Quienes cubrimos temas de seguridad pública llevábamos meses escuchando quejas del grupo de funcionarios públicos, provenientes en su mayoría de Chiapas, quienes llegaron con Raciel López Salazar a la Secretaría de Seguridad Pública de Puebla.
Raciel López Salazar, el secretario de Seguridad Pública llegó con bajo perfil. Eso tiene que decirse. Había quienes incluso lo describían como “un impresentable”. Así que evitaba apariciones en prensa eventos públicos y aparecía lo mínimo a cuadro.
De entrada llegó apresurado con una rápida salida del vicealmirante Miguel Ildefonso Amezaga Ramírez. De aquél marino no podemos decir más que fue una de las peores decepciones en el gabinete estatal.
De Raciel López Salazar, pues no podemos decir más que su salida se veía venir. Ya estaba muy cantada.
Ardelio Vargas Fosado lo recomendó y Ardelio Vargas Fosado lo grilló.
Parece que el actual subsecretario general de Gobernación de Miguel Barbosa Huerta hizo un mal cálculo cuando recomendó a López Salazar. Quizá no le midió las uñas.
A los pocos segundos de que lo colocó vino inmediatamente una marea de funcionarios originarios de Chiapas, quienes asumieron el control que los Marinos de Amezaga nunca tuvieron. Los Marinos, que habían hecho pésimo trabajo en Puebla rápidamente fueron superados por la estructura de Raciel.
Ahí vino el problema. Nuevamente los policías poblanos, la estructura policial local, ubicó las malas mañas de la gente de Raciel y se sintió menos. Provocó movimientos, se empoderaron los críticos escondidos la mayoría en redes sociales.
Pero lo que sí fue una constante, fue la denuncia de detenciones ilegales. Raciel López Salazar y sus funcionarios reprodujeron la ya muy conocida movida del “chaleco”. Dieron la pantalla de ser efectivos.
Es más a su estructura comenzaron a llamarla “Los Chiapalecos”.
¿Si entendemos el juego de palabras? Chiapanecos + chalecos. Okey... Chiste malo. Pero así se les ubicaba.
Quizá las detenciones de SSP eran muchas y las podrían presumir a montones. Pero no eran efectivas. Los líderes de algunos grupos delictivos simplemente ingresaban al penal y salían en pocos meses con un buen abogado. ¿Por qué? Porque a pesar de que se tenía el contexto de una cabecilla o un grupo delictivo, jamás se hacía una detención bien sustentada y por lo tanto tampoco podía ser bien integrada por la Fiscalía General del Estado ya que no contaban con elementos para mantenerlos tras las rejas.
Algo más ocurrió. Hubo un enfrentamiento interno entre la estructura de Raciel López Salazar y aquellos que dentro de la SSP habían sido recomendados y reforzados por Ardelio Vargas Fosado.
“Los Chiapalecos” se hicieron de muchos enemigos, no solamente entre los uniformados estatales que filtraban cuanto error tenían, si no también la estructura que es fiel a Ardelio Vargas Fosado, y que esperaba que algún día fuera nombrado Secretario de Seguridad Pública.
Esto no pasó y cuando se hizo formal el ingreso de Ardelio Vargas Fosado al gabinete de Barbosa solamente se le dejó en una subsecretaría.
Y desde entonces se venía jugando el Clásico Puebla contra Chiapas en la Seguridad Pública de Puebla.
Era Ardelio contra Raciel. La división comenzó a notarse desde inicios del 2021.
Los errores tácticos fueron muchos. Y cada vez fueron más evidentes, como pasó con la ejecución de dos agentes estatales en la zona de Jolalpan en marzo pasado. En el mismo mes se generó un conflicto en la zona de la calle 46 cuando estatales fueron golpeados por locatarios, quienes se defendieron al momento en que los iban a detener con droga que les había sido sembrada. Vino después el video en el que se exhibía a elementos estatales golpear a ancianos en la zona de Venta Grande, en Huauchinango, Puebla.
Así que el viernes se desató la salida de Raciel y todos sus mandos. La orden fue tajante desde el gobernador Miguel Barbosa. Se iba él y toda su estructura.
El primer cambio que se dio fue un fulminante mensaje. Llegó a C5 al área de la Subsecretaría de Administración Lidia Araceli Gómez Santillán, recomendada de Ardelio Vargas Fosado. Ella tendría el acceso concreto de qué se hizo y no se hizo con los fondos de la dependencia.
Y a continuación vino el efecto dominó. Salió Pedro León Toro, subsecretario de Coordinación y Operación Policial, luego Jaime Padilla Barrientos, director General de Grupos Especiales y uno de los hombres más cuestionados por sus prácticas. Y después Karina Sauceda, directora de Vialidad Estatal, a quien también había colocado Raciel López Salazar como adorno ya que toda la mafia se encontraba entre los subordinados.
Después de la salida de todo el grupo Chiapas la pregunta ahora es quién sustituirá a Raciel López Salazar.
Durante el fin de semana se barajearon varios nombres. Primero el nombre obvio, Carla Morales, exfuncionaria cercana a Vargas Fosado que jamás consiguió suplir a Lourdes Rosales en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Puebla Capital a pesar de los decretos del Gobierno de Puebla.
Luego salió el nombre de Omar Álvarez Arronte, priista que estuvo como titular de Seguridad Pública en Puebla cuando fue presidente municipal Enrique Doger Guerrero. Pero quizá quien soltó el nombre erró de Omar.
Porque ayer comenzó a nombrarse a otro, a Omar García Harfuch, pero pues básicamente él se mantiene como secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México en el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Hasta ahí se han rolado los nombres. Aunque, poco se ha anotado que actualmente está como encargado de despacho Rogelio López Maya, quien también está vinculado a Vargas Fosado y quien ha sido su hombre de confianza.
El pronóstico de algunos, no lo eche en saco roto, es que Rogelio López Maya se quede como titular de SSP ante la urgencia de mantener a la estructura útil y mandos que, aunque sean cuestionados, por lo menos sean conocedores de la tierra que pisan. Y cuenta con el aval de uno de los hombres en los que más confía el gobernador Barbosa.
Pero, por lo pronto, el largo partido Puebla contra Chiapas en materia de seguridad, lo ganaron los locales.