Puebla, 17 de abril del 2024

En pánico

Por Yonadab Cabrera / /
En pánico
Foto: Central

yonachinguen ident

Ahora comprendo esas escenas de película de Hollywood cuando le das delete a un archivo.

Ahora comprendo el pánico, la ansiedad, la angustia y todo el miedo que genera borrar un archivo, el contenido de tu trabajo, el trabajo de toda la gente que labora contigo.

Horas y días de trabajo de todos los colaboradores. Imaginaba lo peor: la histeria e intensidad de Viridiana “¡Estás toto, borraste tooooodo. Ahora lo escribes de nuevo. Ya, ya, ya, ya. Rema, rema, rema, reeeeema!”, imaginaba sus peores gritos e histeria.

Eran las 12 de la noche, del jueves 4 de noviembre, estaba terminando de revisar una nota y al anotar la cabeza del texto en nuestro registro de notas, ocurrió lo peor: borré todo el contenido de ese registro, cabezas, horas en que se hicieron las notas, fotografías, videos.

Todo se borró, todo en un jueves a las 12 de la noche, ni siquiera iba a dormir si me ponían a guardar de manera manual de nueva cuenta cada cosa. Estaba a punto de llorar, no daba cuenta de lo que había pasado.

La función de deshacer no estaba activada en mi celular, ningún botón funcionaba, empecé a sudar frío; me vi sentado en mi escritorio copiando nota por nota, estaba entrando en pánico.

Nada funcionaba, ni loa tutoriales de la amiga Sam Navarrete, las capturas de pantalla del paso a paso para recuperar el contenido del archivo, nada es nada.

Pero de pronto apareció la amiga Lupita con su halo de luz, inmaculada mujer, y con su tono suave, paciente y tranquilo escribió: “Ya lo resolví, ya recuperé el contenido de toda la base de datos. Ya podemos respirar”.

Uf, y de verdad respiré, me regresó el aliento, el color, la sonrisa y pude dormir después de media hora de pánico.

Moraleja:

Métanse a cursos de computación, no sean huevones cómo yo.

¡Claro! chinguen al guapo.