En cuanto ganó la alcaldía de Puebla, el pasado 6 de junio, todos supimos que Eduardo Rivera se convertía enseguida en el candidato natural al gobierno para el 2024.
Así que su gobierno será la antesala para poder llegar a la sucesión gubernamental. No sólo estará a prueba en términos de capacidad para gobernar, también en cumplimiento de acuerdos y en capacidad política.
Ya vimos esta vez con la reelección grandes fracasos. El más grande el de Claudia Rivera, quien fue castigada por lo poco que pudo hacer en desarrollo de la capital.
Otros como el alcalde de Atlixco, Memo Velázquez y la de San Andrés Cholula, Karina Pérez Popoca, quienes incumplieron los acuerdos a los que se comprometieron en su primera elección, y fueron vapuleados.
Rivera Pérez la tiene difícil, porque, además de haber llegado con el apoyo del PRI y PRD, con quien tendrá acuerdos por cumplir, también necesitar incluir a los panistas que no pertenecen a su grupo político.
En primera instancia, veremos si cumple el acuerdo de entregarle al tricolor la Secretaría General, que en una columna pasada les dije qué sería para Karina Alcalá.
Al PRD, aunque no le cumpla, tampoco es que aporte algo.
Con Acción Nacional tiene un arma de dos filos. A finales de este año se renovará la dirigencia así que necesita congratularse con los militantes. Y, después, en tres años buscará ser postulado para el gobierno, o mínimo la reelección.
A su vez, Lalo Rivera siempre ha cobijado a quienes integran a su grupo políticos. Tal vez por esta ocasión será necesario que muchos de ellos aguarden si quieren construir un proyecto aún más grande.
Por cierto, se tomó ya la decisión de que Carlos Montiel sea el coordinador de regidores.