Tragedias

#UnDíaSinNosotras Ingrid, la poblana que fue dos veces asesinada: la mató su pareja y los medios de comunicación

- Foto: Sam Navarrete

Ella era originaria de este lugar considerado la cuna de la industria eléctrica en México. Su familia que vive en el pequeño municipio, trata de llevar cada día sin ella

Por Guadalupe Bravo /@GuadalupeVBravo

/ Puebla, Puebla
Telegram

En el "pueblo de la luz" por fin salió el sol, después de días gélidos y nublados en la Sierra Norte de Puebla. Cerca de 300 habitantes recorren el camino enclavado que lleva al panteón municipal de Juan Galindo, el "Héroe de la epopeya de las piedras", para despedir a Ingrid Escamilla, a quien el odio hacia las mujeres disfrazado de amor, le arrebató la vida.

Como en cada sepelio, están presentes los heladeros para aminorar el calor, la fatiga y el dolor, pero esta ocasión es diferente; también se dirigen medios de comunicación, abogados y curiosos.

Ahora, su nombre no retumbará en la memoria de los mexicanos por ayudar a levantar los escombros del sismo del 19 de septiembre del 2017 o por ser Reina de Belleza de Necaxa de Canaditas —como también se le conoce a la localidad—, será recordada por darle rostro a la violencia de género que viven las mujeres en México.

Después de la muerte de su padre, la ex trabajadora de la presidencia auxiliar de Canaditas y licenciada en Administración de Empresas, decidió dejar su comunidad y a sus cuatro hermanas, entre ellas Ximena, su gemela, con el fin de abordar uno de los autobuses con destino a la Ciudad de México. Esa corrida le cambió la vida, pues Érick N. se sentó a su lado.

Érick N., de 46 años, era ingeniero civil en el municipio en el cual ambos nacieron. Hijo de un reconocido profesor de primaria y secundaria y de una ex trabajadora del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Él laboraba en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro hasta que a su tercer año de gobierno, el expresidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, extinguió la paraestatal dejando sin trabajo a más de 44 mil empleados, entre ellos el propio Érick.

Esta situación ocasionó una serie de problemas en todo el municipio de Juan Galindo, pues la mayoría de sus habitantes se dedicaban a la industria eléctrica y los que no, eran beneficiados indirectos de la paraestatal a través de sus comercios.

Los problemas sociales fueron recurrentes en este municipio. De pronto se desató una serie de divorcios, entre ellos el de Érick con su primer matrimonio, cuya pareja no solo sufría la decadencia de Luz y Fuerza, también los golpes físicos y psicológicos de él.

Cuando Érick inició una nueva relación, la familia de Ingrid —de 25 años— estaba en contra del matrimonio por la diferencia de edades, pero la joven veía en este ingeniero al hombre que podía cubrir ese vació que ella nunca expresaba, pero que su mirada delataba.

Ella era la fuente de ingresos del hogar y pese a su corta edad comprendía y aceptaba el pasado de Érick. Sin embargo, según los vecinos del departamento en el que vivían en la Ciudad de México, el hombre de 46 años ejercía todo tipo de violencia sobre ella.

El último aliento de Ingrid

La noche del domingo 9 de febrero de 2020, después de los gritos llegó el silencio. Ingrid Escamilla había muerto brutalmente a manos de su pareja, en el departamento 515, del edificio número 258 de la calle Tamagno en la Alcaldía Gustavo Madero. Ese fue el desenlace de una historia de gritos e insultos que se escuchaban cada noche a través de las paredes.

Su cuerpo fue encontrado en la sala de su casa, en donde alguna vez convivió con el feminicida.

Decir las condiciones en las que se encontraba la joven, está de más. Solo debe contarse que gracias a Rodolfo, su hijastro de 15 años de edad y testigo del terrible crimen, fue posible encontrar al homicida.

Ingrid murió a tan solo unos días de haber terminado el 2019, año que pasará a la historia como el más sangriento para las mujeres en México.

Cifras oficiales indican que en el 2019 ocurrieron 976 presuntos delitos de feminicidio. En Puebla, de donde era originaria, el panorama no es diferente, pues en este mismo año se registraron 84 feminicidios, a pesar de que la entidad cuenta con la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en 50 municipios.

El feminicidio de Ingrid pudo haber ocurrido cualquier día, a cualquier hora y en cualquier lugar de un país en donde diariamente matan a 10 mujeres por el simple hecho de ser mujer.

VER: 2020, el año que arrancó con más feminicidios en Puebla

La segunda muerte de Ingrid

A Ingrid la asesinaron dos veces, tres veces, cuatro veces. Los clics en las fotografías que circulaban en la red sobre su cuerpo inerte y la curiosidad de los cibernautas e irresponsabilidad de los medios de comunicación, la revictimizaron.

Se convirtió en tendencia, en el "#MeEnoja" de cada mexicano que tuvo acceso a las crudas imágenes de su muerte, que se filtraron gracias a los respondientes que invadieron su casa, su cuerpo y su dignidad.

Algunos medios de comunicación se dejaron llevar por el número de visitas que les generaba el lucro del dolor y el espectáculo del crimen, y fue entonces cuando se produjeron las preguntas: ¿Era necesario exhibir las acciones inhumanas de las que fue capaz su asesino? ¿Era necesario ser partícipes del crimen? ¿El horror y el morbo eran necesarios para quitarle la venda de los ojos a los detractores del feminismo?

La respuesta conmocionó a la sociedad, pues ante una nación que niega su machismo, Érick N. confesaba cómo se deshizo de una mujer y de sus sueños a través del drenaje.

La indignación de los usuarios de redes sociales por las imágenes que circulaban en la red dio origen a una campaña en la que los cibernautas etiquetaban su nombre con imágenes de paisajes, mascotas y comida, para que cada que se hiciera una búsqueda de Ingrid Escamilla, las imágenes grotescas quedaran enterradas.

A raíz de esto, nació la propuesta de #LeyEscamilla, que busca castigar a los policías, peritos y ministerios públicos que filtren imágenes y vídeos de las víctimas de homicidios y feminicidios.

VER: TWITTEROS LANZAN CAMPAÑA EN MEMORIA DE INGRID; BUSCAN ELIMINAR LAS IMÁGENES VIOLENTAS DE SU FEMINICIDIO

El adiós a Ingrid

El asesinato de Ingrid en manos de su pareja fue la antesala de una cascada de indignación por la violencia contra las mujeres en todo el país.

En la capital poblana, el 14 de febrero de 2020, día en el que se conmemora el amor romántico que le quitó la vida, su fotografía fue rodeada de flores, veladoras y de puños en alto que exigían justicia frente a la fuente de San Miguel y con la Catedral como testigo.

El sepelio de Ingrid Escamilla no fue igual al de otras personas que viven en Juan Galindo, pues todo el pueblo se congregó entre flores y globos blancos, para darle el último adiós a la joven noble y soñadora que salió de uno de los municipios más pequeños del estado y regresó a su tierra en un cortejo fúnebre, por culpa del voraz machismo que cortó de tajo sus metas.

La cuna de la electricidad en México” vio apagarse la luz de una mujer y encenderle velas a su memoria. Su muerte fue la llama que prendió la mecha de la valentía de las mujeres, quienes no permitirán que su recuerdo se disuelva en el viento de la Sierra Norte de Puebla.

COMENTARIOS