El Río Atoyac era un vaso de agua que le daba vida a parte de nuestro estado. Proviene del deshielo de la Sierra Nevada y pasa por los valles de Puebla y Atlixco. Desemboca en la presa de Valsequillo y cruza los valles de Atlixco y Matamoros, por lo que se han convertido en parte esencial de la actividad agrícola e industrial del estado.
Y aunque ya no es el vaso de agua que era antes, lleno de vida y esperanza, hay muchas historias y leyendas que lo hacen aún más místico. Por ejemplo, existe una de un habitante de Puebla llamado Basilio quien un día salió a pasear con sus sobrinos, y a pesar de que solían ir de paseo al Atoyac, nunca se habían percatado de la existencia de un estanque que estaba separado del río.
El estanque tenía tonos azules y turquesas de agua cristalina, además de que había muchos peces. Tanto el tío como los niños se metieron al estanque y los peces jugaban con ellos, aunque después notaron que se comportaban de forma extraña; se dieron cuenta que habían escrito la palabra “Auxilio”.
Por supuesto, salieron corriendo y contaron lo sucedido en el pueblo. La voz se corrió de inmediato, aunque ya nadie encontró dicho estanque y se cree que cambia de lugar.
Si quieres saber más de esta leyenda, te invito a ver la siguiente cápsula.