Puebla, 25 de abril del 2024

El héroe de San Pablo Xochimehuacan

Por Edmundo Velázquez / /
El héroe de San Pablo Xochimehuacan
Foto: Central

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Hace meses, el comandante José Luis Mendoza Cid, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Puebla Capital, cayó hospitalizado.

Él como muchos uniformados de la Policía Municipal se contagió en horas laborales.

Su puesto, como supervisor nocturno, provocaba el estrés básico para que el coronavirus tuviera una perfecta incubadora en su cuerpo.

Incluso terminó hospitalizado y después fue intubado. Sentía que no la contaba.

Pero mejoró. Fue casi un milagro el que haya regresado de una muerte segura por covid-19.

Y retomó su tarea como supervisor nocturno.

Fue hasta la madrugada del domingo 31 de octubre que volvió a tener el fantasma de la muerte de frente.

Ese tufo a muerte ahora era gas LP.

Después de la alerta que llegó alrededor de las 2:00 de la madrugada al número 911 de emergencias, por el penetrante aroma a gas en San Pablo Xochimehuacan, corrieron minutos decisivos.

Parte de la chamba de Mendoza Cid es coordinar las unidades de la Policía Municipal ante cualquier imprevisto u operativo de último minuto.

Es como un hombre orquesta. Se convierte en los ojos de  toda Puebla Capital por la noche.

Él fue el supervisor nocturno, o Centinela, como se le conoce en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Puebla, que se encontraba laborando en la madrugada domingo.

Pensó rápido y cuando tuvo confirmado que había una densa nube de gas entre las calles Gasoducto, Ferrocarril, Benito Juárez y otras más de la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan, Mendoza Cid solicitó que fueran liberados dos camiones de la Policía Municipal que usualmente sirven para el traslado de personal.

Los camiones sirvieron para comenzar una evacuación inmediata minutos antes de la explosión.

Y a la Policía Municipal le siguió Protección Civil del Estado y la ciudad de Puebla, Policía Estatal, Sedena, Guardia Nacional y Cruz Roja. Ocurrió un trabajo coordinado que evitó una tragedia peor.

Y sin saberlo, por puro instinto, el comandante Mendoza Cid se volvió un héroe.

Se movilizaron en una evacuación de dos colonias y el Hospital de Traumatología y Ortopedia a dos mil personas en el trabajo coordinado que comenzó con esa solicitud de los dos camiones.

Hasta el momento, el reporte de muertes desde el gobierno de Puebla se mantiene breve y escueto.

“Salió barato”, dirían aquellos de sangre fría. En la Zona Cero hasta el momento solamente se tiene el reporte oficial de un persona que falleció en las explosiones en cadena, once heridos y 55 casas destrozadas.

Sería una pena que el Ayuntamiento de Puebla Capital no reconociera que uno de sus uniformados el héroe de San Felipe Hueyotlipan.

Pero, ¿quiénes han sido los villanos?

La bandas delictivas que están perfectamente ubicadas, que han rentado y comprado terrenos, que mantienen amedrentados a los vecinos de la zona, quienes han construido túneles, como si fueran silenciosas hormigas, para conectarse a las tomas de gas LP.

El mapa de los puntos donde ocurrieron las tres explosiones en Xochimehuacan simplemente repiten zonas ya conocidas, colonias ya marcadas por la maldición de que pase por ahí un gasoducto.
infopágina zona cero


La reacción en cadena tras el estallido inicial, dicen fuentes de Protección Civil, pudo originarse por el gas que se había encapsulado en rincones de túneles escarbados en la zona. Quizá algunos olvidados, otros ignorados por la FGR, por Petróleos Mexicanos, entre calle y calle de Xochimehuacan. En esos predios que fueron clausurados hace años y que siguen siendo utilizados para conectar ductos con pipas, como la que estalló la madrugada del 31 de octubre que servía para cargar tanques de 20 kilos.

¿Son las autoridades federales y su abandono, su olvido, su apatía, las otras villanas en la tragedia de San Pablo Xochimehuacan.

Parece que sí.

Irónicamente, ayer, la FGR Puebla boletinó que se iniciaba una carpeta más por los hechos de Xochimehuacan.

Otra carpeta que seguro se quedará en la punta del cerro de investigaciones que simplemente no avanzan mientras los vecinos del norte de Puebla duermen sobre una bomba de tiempo.