, para que este ejercicio sea válido, deberán participar al menos el 40% del listado nacional, si esto no pasa, el presidente terminará su mandato el 30 de septiembre del 2024, como lo marca la Constitución.
Si llegamos hasta ese momento y los resultados son en contra de López Obrador, el presidente del Congreso asumirá la presidencia de forma provisional y dentro de los siguientes 30 días el Legislativo nombrará a quien concluirá la Presidencia.
En el país, desde agosto, comenzaron a instalarse los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, divididos en cada uno de los distritos electorales y encabezados por “morenistas encabezados”.
Hay que decir que en Puebla empezaron ya muy tarde. Apenas el pasado 15 de octubre se tomaron protesta a los primeros en liderar estos comités: Claudia Rivera e Ignacio Mier Velazco.
La toma de protesta coincidió con el arranque de los gobiernos municipales en todo el estado, el cierre del proceso electoral, y a la apertura de uno nuevo, no oficial, el del 2024.
En esta estructura está también Carlos Evangelista, a quien ya había dado yo por muerto luego de que lo relegaron en el Congreso de Puebla (sin participación en la Junta ni comisiones importantes).
Esta estructura, aunque parezca un trampolín para el 2024, sólo podrá usarse oficialmente unos cuantos meses, hasta marzo del próximo año, pero mientras en Puebla puede servir para reagrupar a Morena, que anda bastante desperdigado.
La pregunta es ¿qué grupo se lo quedará y al final cómo quedarán divididos?
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Todos a quienes les pregunto sobre la elección interna del PAN me contestan lo mismo. No importa de qué team sean, ya sea que estén con Genoveva Huerta o con Augusta Díaz de Rivera.
La elección estará bastante cerrada y estará a prueba, no quién convence a más militantes, sino quién tiene una mejor estructura.
Quienes apoyan a cada equipo también tienen sus quejas eh. Los que están con Tití, reclaman que su candidatura haya sido tan apresurada, y los que están con Geno reclaman la intrusión del morenovallista Jorge Aguilar Chedraui.
Pero, es lo que hay.