19 de Abril del 2024

Los Coronacrushes

Por Betzabé Vancini / /

 betzainter

Durante estas semanas de cuarentena hemos experimentado diferentes fenómenos sociales que van desde la manera en que la gente ocupa su tiempo en casa, hasta diversos enamoramientos o “crushes” que ha desarrollado la gente en México por el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell. Si eres una de esas personas que ve al subsecretario como su nuevo príncipe, esta columna es para ti.

En las últimas semanas, medio México espera la conferencia vespertina del Gobierno Federal para ver al subsecretario de salud decirnos qué tan mal vamos con esto de la pandemia de COVID-19. Tener un profesional de la salud ampliamente capacitado a cargo de un fenómeno como el que estamos viviendo es muy importante. Sin embargo, la mayoría de los comentarios en redes sociales sobre el subsecretario no son acerca de su capacidad o su trayectoria, sino acerca de su atractivo físico. Es por esto, que junto con mi amiga Michelle Vincenti, quien radica en Italia, nos dimos a la tarea de investigar si en otros países sucedía lo mismo que en México, y descubrimos que sí. Efectivamente, la gente está desarrollando un enamoramiento con los funcionarios públicos a cargo de la pandemia.

Con un sondeo que hicimos en redes sociales, descubrimos que, en Italia, el “crush” colectivo es con el Primer Ministro, Giuseppe Conte. Mientras que en Tunisia, es con la primer ministro mujer, Arbia Hamadi.

El objeto de esta columna no es, por supuesto, decidir si los sujetos en cuestión son atractivos o no, pues eso radica completamente en el campo de la subjetividad y, como dicen, en gustos se rompen géneros. Más bien, el propósito de este texto es explicar por qué es que la población se engancha de manera romántica con estos íconos de la política. Aquí te van algunas razones.

  1. Búsqueda de un héroe: ante una situación de incertidumbre, la población tiende a buscar una cura milagrosa o un salvador que le permita tener esperanza en que todo puede salir bien, sin importar qué tan difícil se ponga la situación. Esto ha sido ampliamente reforzado por la cultura popular con todos los temas de super héroes o de justicieros anónimos. Si los individuos no son religiosos, tratarán de encontrar una figura de salvador “más racional” en el entorno cotidiano.
  2. Problemas con la figura paterna: Sí, suena super cliché, pero la mayoría de la gente que busca enamorarse de figuras públicas a las que asocia con el poder, suele tener un tema no resuelto con su figura paterna -o materna- y la percepción de encontrarse en apuros para ser rescatado/a por alguien a quien admira o considera superior.
  3. Evasión de la responsabilidad: esta causa es la más común en realidad. La gente busca a este tipo de figuras para que sean estandarte de la salvación y entonces no tener que hacer nada desde su responsabilidad individual. Algo así como “da igual si sigo saliendo o si me lavo las manos porque López-Gatell va a encontrar la manera de librar a México del coronavirus”, bueno, pues no. No hay poder humano que pueda controlar una pandemia más que la colaboración colectiva. Y ahí sí, ni López-Gatell con cuatro doctorados en epidemiología va a poder ayudarte si no pones de tu parte.
  4. La “calentura” de la cuarentena: sí, leíste bien. Hay personas a las que el encierro les despierta sus más bajas pasiones y esta falta de contacto humano les causa andar deseando a quien sea. Y bueno, pasa. Tómate un bañito con agua fría si es tu caso y deja de ver al subsecretario en las noticias.
  5. Necesidad de crear “santos”: esta causa quizá sea la menos común pero también la vemos en otros escenarios. Es la selección de una suerte de caudillo contra “el mal” que pueda combatir la incertidumbre diciendo las palabras que queremos escuchar. Esto ya lo vivimos en la campaña de Andrés Manuel López Obrador y su lucha contra la corrupción, pero ese no es tema por el momento. Más bien, la gente selecciona a un caudillo que, al menos en teoría, representa la voluntad de la mayoría. Sin embargo, eso de ser solidarios en México cada vez está más escaso y preferimos adjudicarle potencial de santo al caudillo, en lugar de colaborar de manera efectiva.

En esta última causa también se incluye lo que llamamos “el milagro mexicano” que es la creencia que, de algún modo, todo va a estar bien al final. Tenemos culturalmente la creencia de que, por muy mal que estén las cosas, “algo” va a pasar que va a salvar a México. Y no. Únicamente contribuimos a la desinformación y a la irresponsabilidad.

Si te identificaste con alguna de las causas anteriores, revisa qué es lo que te está llevando a poner la responsabilidad en alguien externo, en vez de tomarla que te corresponde en la acción individual que se vuelve colectiva. En la colectividad sí nos podemos ayudar todos y todas. Y si no, pues insisto, date un baño con agua fría para bajar la hormona.

Como siempre, estaré atenta a todos tus comentarios y preguntas vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl

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