Delincuencia

#Archivo Negro: Epifanio Gutiérrez, el panadero que asesinó a un trovador poblano

- Foto: Especial

Las autoridades, al recibir el cadáver, imaginaron que los homicidas aventaron el cuerpo del músico cerca de las vías ferroviarias, para que un tren lo cercenará y no quedará evidencia de su crimen

Por Eloy Rodríguez Linares/@linares_eloy

/ Puebla, Puebla
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La madrugada del primero de febrero de 1970, paramédicos de la Cruz Roja brindaron los primeros auxilios a Lucio Espinosa Espinosa, un popular trovador que se encontraba tirado, por una lesión de un arma punzo cortante, cerca de las vías ferroviarias que se ubicaban en la calle 11 Norte y 18 Poniente de la ciudad de Puebla.

Los socorristas hicieron el intento de trasladar a Lucio a un hospital, pero en el trayecto perdió la vida y su cadáver lo llevaron a la morgue de la Jefatura de Policía.

Las autoridades, al recibir el cadáver, imaginaron que los asesinos aventaron el cuerpo del guitarrista ambulante, cerca de las vías ferroviarias, para que un tren lo cercenará y no quedará evidencia de su crimen.

El 10 de febrero de 1970, Andrés Herrera Ruiz, reportero de El Sol de Puebla, informó que elementos de la Inspección General de Policía capturaron al panadero Epifanio Gutiérrez Espinoza, responsable de la muerte del trovador. En el momento de su detención, negó ser el culpable del homicidio.

Testigos del crimen

El misterioso asesinato se resolvió gracias al testimonio de Gabriela Brachos Bustos, mesera que trabajaba en la cantina “La Oaxaqueña”, y que la madrugada del crimen, solicitó el auxilio de la policía para que ayudarán a su amiga María Elena, mujer que era agredida por dos sujetos.

Gabriela Brachos declaró a las autoridades que la noche del 31 de enero de 1970, llegó a la cantina “Potosina”, establecimiento que se ubicaba en la calle 2 Oriente, entre 6 y 8 Norte, y en el interior del local se encontró a su amiga María Elena, acompañada por dos personas, una de ellos era Epifanio Gutiérrez.

Al poco tiempo, un guitarrista se les acercó y entonó un par de canciones, y cuando el local estuvo a punto de cerrar, los cinco salieron del establecimiento en busca otro sitio para continuar con la fiesta.

Cuando se encontraban en la calle 18 Poniente y 11 Norte, Epifanio Gutiérrez y su amigo empezaron a tratar de forma agresiva a las dos mujeres. Lucio se opuso al comportamiento de los sujetos y les pidió que respetaran a Gabriela Brochos y María Elena, razón por la cual recibió una fuerte golpiza.

Gabriela Brachos se zafó de su agresor y fue a buscar apoyo de la policía, pero cuando regresó con los agentes de la seguridad pública solo encontraron a una persona tirada en la calle. Los oficiales no le dieron importancia al llamado de auxilio, porque pensaron que solo se trataba de un borracho que dormía en la vía púbica, y se retiraron.

Asimismo, María Elena explicó a las autoridades que cuando los dos sujetos golpeaban al trovador, Epifanio sacó un arma de la cintura y se la enterró al guitarrista. Dos días después, se enteró de la muerte de la persona que la defendió, pero no acudió a las autoridades por temor a que la relacionaran con el crimen.

Primero le tiraron de golpes, y en un momento inesperado, Epifanio sacó algo de la cintura y lanzó el golpe contra el músico, quien no cayó, sino que se quedó parado, a la vez que los dos sujetos me jalaron para una barranca donde hicieron de las suyas, declaró María Elena.

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El asesino

Epifanio Gutiérrez le informó al juez del Ministerio Público, Hugo Enrique Tenorio, que la noche del 31 de enero de 1970, había ido a la cantina “La Potosina” para cuidar a María Elena, pues desde hace cuatro años estaba enamorado de ella, y cuando se la llevaba a otro sitio, el trovador se opuso, aspecto que le molestó, y por ese motivo se peleó con el guitarrista.

Lo único de que me acuerdo, es de que en la 18 Poniente y 11 Norte, traté de llevarme a María Elena, pero al ver que se opuso el cancionero a quien yo no conocía, saqué una charrasca que acostumbro cargar, ya que la utilizo para “sacar” los bolillos en la panadería donde trabajo, y en con ella le tiré un golpe, pero no con intenciones de matarlo, declaró Epifanio Gutiérrez.

El panadero explicó, que después de esa madrugada, continuó con su rutina diaria sin saber que había matado a Lucio. 

El homicida fue recluido en la Cárcel Municipal de San Juan de Dios.

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