Puebla, 19 de abril del 2024

La apestosa fragancia de los “perfumistas” gaseros

Por Cesar Rios Hernández / /
La apestosa fragancia de los “perfumistas” gaseros
Fotos: Central

inte ElefanteBlanco

Al inicio de este mes, el gobierno de nuestro país anunció con bombo y platillo la entrada en vigor sobre el control de precios del gas licuado de petróleo, conocido como gas LP. Obvio, desde el primer anuncio hubo reclamos de los sectores industriales y empresariales que manejan este inflado negocio, varios “explotaron” de coraje y otros se “desinflaron” por la anunciada fuga de sus ganancias, sobre todo porque el gobierno va a empezar a vender su propio gas con el nombre de “Gas Bienestar”. Pero entonces, ¿esta decisión de gobierno es noble y buena de facto? ¿Cualquier reclamo o crítica sólo puede venir de los enemigos del gobierno?

Pocos medios hablan con objetividad de este asunto (que ha enrarecido el ambiente), los empresarios hacen un justo reclamo, al mencionar que no es bueno para el país un control de precios, pues más de la mitad de gas LP es importado y manejado con precios internacionales (por la oferta y la demanda). Hasta ahí, el sector privado tiene toda la razón, además México aún no es autosuficiente en la producción de gas, de hecho, la producción de gas nacional NO se ha incrementado, como para andar presumiendo de “generosos”, pues aún la nueva empresa del gobierno tendrá que pagar por gas importado y en dólares.

Es una verdad absoluta que la libre competencia es sana, además de que la oferta y la demanda deberían ser “la pauta” para la determinación de precios, pero entonces ¿por qué “huele a gas”? La parte “apestosa” de este asunto radica en que los precios en nuestro país no están manejados por la libre competencia, sino que el 80% de la venta y distribución del gal LP está controlada por ocho familias, o sea, un hediendo y fétido oligopolio (fuente: reporte de Adn40, realizado en 2017 https://www.youtube.com/watch?v=rkeST6K5U1s ) ¡con privilegios de “perfumistas”, peor que el olor a zorrillo!

Entonces, ¿“papá” gobierno está en lo correcto al controlar los precios y crear una empresa propia? ¡PUES NO! Tampoco era la mejor solución, para empezar, la empresa “Gas Bienestar” todavía no cuenta con la infraestructura suficiente para hacer llegar a todo el país el gas que se requiere, y aun asumiendo que todo el gas fuera 100% nacional, la historia de las últimas décadas nos dice que cuando el gobierno se quiere comportar como empresa “benefactora”, se vuelven ineficientes, debido a la burocracia y a las inevitables mafias sindicales. Pregunte por ahí, que se requiere para ser un “servidor público” y la “cuota” que se debe pagar para ser un feliz y perpetuo burócrata (claro, no aplica para todos), sin duda aún quedan unas pocas empresas de gobierno, transparentes y sin nepotismo. ¡Se vale soñar, crédulo lector!

En conclusión, la intención de bajar los precios de gas LP es buena, PERO la forma en que el gobierno quiere hacerlo no es benéfica en el corto plazo, pues en algún momento tendrá que subsidiar los precios para mantenerlos bajos y esto con cargo al erario ¡nadie gana! Tal vez, lo más viable, es acelerar la producción de gas LP nacional para no tener que seguir importando. Entonces, si el gobierno quiere competir con el sector privado para mantener los precios bajos, sería más equilibrado y equitativo, además de permitir que más empresas privadas participen en la distribución del gas (sin privilegios para nadie), para acabar con el nauseabundo oligopolio existente.

El Diálogo de hoy: – entre trabajadores gaseros –

T1.- ¿Ya te enteraste? Ahora tenemos más competencia. El gobierno también ya va a empezar a vender gas.

T2.- Sí, lo sé, pero las “mañas” seguirán un buen rato más: tanques medio llenos, gas con aire y el “agandalle” del gas robado.

T1.- Pero igual, nuestro trabajo peligra, ¡nos van a dar gas!

T2.- Tranquilo, más bien hagamos el intento de trabajar para el gobierno, nos ira bien… podríamos ser unos burócratas felices, con muchas prestaciones y un sindicato “de verdad”, manteniendo al nuevo “don perpetuo”.

T1.- No lo había pensado así, entonces lo de “bienestar” es medio engañoso, ¿verdad?

T2.- Así es, además me acabo de enterar que el gobierno no podrá usar ese nombre, porque ya fue registrado hace unas semanas por un empresario.

T1.- ¡Ah, caray! Pura pestilencia… aun para ayudar al pueblo. Mejor me voy consiguiendo un anafre.