La lucha por el poder no es exclusiva del ámbito político, pues en las universidades públicas, de nuestro país, existen grupos antagónicos de alumnos, académicos y administrativos que se encuentran en pelea constante por el control de estos centros de estudios.
La tarde del 29 de marzo de 1990, se desató un tiroteo en la esquina de la 4 Sur y 5 Poniente, el incidente dejó como saldo a dos personas lesionadas por arma de fuego y 15 sujetos secuestrados en el Edificio Carolino y Nueva Era.
El incidente ocurrió cuando un grupo de choque se enfrentó con estudiantes, trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) y vendedores ambulantes de la organización 28 de Octubre que simpatizaban con Samuel Malpica Uribe, rector que fue destituido de su cargo por presuntas anomalías en el manejo de los recursos de la máxima casa de estudios.
Grupo de choque
La tarde del 29 de marzo de 1990, Samuel Malpica Uribe ex rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) realizó un plantón afuera de las instalaciones del Congreso del Estado para exigir a los legisladores la destitución de Juvencio Monroy Ponce, director interino de la máxima casa de estudios.
Al siguiente día, Candelario Rivera Castillo, reportero del Sol de Puebla informó que el enfrentamiento por el control de la Rectoría, terminó en saldo rojo, pues los manifestantes fueron atacados por un grupo de choque que lesionó a dos personas con armas de fuego y secuestró a 15 inconformes en el Edificio Carolino y Nueva Era.
José Téllez Pérez, entonces representante del Bufete Jurídico de la UAP, culpó como responsables de los hechos violentos a Arturo Loyola González, Jorge Méndez Espíndola, José Luis Milla Sosa, también conocido como “La Pipis”, Raúl Morquecho Arce, alias “El Tanque”, Miguel García Ramírez, apodado “El Chivo” y a Heriberto Loyola González, quien respondía al sobrenombre del “Lobo”.
El funcionario de la UAP explicó que este grupo de choque con el apoyo de 30 o 40 pitufos se infiltró en la marcha para provocar a los manifestantes. Además, declaró que cuando el contingente llegó a la esquina 4 Sur y 5 Poniente, sujetos armados, que se encontraban arriba del Edificio Nueva Era, accionaron sus pistolas para ahuyentar a los inconformes.
Algunos de los manifestantes respondieron a las provocaciones y se enfrentaron a golpes con el grupo de choque, mientras que otros buscaron un sitio para protegerse de las balas. En el enfrentamiento, detuvieron a Ignacio Rosas Ibarra, secretario administrativo de Samuel Malpica.
Asimismo, Candelario Rivera, comunicó que el Luis Lozada León, entonces abogado general de la UAP, acusó a Samuel Malpica, Lázaro Vázquez, Ignacio Rosas y Roberto Morales por el intentó de tomar el Edificio Carolino para destituir a Juvencio Monroy Ponce de su cargo como rector interino.
La Cruz Roja informó que aquella tarde atendió al estudiante de la licenciatura de Derecho, Guillermo Espinoza Martínez, y al intendente de la UAP, Agusto Arista Gutiérrez, por lesiones de arma de fuego.
Asesinato Misterioso
Samuel Malpica Uribe fue rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) de 1987 a 1989, su periodo al frente de la máxima casa de estudios no lo concluyó porque al realizarle una auditoria se le detectaron anomalías en el manejo de los recursos económicos.
El ex rector falleció de manera misteriosa, la noche del 2 de julio de 2012, a causa de un balazo que recibió a fuera de su domicilio que se ubicaba en la calle Río Nazas de la colonia Jardines de San Manuel.
Una de las líneas de investigación, sobre el asesinato de Samuel Malpica, está relacionada con la denuncia que iba a interponer ante la Auditoria Superior del Estado, por la existencia de una red de corrupción al interior de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la acusación involucraba a Enrique Agüera Ibáñez, ex rector de la máxima casa de estudios de nuestra entidad.
Las autoridades, también sospecharon que María Eugenia Ochoa, ex pareja de Samuel Malpica estaba relacionada con el homicidio, pues su expareja la acusó ante la Auditoria Superior de la Federación (ASF) por malversación de recursos.
Sin embargo, María Eugenia Ochoa negó ser sospechosa del crimen, pues tenía un año que no vía a Samuel Malpica. Además, declaró a los medios de comunicación que cuando se presentó a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia, lo hizo en calidad de testigo y para entregar datos sobre la relación que tuvo con el ex rector de la UAP.
VER: No soy sospechosa de la muerte de Samuel Malpica: María Eugenia Ochoa