17 de Abril del 2024

El lado oscuro de la hiper productividad

Por Betzabé Vancini / /

betzainter

Lo vimos con mucha claridad durante la pandemia: gente tomando cursos en Domestika, inscribiéndose a maestrías en línea, clases de idiomas, empezando su propio negocio, remodelando su casa… ¿Por qué? Porque para algunas personas es IMPOSIBLE quedarse sin hacer “nada”, aunque sea por un periodo corto de tiempo. Permíteme hablarte de los hiper productivos.

Antes que nada, me gustaría decirte que esta es una columna que me costó mucho trabajo escribir, principalmente porque me identifico mucho con el tema del que voy a hablarte. Esto de la productividad 24/7 siempre ha sido un tema para mí pues, desde niña, me enseñaron que debía “hacer algo productivo” para no aburrirme o para sentir que “rindió el día.” Te cuento un poco de mi historia: crecí en un hogar con un papá muy trabajador, que amaba su empleo y le dedicaba muchísimas horas a la semana para cumplir con todas sus tareas. Los fines de semana se dedicaba a arreglar el jardín, el coche, hacer reparaciones en la casa, etc. En este mismo hogar, estaba mi mamá, quien se encargaba de tener todo perfecto para nuestras clases, el lunch, la comida, la casa siempre impecablemente limpia y ordenada, organizaba nuestras fiestas de cumpleaños, horneaba postres, y, un día a la semana, hacía cena para llevarla a un asilo de ancianos con quienes organizaba juegos de mesa y algunas otras actividades. ¿Te cansaste de leer? Bueno, bienvenido/a a la realidad en la que yo resulté la mezcla potencializada de estas dos personas hiper productivas.

No es que ser productivos esté mal, finalmente, tu trabajo o el cuidado que pones en tu persona, tu hogar y tus seres queridos, es algo muy valioso que le aportamos a la sociedad. Sin embargo, esto puede volverse un problema cuando no nos damos tiempo suficiente de descanso o para disfrutar la vida. No vinimos al mundo solo a trabajar o a “servir de algo”, como muchos padres inculcaron a sus hijos/as.

Las causas de la hiper productividad pueden ser muy variadas: la ambición económica, la necesidad de reconocimiento, evitar la ansiedad que causa la desocupación, la necesidad de sentirnos útiles para alguien o para el mundo, la evitación de la vida personal o evitar la sensación de soledad. Incluso puede tratarse de una mezcla de todas las anteriores.

¿CUÁNDO SE VUELVE UN PROBLEMA?

Como dije arriba, no está mal intentar tener una buena productividad, a final de cuentas a quién no le gusta ganar dinero y tener una motivación para levantarse todos los días, pero cuando esta productividad va en detrimento de tu vida personal, familiar o incluso de tu salud, ahí sí estamos hablando de que ya es un problema que hay que resolver.

Los signos de que la hiper productividad se está volviendo un problema pueden ser:

  • Te saltas comidas o comes de prisa en el trabajo porque “tienes mucho qué hacer.”
  • Dejas de contestar mensajes de tus amigos/as porque “no te da la vida para escribirles o llamarles.”
  • Debes postergar trámites, consultas médicas o pagos que necesitas hacer porque en toda la semana “no tienes tiempo” de ir a hacerlos.
  • Tu pareja o tu familia te reclaman o te hacen notar que nunca estás en casa o que, aunque estés, no pasas tiempo con ellos pues tienes otras ocupaciones que parecen más importantes que tus seres queridos.
  • Te cuesta mucho trabajo tomar vacaciones.
  • Cuando tomas un día de descanso sientes culpa por “no hacer nada.”
  • Tu domingo suele ser el día en el que resuelves los pendientes que no puedes resolver durante la semana como hacer las compras, teñirte el cabello, visitar familiares, pasear a tus mascotas, etc.
  • O bien, el domingo tienes tal agotamiento físico que no puedes salir de la cama y prefieres estar todo el día en casa.
  • Tienes somatizaciones de estrés y cansancio: dolores de cabeza, de espalda, tensión muscular, aprietas los dientes por la noche -bruxismo- o duermes mal.
  • Necesitas mucho café o bebidas energizantes para lograr llegar al final de tu día.
  • Te cuesta trabajo descansar incluso cuando estás enferma/o.
  • Te sientes irritable cuando alguien te pide un favor personal o cuando es necesario cambiar tus horarios de trabajo para cumplir con algún compromiso familiar o personal.

¿Te suena?

Si al menos tres de los signos anteriores te parecieron familiares, entonces estás teniendo problemas con la productividad.

¿QUÉ HACER AL RESPECTO?

¿Recuerdas la breve historia que te conté al inicio de la columna? Bueno, pues es el primer paso. Lo primero que hay que hacer es reconocer de dónde sacamos esta idea de que ser productivos es lo único que cuenta. Tal vez lo aprendiste de tus padres, de tus abuelos, tus hermanos, etc. Una vez que lo hayas reconocido hay que agradecerles a estas personas —en tu mente— que te hayan enseñado el valor del orden, del trabajo, de la responsabilidad, la disciplina y que hayan sido grandes ejemplos que te inspiraron a crecer.

El segundo paso es que te cuestiones tus motivaciones para estar siempre en el tren de la hiper productividad: ¿realmente necesitas tanto dinero para vivir? ¿realmente es tan malo no lavar la ropa hoy? ¿realmente no puedes tomarte una hora para sentarte a contemplar tu casa? Una vez reconocidas tus motivaciones podrás trabajar en ellas y, seguramente, encontrarás que el motor de todo esto es la ansiedad que sólo se disipa cuando estás haciendo algo y tu mente se distrae. Así es, muchas personas eligen siempre estar haciendo algo para no pensar, para no sentir, y para no sufrir de ansiedad. Ojo, esto implica que no estás arreglando tus problemas sino evadiéndolos.

El tercer paso es empezar a tomarte tu tiempo y darte cuenta de que no hay que sentirse culpable por vivir la vida. Empieza suave: tómate una tarde libre, haz tiempo para tu horario de comida, acepta planes con tus amigos/as de vez en cuando. Pero, sobre todo, escucha a tu cuerpo y dale descanso cuando te lo pida. La mayoría de las enfermedades se alivian con un poco de cariño y de reposo. ¡No maltrates a tu cuerpo con tal de ser productivo/a! Aprende a descansar para que después puedas seguir dedicándote a eso que te gusta hacer. Y sí, el dinero ayuda en muchas cosas, pero recuerda que no vinimos a este mundo a hacer dinero, sino a ser felices. Después de todo, un día partiremos de aquí y no nos llevaremos nada material, pero sí nos llevaremos todos los recuerdos de una vida plena. Aprovéchala.

Como siempre, estaré atenta a todos tus comentarios y preguntas vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl

P.D. Prometí que esta columna estaría dedicada a mi querido amigo y colega Juan Aguilar, el rey de la hiper productividad, pero no te preocupes Juano, todo lo que escribí aquí arriba, también me lo estoy diciendo a mí misma para aprender a soltar un poco la chamba y disfrutar la vida.

Puebla GOb

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