17 de Abril del 2024

Cuarentena: comida y bebida ¿fuera de control?

Por Betzabé Vancini / /

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Llevamos ya algunas semanas de encierro y algunas personas han comenzado a padecer los estragos de la cuarentena. Misma que, según vemos, no acabará sino hasta finales de mayo ―guarden esta predicción―, y evidentemente, a mayor encierro, más estragos emocionales habrá.

Se han incrementado la ansiedad y los síntomas depresivos en mayor medida durante el último par de semanas, y esto ha provocado que haya cambios en los hábitos alimenticios de las familias. Existen varios motivos, algunas personas indican que cocinar les ha ayudado a ocupar su tiempo de manera más productiva, o que incluso han podido aprender a hacer nuevos platillos aprovechando la estancia en casa. Sin embargo, hay personas que refieren estar consumiendo más productos altos en azúcar, sales y grasas como dulces, botanas, refrescos y fritangas. Esto se debe principalmente a que, cuando la ansiedad sube, el cerebro envía una señal de que necesita liberar endorfinas y eso suele suceder cuando consumimos carbohidratos o alimentos dulces: el cerebro libera la cantidad de endorfinas equivalente a recibir un abrazo. Ahora, este aislamiento social en el que estamos todos, con ausencia de contacto físico, provocará que el cerebro envíe la señal de requerir ese “efecto abrazo” a través de otras fuentes, la comida es la principal. Y entonces funciona así: tú estás en casa, haciendo lo tuyo y de pronto viene la idea: “necesito unas papas”, o viene el antojo de un chocolate o galletas, y ahí vamos. El problema es que esta sensación dura únicamente unos 20 minutos como máximo y esto quiere decir que, al bajar el efecto del carbohidrato, volverá el efecto opuesto que suele ser la sensación de soledad y tristeza. Con esto, podrás imaginarte que este ciclo se puede repetir por horas y hasta días llevándote a consumir cualquier cantidad de comida para lograr la liberación de endorfinas. Sí, como una adicción. Otra situación que ocurre con frecuencia es que asociamos ciertas actividades con ciertos tipos específicos de comida o bebida. Por ejemplo: cine con palomitas, futbol con cerveza y botanas, películas en casa con papas, etc. ¿Te suena? Ahora bien, si todo el día estás en casa viendo televisión, ¿qué crees que hace tu cerebro? Exacto, asociar que es momento de comer papas, palomitas, botanas, dulces, postres, etc.

Lo mismo está ocurriendo con el consumo de bebidas alcohólicas. El aburrimiento, la ansiedad y los sentimientos depresivos se hacen presentes, así que el alcohol actúa como una medicación más o menos efectiva durante los primeros días: baja la ansiedad, nos hace sentir relajados, mejora el estado de ánimo y favorece mejor calidad de sueño. Sin embargo, a la vuelta de tres o cuatro días el panorama es opuesto: el sistema nervioso central se deprime, hay menos motivación para realizar actividades cotidianas, se altera el ciclo del sueño y, si se deja de consumir alcohol, viene el síndrome de abstinencia en el que la ansiedad aumenta. Entonces vuelve el consumo y se hace un ciclo interminable de automedicación fallida. Otro escenario también bastante frecuente, es que el consumo de alcohol ayuda a que nos desconectemos de la realidad y así no tenemos que pasar por el aburrimiento o por la incertidumbre del futuro, ni siquiera pensar en los problemas económicos. Basta con ponerse “hasta las manitas” y entonces todo fluye, aparentemente. El peligro aquí no es solo el daño hepático sino la depresión marca diablo que tendrás al acabar la cuarentena por todos los daños colaterales que el consumo excesivo de alcohol produce. Especialmente, después de andar flotando en burbujas etílicas la caída será como estrellarte contra el pavimento, y entonces tendrás una enorme dosis de realidad. Por supuesto, este consumo excesivo de alcohol en casa también es un factor desencadenante de violencia en pareja o de violencia familiar. Si consideramos el encierro, la irritabilidad, la incertidumbre económica y el consumo de sustancias, tenemos la receta perfecta para que las parejas o las familias exploten y lleguen a puntos muy dañinos durante estas semanas de cuarentena.

¿QUÉ HACER AL RESPECTO?

Como en todo, el primer paso es reconocerlo sin poner ningún pretexto: ¿te has estado excediendo de comida o bebida?

El segundo paso tendrá que ser definir algunas metas que quieres lograr para cuando se acabe la cuarentena, cuando sea que eso suceda. ¿Qué quieres mejorar en ti? Y a partir de eso, preguntarte cada día si esta elección que estás haciendo abona a tu propósito o, por el contrario, lo obstaculiza.

Es perfectamente normal que no manejemos bien la incertidumbre y vaya que un problema de salud a nivel mundial produce incertidumbre, sin embargo, lo único que podemos controlar es a nosotros mismos. Como diría Viktor Frank, psicólogo existencial y logoterapeuta: “Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, siempre somos capaces de cambiarnos a nosotros mismos.”

Como siempre, estaré atenta a todas tus preguntas y comentarios vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl

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