Tragedias

#Archivo Negro: Disfrazaron un prostíbulo de lonchería en Puebla; esta es la historia de "Los Yucas"

- Foto: Salvador Rugerio

Inés N., acusó a su patrón de haberla violado y obligado a ser “complaciente” con los clientes del establecimiento. Además, denunció que su jefe la humillaba y se negaba a pagarle su salario

Por Eloy Rodríguez Linares/@linares_eloy

/ Puebla, Puebla
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La tarde del 7 de enero de 1960, Inés.,  recibió una severa golpiza que la puso al borde de la muerte; su madre al observar que su hija estaba a punto de fallecer, la internó en el Hospital General del Estado.

Ramón Solís Castillo, dueño de la lonchería “Los Yucas” fue la persona que atentó contra la vida de la menor de edad.

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De acuerdo a la información de Leopoldo Ibáñez López, reportero de La Voz de Puebla, el propietario del negocio actuó con lujo de violencia cuando Inés se presentó a su establecimiento para cobrarle los salarios que le debía. 

Los clientes del comercio y una amiga de Inés tuvieron que intervenir para que Ramón Solís no le causará más daño, pues se encontraba embarazada.

Ángela, madre de la adolescente, ante la falta de atención del Ministerio Público, denunció, al reportero de La Voz de Puebla, que el establecimiento donde laboró su hija era un prostíbulo que se disfrazaba de lonchería.

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Víctima de vejaciones

Inés Herrera, tenía 16 años cuando, en agosto de 1959, ingresó a trabajar a la lonchería “Los Yucas”, en la entrevista que le hizo el reportero Leopoldo Ibáñez, la menor de edad denunció a su jefe por haberla violado en un cuarto que había al interior del establecimiento.

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La adolescente explicó que Ramón Solís la trataba de forma grosera porque se negó a aceptar los regalos que le ofrecía. Además, acusó a su jefe por obligarla a ser “complaciente” con los clientes del establecimiento.

Leopoldo Ibáñez informó que, en diciembre de 1959, Inés dejó de laborar en la lonchería porque estaba cansada de las humillaciones del dueño del establecimiento. Durante unos días se refugió en la casa de una amiga, porque le daba miedo que la fuera encontrar su patrón y la volviera a secuestrar en la recamara de un hotel.

La tarde del 7 de enero de 1960, Inés, junto con una amiga, se presentó en el establecimiento de Ramón Solís para cobrarle los sueldos que le debía. Nunca imaginó que su jefe la iba a golpear hasta dejarla al borde de la muerte.

Alardeaba ser influyente

La señora Ángela, al ver que Inés estaba a punto de perder la vida, acudió al Ministerio Público para denunciar a Ramón Solís por tratante de blancas, explotador de jovencitas y por atentar contra la existencia de su hija.

En la oficina del Ministerio Público, el agente Roque Román Poisot le explicó a la mamá de Inés que no podían hacer nada en contra de Ramón Solís, porque el trato que la adolescente recibió de su jefe fue bajo su consentimiento.

El reportero de La Voz de Puebla indicó que el dueño de la lonchería “Los Yucas” había amenazado de muerte a la señora Ángela y le pidió que dejará de denunciarlo porque gracias a sus influencias nunca pisaría la prisión.

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