Delincuencia

#ArchivoNegro: Policías judiciales desmantelaron una banda criminal de niños bien que operaba en la ciudad de Puebla, en julio de 1980

- Foto: Salvador Rugerio

Los delincuentes robaron cinco millones 600 mil pesos de la Banca Metropolitana. Además, por distintos retratos hablados que se encontraban en las oficinas de la PGE, se les acusó por agredir sexualmente a varias mujeres

Por Eloy Rodríguez Linares/@linares_eloy

/ Puebla, Puebla
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Existen delincuentes que iniciaron su carrera en el mundo delictivo para que sus amigos y vecinos los compararán con criminales famosos, porque gracias a las influencias de sus padres jamás pisarían una prisión.

El escritor J. M. Servín describe en su novela Al final del Vacío a una banda delictiva que se formó con la finalidad de adquirir celebridad en su colonia. Este grupo de ampones, en la escuela recibían todo tipo de abusos por parte de sus compañeros, pero cuando cumplieron la mayoría de edad, eran los únicos de su grupo de amigos que manejaban auto y vestían a la moda, porque sus mamás convertían en realidad cada uno de sus caprichos.

El grupo delictivo lo comandaba un sujeto con el apodo de “El Profe”, los primeros delitos que cometieron eran atracos a transeúntes y robo de autopartes. Al poco tiempo, comenzaron a asaltar comercios y se volvieron expertos en el secuestro exprés.

Su forma de operar era la siguiente: llegaban a comer a un restaurante en compañía de sus novias, observaban todos los movimientos del negocio.

Semanas después, regresaban al establecimiento, sometían a los clientes y al personal para robar sus carteras, objetos de valor y el dinero de la caja.

“No hacía falta ser adivino para saber dónde pararían tarde o temprano. Al destino no le interesan los logros de nadie. Lo sabíamos todos. Me aproveché de sus despilfarros, y en las borracheras sugería y opinaba. Los comparé con hampones famosos y les aseguraba un lugar en la Enciclopedia del crimen.

Con una cámara de fotos instantáneas los convencí de posar con sus armas, de gabardina y sombrero, por separado y en grupo. Les regalaba las fotos y las presumían a nuestros conocidos. Buscábamos la adulación y la conseguíamos, cada quien a nuestro modo”, escribió J. M. Servín en su novela Al final del vacío.

El 28 de julio de 1980, los reporteros del periódico El Sol de Puebla, Gustavo Paz Bretón y German Benítez Márquez informaron que elementos de la Policía Judicial capturaron a la mayoría de los miembros de una banda delictiva que robó cinco millones 600 mil pesos a una sucursal de la Banca Metropolitana, que se ubicaba en la Avenida Juárez.

Los maleantes también fueron acusados por agredir de forma sexual a varias mujeres, y por el robo de 10 autos en los estacionamientos “San Pedro” y “Pandal”, establecimientos ubicados en el centro de nuestra ciudad.

Los integrantes de este grupo delictivo pertenecían a familias de clase media alta, por ejemplo, el padre de uno de los infractores era Francisco Balderas, secretario del Sindicato de Petróleos Mexicanos de la comunidad de Nanchital, Veracruz.

A mano armada

La mañana del 13 de junio de 1980, cuatro sujetos, fuertemente armados, robaron cinco millones 600 mil pesos de una sucursal de la Banca Metropolitana que se ubicaba en la Avenida Juárez.
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El asalto ocurrió cuando el banco contaba con poca vigilancia, situación que les permitió a los delincuentes huir sin contratiempo.
Testigos y personal del banco explicaron que tres sujetos los sometieron de manera violenta, mientras que un cuarto integrante vigilaba la entrada. Cuando los ladrones obtuvieron el dinero, escaparon en un auto modelo LeBaron que estaba estacionado a unos metros de la sucursal financiera.

De acuerdo a las investigaciones de la Policía Judicial, el autor intelectual del atraco fue Rafael Ciófalo Lagos, persona que ingresó a trabajar al banco para estudiar los movimientos del personal de la sucursal financiera.

Niños bien

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A partir de un interrogatorio que elementos de la Policía Judicial aplicaron a los empleados de la Banca Metropolitana, los uniformados comenzaron a vigilar a las personas que frecuentaba Rafael Ciófalo Lago, procedimiento que les permitió detener a la mayoría de los integrantes del grupo criminal que participó en el atracó.

Al mando del coronel Luis Álvarez Moguel, los policías judiciales arrestaron en un operativo a César Gabriel Romero Velázquez, estudiante del colegio Trinidad Sánchez Santos; Ernesto Balderas Guzmán, alumno de la Escuela de Aviación Civil; a los hermanos Oscar y Walter Adam Velázquez, quienes cursaban el bachillerato en la preparatoria Enrique Cabrera Barroso y en el Centro Escolar Aparicio; y a Ignacio Lima Flores, inscrito en el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec. Moisés Lima Flores y Rafael Ciófalo se dieron a la fuga.

De acuerdo a la información que publicaron los reporteros de El Sol de Puebla, César Romero, Ernesto Balderas, Ignacio Lima y su hermano Moisés fueron quienes asaltaron la sucursal de la Banca Metropolitana que se ubicaba en la Avenida Juárez.

Los asaltantes escaparon en un auto modelo LeBaron, en el vehículo también viajaba Rafael Ciófalo. Después de cometer el atraco, se dirigieron a la casa de Oscar y Walter, lugar en donde hicieron la repartición del dinero.

Otros cargos

Los elementos de la Policía Judicial solo lograron recuperar 197 mil pesos de los cinco millones que los ladrones robaron de la Banca Metropolitana, porque el dinero se lo gastaron en viajes que hicieron al puerto de Acapulco, y en la compra de un auto modelo Valiant Super Bee y en dos motocicletas.

Los delincuentes también fueron acusados por atacar sexualmente a varias mujeres y por el robo de 10 autos de los estacionamientos “San Pedro” y “Pandal”, porque en las oficinas de la Procuraduría General de Justicia del Estado, existían varios retratos hablados que coincidían con las características físicas de los detenidos.

Los familiares de los infractores buscaron el apoyo de sus abogados para que les tramitarán un amparo, y acusaron a las autoridades por obligar a declarar a sus hijos mediante torturas

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