Tragedias

TESTIMONIO: El doctor Ángel Vázquez atendió el primer caso de coronavirus en Puebla

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Después de tres meses y medio de atender a pacientes con coronavirus, el doctor del Issstep dio positivo. Afortunadamente, presentó síntomas leves, estuvo confinado en su casa junto con su familia y cuando se recuperó regresó a atender a sus pacientes “quiero aprovechar mi inmunidad provisional”, dijo. 

Por Viridiana Lozano Ortíz / @viriloz

/ Ciudad de Puebla
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Ángel Vázquez es médico geriatra adscrito al servicio de Urgencias del Issstep, ahora está en la primera línea de combate al coronavirus en el Centro de Enfermedades Respiratorias. El doctor fue quien atendió al primer paciente que dio positivo a la covid-19  en Puebla y durante tres meses y medio estuvo atendiendo pacientes hasta que resultó infectado.

El médico ha logrado recuperarse de la enfermedad, la cual sobrellevó aislado en su casa y en cuanto logró salir por completo, regresó a seguir trabajando pues dijo: “quiero aprovechar mi inmunidad provisional”, dice.

Este es su testimonio:

En el Issstep a mí me tocó atender al primer caso sospechoso de coronavirus en Puebla. Era uno de los chicos que habían regresado de Europa, de los varios que dieron positivo. Llegó por un cuadro gastrointestinal; nunca pensé que fuera covid ni tampoco me lo mandaron como sospechoso, se hizo el diagnóstico en ese momento. Preparado no estaba ni yo ni nadie.

Presentaba síntomas leves, dolor de cabeza, un poco de fiebre, no distinguía olores, y conforme avanzaba el interrogatorio me iba dando cuenta que estaba frente a mí un posible caso de covid, el primero.

No, no usaba cubrebocas, afortunadamente el joven no tenía tos, yo creo que eso ayudó a que me salvara del contagio. Después supimos del antecedente de viaje, que había estado en países considerados riesgosos y decidimos aislarlo.

Hicimos la llamada, dimos vista al servicio de epidemiología y ellos se encargaron de hacer el estudio, después de  algunos días supimos que era positivo a coronavirus.

A modo de broma, mis compañeros decían que yo era el “centinela”, que iban a estar al pendiente de mí 14 días. Todos se enteraron, ya ni me querían saludar por miedo a infectarse. En ese entonces no había medidas de distanciamiento social ni nada, y todavía en el hospital estaban trabajando compañeros con comorbilidades.

No sé si tuve buena o mala suerte. Unos días después mi vecina me fue a ver para que la revisara, la vi mal, tenía una tos espantosa, la consulté en mi casa pero le dije que necesitaba hacerle estudios. Ella era derechohabiente del Issstep, así que me pidió si de favor podía irse conmigo para el hospital y acepté. Fueron unos 20 minutos de camino, ella sí tenía puesto el cubrebocas yo, la verdad, no.

Ingresó y resultó también positiva a coronavirus, fue la segunda paciente del Issstep y tampoco me contagié en ese momento.

Tardé tres meses y medio en enfermarme. Cuando supe que estaba infectado así lo narré en mi Facebook: “Después de tres meses y medio de atender a pacientes covid, he dado positivo”.

En los días de cuarentena en mi casa tuve tiempo para pensar cuál fue mi error. A veces es la falta de higiene, de protección. Pensando supe que seguramente había sido cuando vi pacientes con cánulas nasales de alto flujo, las cuales son voladero de virus y yo fui el primero en usarlas porque en el hospital no teníamos ese servicio; lo empezamos a utilizar por la necesidad de ventilación no invasiva.

Ese día entré a la zona, que de por sí es una bomba bacteriológica, el paciente se retiró la cánula accidentalmente y salió todo el flujo.

Fue exactamente el sábado 6 de junio cuando empecé con los síntomas. Tenía dolor de cabeza y cansancio, pero pensé que era por el uso del equipo que es muy apretado, luego dije que seguramente era porque a la semana trabajaba entre 90 y 100 horas. El agotamiento era de lo más normal, doblaba turnos.

No tuve más síntomas, hasta el 10 de junio, cuando presenté conjuntivitis; al día siguiente comenzó el dolor de garganta y entonces estuve seguro. Estoy contagiado.

Seguía trabajando pero guardaba distancia de mis compañeros, y ellos me preguntaban por qué había dejado de convivir, yo les contestaba: “es que creo que me infecté, no me quiero arriesgar, por eso no me acerco con ustedes”.

La prueba tarda y hasta el 15 de junio supe que era positivo. Estuve en mi casa, inicialmente lo síntomas fueron leves. Te los voy a decir en el orden que aparecieron,  dolor de cabeza, cansancio, conjuntivitis, tos seca, no muy frecuente y moderada. Tuve dolor muscular, dolor de espalda, mucha fatiga al caminar, afortunadamente me bajó muy poco la saturación.

No tuve fiebre, lo cual fue una gran ventaja, pero esos fueron los síntomas. Al ver mi evolución estuve muy tranquilo. La tomografía se hizo el día 11, cuando inicié con tos, y estaba limpia; eso me dio mucha tranquilidad, no sentí miedo.

Cuando empecé la disnea, el dolor muscular, ese era un síntoma más grave, me dio algo de incertidumbre, pero afortunadamente recibí muchos mensajes de mis amigos, de excompañeros de la facultad, de personas que ni conocía. Muchos que vieron mi publicación en Facebook me mandaban mensajes de apoyo. Un día llegué a recibir hasta 200.

No me dio tiempo de preocuparme, me la pasé contestando, leyendo de covid, haciendo cursos en línea. En mi casa cada quien estuvo en un cuarto, mi esposa y mis hijos separados, todos usábamos cubrebocas dentro. Mis hijos, cuando se acercaban a mi cuarto, decían que iban al “covicario”, así le llamaron.

Terminé mi cuarentena, me hice una prueba de anticuerpos, ya no tengo al enfermedad activa. Decidí regresar al Centro a seguir atendiendo, muchos me recomendaron no volver; sin embargo, en esos 21 días que estuve solo, tuve tiempo de reflexionar. Considero que es importante ayudar a la gente.

Tengo que aprovechar mi inmunidad provisional.

 

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