Tragedias
Trabajadores del sud enfrentan dos riesgos: contagiarse por el virus y ser agredidos por la población
Los miedos por la emergencia se manifiesta en formas diversas, pero muy en especial en abusos contra médicos y enfermeras. A veces, tienen tintes raciales, en países donde la industria de la salud tiene un fuerte componente de inmigrantes
Por El Heraldo de México
De Australia a España, de Filipinas a México y Estados Unidos, de El Salvador a India o de Reino Unido a Nepal, los trabajadores de la salud han sido objeto de ataques físicos y discriminación, por el temor de que sean portadores del COVID-19.
Los miedos por la emergencia se manifiesta en formas diversas, pero muy en especial en abusos contra médicos y enfermeras. A veces, tienen tintes raciales, en países donde la industria de la salud tiene un fuerte componente de inmigrantes.
He visto en Twitter a algunas de nuestras enfermeras y parteras y al personal de atención al ser escupidos y abusados por miembros del público. Por favor, sea amable con sus enfermeras y parteras porque puede necesitarlas muy pronto, señaló Ruth May, directora nacional de Enfermería en Gran Bretaña.
Hemos leído informes de enfermeras a las que se les pide que no tomen el ascensor. Se ha pedido a las enfermeras que abandonen el tren… A los conductores de ambulancias se les pide que no compren alimentos, para no contaminar a otros, acusó Amrin Amin, secretario del Interior de Singapur.
A veces se trata de actos violentos, como el caso del chofer de una ambulancia tiroteado por un hombre que lo acusó de ser portador del coronavirus en Quezón (Filipinas), o los médicos y enfermeros que fueron atacados por una multitud en la ciudad de Indore, en India.
En Estados Unidos, por ejemplo, un hombre identificado como Daniel Hall dañó las llantas de 22 vehículos de personal médico en Nueva York. Se han registrado ataques y actitudes “hostiles” de presuntos pacientes, ha reportado la prensa.
Otros son más “civilizados“, como en los casos de las enfermeras españolas y francesas que se encuentran en anuncios donde les piden que se vayan de sus casas “por su seguridad y la nuestra”.
Y no es que sea una cuestión única de esos países. El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, denunció hace 10 días en Twitter que “personal de salud del (hospital) Saldaña fueron sacados de sus viviendas. En otros países, serían héroes por todo lo que arriesgan y dejan a un lado por salvar vidas. Aquí los discriminamos”.
En Australia, la Asociación de Enfermeras y Matronas de Nueva Gales del Sur (NMA) informó que administradores de hospital pidieron a trabajadores que no usaran sus uniformes de trabajo en las calles, tras de una serie de incidentes.
Una enfermera de cuidados intensivos en el hospital Royal North Shore, dijo la NMA, fue agredida después de abordar un tren mientras usaba su uniforme médico. Otra más, “fue abucheada cuando se detuvo a cenar “, reportó la televisión australiana.
El médico Cristian Botache, de Colombia, le contó al diario El Tiempo que fue expulsado de su vivienda, “pues los vecinos le dijeron a la administradora que no toleraban vivir en el mismo lugar que un doctor que está trabajando con pacientes infectados con el virus”.
Giorgio Cometto, del Departamento de Personal de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que los trabajadores hospitalarios son “vistos como un riesgo potencial, como una amenaza potencial en lugar de ser una solución a la crisis actual”, y que se trata de un fenómeno nuevo en la atención médica.