Puebla, 17 de abril del 2024

Morir siendo Policía Estatal en Puebla

Por Edmundo Velázquez / /
Morir siendo Policía Estatal en Puebla
Foto: Central

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El 6 de agosto murió el oficial de la Policía Estatal, Eduardo Romero Blanco.

Su hijo lo dio a conocer a través de las redes sociales y anunció su funeral en la población de San Antonio Miahuacán, en Coronango.

El aviso corrió rápido entre sus compañeros, y entre ellos mismos vino la duda de cuándo se cumplirán los acuerdos del último movimiento laboral realizado por los uniformados para mejorar sus condiciones.

El 2 de junio del 2020 comenzó el paro de labores entre los uniformados estatales y tres días después se conjuró su huelga de brazos caídos.

Pero los acuerdos establecidos en la minuta firmada por las autoridades estatales solamente se quedaron en papel.

Papel que firmaron Carla Morales y Ardelio Vargas Fosado, quienes encabezaron la negociación por parte del Gobierno de Puebla.

El oficial Romero murió tras caer enfermo.

No, no murió por covid-19 a pesar de los altos contagios en la última semana en Puebla, y la falta de sensibilidad de mandos medios que mantienen a los uniformados en operativos, concentraciones y asistiendo a laborar sin los cuidados contra los contagios.

Durante su funeral tocó la banda de guerra de la Policía Estatal Preventiva, sus compañeros acudieron a despedirlo y su familia, ahora,, enfrenta el gasto de su funeral.

Gastos que, en teoría, desde hace un año, según los acuerdos del último movimiento laboral de los uniformados, debería de pagar la SSP.

A pesar de que a los Policías Estatales se le prometió un apoyo por gastos funerarios de hasta 50 mil pesos, la familia del agente Romero aún no recibe noticias de sus jefes inmediatos ni algún tipo de beneficio o apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública.

La familia Romero tampoco sabe qué ocurrió con la promesa del seguro de vida, por 242 mil pesos al que, según esa minuta de junio del 2020, tendrían que recibir los uniformados.

A 14 meses del último movimiento de los uniformados estatales, los acuerdos encabezados por el hoy subsecretario de Gobernación se quedaron solamente en un papel.

Hasta la fecha, en los últimos 14 meses, ninguna familia de un policía ha recibido este beneficio prometido por las autoridades.

Ahora la familia del oficial Eduardo Romero no solo enfrenta el dolor de su pérdida.

Morir siendo policía estatal en Puebla, ya sea por enfermedad o en el campo de acción, implica también dejar una deuda a tu familia.