Jóvenes haced política, porque si no la hacéis, se hará igual y posiblemente sea en vuestra contra. José Ortega y Gasset.
El pasado 12 de agosto, se cumplió el vigésimo primer aniversario del Día Internacional de la Juventud, el cual tiene como objetivo, promover el papel de la juventud como pieza fundamental en los procesos de cambio, así como generar conciencia sobre los desafíos a los que nuestro mundo se enfrenta.
Celebrar esté día pretende dar voz a los jóvenes, quienes hoy más que nunca deben de ser considerados como parte fundamental y no ser excluidos del debate ni de la toma de decisiones, principalmente cuando el mundo en el que vivimos pareciera ir en decadencia y donde la desconfianza de la sociedad hacía las instituciones públicas incrementa gradualmente.
Ante esta crisis de confianza nuestro país no es la excepción, donde la exclusión de los jóvenes ya nos está cobrando factura, donde los ataques, el desprestigio y el desmantelamiento institucional tiene su origen en el mismo gobierno, que con banderas democráticas desde que inició su gestión, no se ha cansado de ejecutar políticas públicas centralistas y autoritarias vulnerando así, la división de poderes y limitando aún más la participación de los jóvenes.
Por lo anterior, nuestro país necesita más que nunca que las juventudes asumamos un rol protagónico en la política de nuestro país, que aceptemos que nuestro papel no puede reducirse simplemente a que cada año en el mes de agosto, los funcionarios públicos aprovechen la ocasión para tomarse una foto con nosotros y alardear de dientes para afuera respecto a su compromiso con los jóvenes, pues si nos remitimos a los hechos, podemos evidenciar que ese compromiso que presumen es inexistente.
En México, los jóvenes somos el 25.7% de la población, somos más de 30 millones de jóvenes que aspiramos a tener un país de oportunidades, un país al que las generaciones que nos antecedieron y la que actualmente nos gobierna han fallado, donde más allá de generar soluciones, sus resultados dan muestra que nos heredarán aún más problemas que los que se les encomendó resolver.
Nuestro país no puede esperar más, las y los jóvenes mexicanos debemos asumirnos como lo que somos, un motor de cambio. Los jóvenes debemos dejar aún lado las esperanzas en que la actual clase política solucionará los problemas y ser nosotros quienes tomemos el liderazgo y comencemos a construir el país que queremos.
Estoy convencido que la mayoría de los jóvenes coincidimos en que nuestro país requiere un cambio verdadero, donde se luche por consolidar un Estado de Derecho y no se gobierne al capricho del gobernante en turno y en favor de los intereses de unos cuantos. Para lograr este cambio, es indispensable que nos unamos para generar una agenda en común, que recuperemos nuestra voz, y la de de todos aquellos que han sido ignorados por la clase política.
Si logramos generar una agenda en común, seremos capaces de organizarnos para defender nuestro medio ambiente, avanzar en la lucha contra la corrupción y atender la falta de acceso a oportunidades de educación y empleo que como consecuencia profundiza la brecha de desigualdad que hoy enfrentamos.
Si no lo hacemos, nos estaremos condenando a pagar los platos rotos de las pésimas decisiones de los mismo de siempre. Hoy quiero invitarte a ti joven mexicana/o para que exijamos juntos, para que los partidos políticos nos abran los espacios, nos escuchen y podamos sentar las bases para lograr que México sea un país competitivo, sustentable y de oportunidades. México nos necesita.
Los jóvenes tenemos en nuestras manos la oportunidad de sentar las bases para que México sea un país mejor del que encontramos al nacer.
