Como todos fines de semana, el Mercado 5 de mayo tiene sus puestos preparados, colocados en sus lugares, pero ahora no se escucha el constante “Pásele güerita, ¿qué va a querer?”. Porque sus pasillos y las calles ya no están saturadas de personas al punto de no poder avanzar entre ellas; no hay empujones y tampoco falta estacionamiento para los autos, incluso ellos y el transporte público transitan como si fuera un lunes en la tarde.
En el área de las pescaderías, a las 11:30 am, solo hay 6 de ellas abiertas y sólo cuatro personas en dos de los locales, esos clientes buscan sin prisa las mejores mojarras enterradas en hielo con el precio a la vista.
Los acomodadores de mercancía se colocan a la entrada de su local, son grupos de cinco ayudantes, ya innecesarios, sin nada qué hacer ante la falta de compradores, aun así esperan que lleguen, ansiosos.
Al acercarse a los Pescados y Mariscos Sal-Mar, en la 3 Norte, un joven de aproximadamente 30 años está guardando pescado en una bolsa para almacenar. Aprovecho la tranquilidad de la zona para preguntarle qué tan afectadas han estado sus ventas después de que los poblanos decidieron auto aislarse, como medida para que el Coronavirus no se propague.
Sin pensarlo mucho, responde que su venta ha disminuido al menos un 40%, pero pese a las pérdidas, se mantiene positivo y sigue abriendo con su horario normal, de 6 de la mañana a 5 de la tarde. Sin embargo, calles más adelante, reconoció triste que sí estaban cerrados muchos negocios, pero en ese sector no, ya que se dedican a vender todo lo referente a alimentos.
En Semana Santa vendíamos más la mojarra y la sierra, aunque el marisco no tanto, y actualmente sólo vemos que vienen a comprar los viernes y el año pasado abríamos a las 5 de la mañana y a esa hora llegaban los clientes a comprar y ahora ya no”.
Pasaron los minutos y todavía no se había acercado ningún cliente, así que tuvo tiempo para comentar que el dólar hizo que subiera el precio del producto de importación, como el atún importado, langosta, salmón y cajas de filete, y que a pesar de eso va a seguir vendiéndose, solo que, en cantidades reducidas. Si el cliente se llevaba tres kilos ya nada más se llevará un kilo y medio.
Aquel joven, resignado por lo que acontece en Puebla, habló con claridad y se animó un poco al poder dar su punto de vista, incluso dijo que el precio del producto mexicano se mantendrá por la baja de la gasolina, porque ya no será tan costoso ir a traerlo.
Ante la situación, el encargado de la pescadería cuenta que una de las medidas que tomarán para que no se sigan viendo afectadas sus ventas será mantener el precio lo más estable que se pueda, darán el peso exacto, ya que en muchos negocios —y puso de ejemplo los de la vuelta a éste y toda la 16— lo da más barato. Pero agregó que son 600 gramos que venden por kilo, advirtiendo que no es el kilo completo.
El joven le pasó su brazo por el hombro a quien pareciera su madre. Se quedaron solos en el que ahora luce como un inmenso local, viendo hacia la calle, para ver sí había clientes interesados, pasó media hora, no llegó nadie a preguntar.
Una cuadra después está Enrique Salas Carranza sacando cuentas en la entrada de la Pescadería Aries, y presume: “aquí nadie se aísla, aquí es el que quiere, pero también, los medios de información como que están exagerando, porque cada quien es responsable de su salud y de su persona. Ya nos lo notificaron en la televisión y en la radio, pero aquí es cuidarse y llevar una limpieza, que empieza desde casa para que en la calle tengamos precaución de usar nuestro cubrebocas; después llegar a casa y quemarlo para que no lleguen bacterias, pero acá yo veo muchas situaciones que yo como comerciante lo veo, llega la gente, se lo pone y después lo anda tirando en la calle, entonces ¿cuál es la precaución que hay? Porque aquí es la responsabilidad de todos”.
El señor pasó el cambio a un joven, quien pareciera su ayudante, anotó la cifra y la guardó en un cajón lleno de monedas y pocos billetes, en su local solo había una mujer y su hija, viendo los mariscos.
Todo ha bajado por el miedo de su salud, de que los medios han estado comunicando que es un shock que provoca en el humano, y ahora viven con miedo y eso es espantoso, porque no puede desempeñar sus actividades como debe de ser. Así que le pedimos a la prensa y a los medios de comunicación que sí, que tomamos todas las precauciones, pero también eso hace que el humano tenga psicosis”.
Su lenguaje corporal denotaba molestia, quería dejar claro su mensaje, y comentó que, gracias al pánico de las personas, ha notado una baja en sus ventas al 30%.
Usted sabe que, si se paraliza la economía del país, vamos a ir a la quiebra todos, ya que papá gobierno no va a pagar, ni las empresas van a poder pagar, y si una empresa llega a quebrar, pues ya no va a tener trabajo el mexicano”.
