19 de Abril del 2024

Mitomanía: Mentir sin control

Por Betzabé Vancini / /

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Los hay en todas partes, personas que, sin importar la situación, tienen una historia maravillosa e impactante que contar sobre cualquier tema que se esté hablando. También hay los que cuentan tragedias, los que leen sobre lugares y dicen que han viajado ahí; hay quienes inventan romances increíbles, enfermedades sin cura, los lujos en su vida, etc.

La mitomanía es una condición que produce que las personas mientan de manera compulsiva sin importar si sus relatos son creíbles o no. Y es que, en el fondo, la mitomanía esconde un deseo enorme de llamar la atención y recibir validación. Estas mentiras compulsivas hacen que las personas sientan que merecen algún tipo de trato especial, que puede ser desde alabanzas por sus proezas, hasta compasión o lástima por sus desgracias. Este fenómeno empieza normalmente en la infancia, cuando -de manera normal- los niños fantasean sobre algunas situaciones en su vida, por ejemplo: magia, fantasmas, exagerar el tamaño de su casa o de las cosas que les regalan sus padres, no obstante, la mayoría de los niños y niñas abandonan estas fantasías al entrar a la adolescencia y se concentran más en buscar su propia identidad o hacer un grupo de amigos que les acepten. Algunos niños y niñas, lejos de dejar ir las fantasías al entrar a la adolescencia, las incrementan, inventándose cualidades o experiencias que no han tenido en realidad. Es frecuente, por ejemplo, que durante la adolescencia se inventen fantasías o mentiras sobre sus experiencias sexuales o románticas para poder impresionar a su círculo de amistades. Si las mentiras no son descubiertas o surten el efecto deseado, las personas pueden elegir seguir mintiendo como forma de llamar la atención de quiénes les rodean y llegar así al a vida adulta. El mitómano se siente raro diciendo la verdad, se siente expuesto, por lo que le resulta más cómodo seguir mintiendo.

Existen muchos tipos de mitómanos/as y la clasificación depende básicamente del contenido o tendencia recurrente de sus mentiras:

- De tendencia sociopática: estas personas mienten y engañan simplemente por el placer que les produce saber que han engañado a otros o que les creen. Gustan de manipular a quienes les rodean y mienten para hacerlo.

- De identidad: la persona miente recurrentemente sobre sus características, sobre sus gustos, o sobre quién es. Por ejemplo, cambia de equipo de futbol según la pareja que tenga, o cambia sus tendencias políticas según el círculo social en el que se encuentre. Estas personas son incapaces de sostener sus convicciones y frecuentemente caen en contradicciones sobre sus propias mentiras.

- Narcisistas: mienten frecuentemente para exacerbar sus logros o sus cualidades, su finalidad es provocar admiración en quienes les escuchan pues disfrutan de la atención.

- Hipocondríacos/as: estas personas mienten para hacer creer a otros que su estado de salud es vulnerable y obtener beneficios como la atención o la compasión. Son personas a las que “les han operado de todo”, “han enfermado de todo”, o bien, “se han curado de todo.”

Cuando las personas que les rodean ya no les creen, estas personas pueden desarrollar el Síndrome de Munchausen, que es cuando las personas llegan a producirse enfermedades físicas de manera voluntaria para tener credibilidad de sus padecimientos. Esto puede ser tan grave como gente que se inyecta heces fecales en las venas o que consume cantidades pequeñas de anticongelante para enfermar y caer en el hospital. Estas conductas normalmente implican la manipulación de todo el sistema familiar ya que todos los miembros de la misma se volcarán sobre la persona enferma para ayudarle. Estas mentiras pueden durar años y pueden producir la muerte.

- Personalidades infantilizadas: son personas adultas que mienten para evadir responsabilidades o evitar que otros se enojen. Suelen inventar historias casi increíbles con tal de no parecer los culpables o responsables de lo que les ocurre. En algunos casos, pueden mentir de cosas tan simples como si tomaron el camión o caminaron a un lugar. Lo hacen de manera compulsiva e inevitable para evitar que les reclamen o alguien se enoje.

Actualmente, la tecnología y las redes sociales hacen más fácil la propagación de mentiras pues en redes sociales, cada quien puede ser quien quiera ser, incluso si eso no está apegado a la realidad. Basta con subir -o robar- una foto y ponerle un contexto creíble para que la mentira se vuelva más cercana a la realidad. Las redes sociales muestran ‘parejas felices’ que en privado no se soportan, o ‘personas exitosas’ que en realidad son muy buenas para venderse. Vidas de papel que vemos en una pantalla y que estamos todos acostumbrados a creer.

¿CÓMO SE TRATA LA MITOMANÍA?

En primer lugar, es importante considerar que el fondo de este problema es una baja autoestima, pues la persona cree que si se muestra tal cual es, no será aceptada o no será interesante para otros. Es necesario iniciar un tratamiento psicológico para revisar las causas y el inicio de la mitomanía. Frecuentemente, estará asociada a que los padres nunca pusieron límites o consecuencias cuando le sorprendieron en una mentira y éstas fueron creciendo sin que hubiera una sanción. Así la persona aprendió que podía mentir y que, aunque le descubrieran, podrían salirse con la suya.

Hay que trabajar que, a menudo, estas mentiras no son más que plagios de la vida de otras personas, a las que normalmente admiran o envidian. Es decir, se roban la vida de otro, al menos en sus palabras. Hay que trabajar mucho en el fortalecimiento de sus habilidades sociales, pues también es frecuente que, al sentir ansiedad por socializar, prefieran inventar historias que mostrarse tal cual son.

Es importante que el círculo que les rodea pueda confrontarles de manera compasiva y sin exhibirlos públicamente cuando mienten. Lo más recomendable es pedirles hablar a solas y decirles que les han sorprendido en una mentira o preguntarles cuál es la razón para haber mentido al respecto. Se requiere mucha paciencia y constancia pues esta conducta no se corrige rápidamente.

Nunca es tarde para empezar a tratarse o para ayudar a un familiar o ser querido que requiere comenzar a trabajar su compulsión al mentir. Finalmente, como diría Alexander Pope: “el que dice una mentira no se da cuenta del trabajo que emprende, pues tiene que inventar otras mil mentiras para sostener la primera.”

Como siempre, estaré atenta a todos tus comentarios y preguntas vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl

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