Los roqueros son seres vanidosos que, al estar enfrente de un fotógrafo famoso, les gusta que los retraten como seres incomprendidos o antisociales; este tipo de imágenes generan un mito entre sus seguidores, porque los hace admirar su vida de millonarios y sin preocupaciones.
La vida sin excesos no tiene sentido, es quizá la frase que a las estrellas de rock los impulsó a alcanzar la fama, pues sin el dinero no pagarían todas sus excentricidades; muy pocos, al ser unas celebridades, no soportaron el vació de su existencia y optaron por el suicidio.
Las fotografías de Mick Rock nos muestran el lado superficial de las estrellas de rock, porque gracias al maquillaje, su atuendo desalineado y la escenografía, los imaginamos como personas que no encajan en su entorno social. Sin duda, el trabajo del fotógrafo es genial, y, en automático, nos convierte en admiradores de Lou Reed, David Bowie o Iggy Pop.