Sus más de cuatro trabajadores, al no tener clientela, se acercaron a donde el señor Enrique Salas estaba dando su opinión. Para terminar, dijo:
En este momento de crisis no podemos tomar una opción, porque ni se puede dar barato y ni se puede dar caro, ya en esta economía no estamos ganando, estamos sacando el pan de cada día para los trabajadores y para su servidor, pero ahorita aquel comerciante que diga que está ganando es mentiroso, nadie está ganando, todos estamos en la misma recta”.
De camino al Mercado Municipal la Acocota, las calles del centro se veían solas. La responsabilidad y conciencia se hizo notar con la ausencia de los extranjeros y poblanos que, hace un mes, saturaban las calles. Para caminar por la plazuela del Carolino, así como en la de Los Sapos, ahora los puestos llenos de reliquias ya no tienen quién los aprecie, las únicas personas que se encuentran en su lugar son los vendedores, apagados cada uno en sus puestos.
Ya en el mercado, en su entrada principal, estaban cinco señoras que ofrecían kilos de tortillas azules, cada chiquigüite estaba repleto de ellas. No habían vendido en toda la mañana. De camino a el área de pescaderías se puede observar que solo hay dos locales abiertos, uno pequeño atendido por una pareja de abuelitos, quienes, por duda y miedo, pidieron que no se les entrevistara. El otro local era más grande: Pescados y Mariscos La Almeja Jr,. ubicado al interior del Acocota y donde se encontraban tres de sus ayudantes entusiastas, gritando para llamar la atención de dos personas. Entre los que atendían, estaba el señor Marcos Garita, quien preguntó a sus clientes
-¿Algo más?, bueno, gracias seño, gracias joven. ¿Qué le vamos a dar señorita, ya le atienden? – y al preguntarle la situación en cuanto a las ventas, cuenta que han tenido una baja del 50% en pescados y mariscos.
Bajó por lo mismo de que no quiere salir la gente y también las personas piensan que el pescado tiene un poco del virus, pero no”.
También comentó que en Semana Santa vendían “casi todo”, y en estos momentos lo único que han vendido ha sido sierra, mojarra y el camarón cristal. Pero cuando no había autoaislamiento por coronavirus, se vendía todo, desde lo más económico hasta lo más caro.
Para que ya no haya tantas bajas en sus ventas, Marcos comentó que tendrán más pescado fresco, atenderán bien al cliente y tendrán en hielo el marisco para que esté fresco.
Pasando por la zona de restaurantes de la Avenida Manuel Espinosa Yglesias se pudo observar cómo los meseros estaban esperando en las entradas de los establecimientos a que se acercaran clientes, pero de los cuatro autos que pasaban por la avenida, ninguno se detuvo.
En Plaza del Mar Gándara, en Anzures, solo había una persona comprando. El señor Alejandro Roldan se encontraba adentro de su pescadería, en una mesa pegando pequeñas cartulinas de colores con precios. Al fondo se oye música de salsa, él se puso un cubrebocas y contestó que la afluencia de personas en la zona bajó un 70% por el autoaislamiento, por esa razón sus ventas disminuyeron un 40%.
Independientemente de la cuaresma, que se suponía que los fines de semana eran los de mayor venta de pescados y mariscos, pues se perdió”.
Entre sus planes para que la situación no continúe afectando su venta, va a promover el servicio a domicilio, anunciándolo por medio de redes sociales, aplicaciones móviles y colocando una lona afuera de su local.
Pienso que las medidas han sido buenas, pero mucha gente no las está respetando, en la calle a las personas las veo como que no han tomado conciencia de las cosas, aquí estamos tomando las medidas necesarias, pero no toda la gente lo está aplicando, no se lo están tomando en serio”.
En el transcurso, al llegar a Huexotitla, pareciera irreal ver tan pocos automóviles, porque en cuestión de personas no había nadie en la zona; incluso, los trabajadores de la Librería el Sótano, estaban en la parte más alta, todos juntos, viendo a través de la ventana.
Ya en Pescados y Mariscos La Almeja ll, en la 3 Sur, que es una calle que por lo regular está saturada de personas y autos que buscan alimentos frescos, hoy solo había tres personas en la pescadería, y Emma Garita pudo tomarse unos minutos, porque no había clientes a quienes darles su cuenta y reconoció que, en la zona, el tránsito de personas ha bajado un 70% por el temor por el Covid-19.
Nuestras ventas han bajado hasta un 70% porque la gente no está saliendo de su casa, solo en esta temporada de cuaresma vienen a comprar los viernes, pero entre semana ha bajado muchísimo, pero ¿qué podemos hacer?”.
Hasta este 28 de marzo, el número de sospechosos infectados de Coronavirus en Puebla subió a 105, nueve más que los reportados ayer, según el Comunicado Técnico que todos los días a las 19:00 horas publica la Secretaria de Salud Federal. En total suman 53 infectados.
VER: Suben a 105 los sospechosos por coronavirus en Puebla; se mantienen 53 contagiados
