Vida y Estilo

Elena Garro, la escritora poblana cuyo talento fue apagado por Octavio Paz

- Foto: Internet

El escritor estuvo casado con ella, y en esa relación dejó ver su machismo porque siempre se negó a que ella escribiera o trabajara, solo la quería de ama de casa

Por Yonadab Cabrera Cruz/ @yonadi18 /
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Hoy el mundo de la literatura en Puebla y México deberían de estar de manteles largos, pues se conmemora el natalicio de la escritora poblana, Elena Garro y aunque no es muy reconocida a nivel nacional e internacional, su trabajo sentó los precedentes de la literatura moderna, pero además es considerada como precursora de la literatura fantástica a lado de Juan Rulfo.

Ella nació en la ciudad de Puebla el 11 de diciembre de 1916 y murió el 22 de agosto de 1998 a la edad de 82 años, pero su obra sigue vigente, además encabezó una fuerte corriente de mujeres dedicadas a las artes y literatura, incluso, varias de sus obras incluyen críticas al gobierno por lo que siempre intentó acallarla.

Incluso, varios críticos literarios la consideran la segunda mujer más importante en la literatura mexicana, solo por debajo de Sor Juan Inés de la Cruz, pues además de ser muy pulcra para la escritura, sus obras tenían muchos rasgos de feminismo, lucha social, reflexión y más, cosas que no solo incomodaban al gobierno sino a su propio marido.

En entrevista para Contra Réplica, Patricia Rosas Lopátegui, biógrafa de Elena Garro, relató todo el machismo que vivió la escritora a manos de su pareja Octavio Paz. De acuerdo con ella, fue la propia Elena Garro quien le contó en la serie de entrevistas que le hizo para armar su biografía cómo fue su relación con el premio Nobel de Literatura y cómo fue vivir a su sombra, aunque eso sí, nunca perdió su espíritu progresista, su ideología de izquierda y de lucha social.

Patricia Rosas mencionó a Contra Réplica que Octavio Paz siempre le decía a Elena Garro que tenía que ser el ama de casa tradicional y dedicarse a la cocina: “La mujer debe ser el regazo donde reposa el guerrero”, fueron las palabras que el escritor le decía a su esposa y que ella reconoció a su biógrafa.

 

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