La contingencia de salud ocasionada por el Coronavirus ha dejado al descubierto lo endeble que pueden ser nuestras instituciones. Y quiero aclarar algo, no estoy diciendo que sea en particular o culpa de un gobierno, más bien se trata de una deficiencia a la que se enfrentan los países subdesarrollados.
Como ya otros columnistas han mencionado, y muchos expertos en economía, relaciones internacionales, etc., lamentablemente México no tiene la solvencia económica que se requiere para que las instituciones de los tres niveles de gobierno bajen la cortina, cierren puertas o sus trabajadores se pongan en cuarentena.
En México hay voces en contra y a favor de la cuarentena, desafortunadamente hay varios Méxicos: el de la gente que tiene que trabajar todos los días, el de la gente que sí puede cumplir con la cuarentena y el de la gente que trabaja para gobierno.
La crisis que viven los hospitales no es una situación exclusiva de Puebla, me han comentado que en todos los hospitales públicos del país los doctores están preocupados, porque no cuentan con los insumos y materiales para hacer frente a la situación. Por supuesto, muchos están preocupados.
En los hospitales de Puebla los médicos se manifestaron en días pasados porque no tienen los insumos básicos para atender la emergencia, y personal del ISSSTEP me envió un mail para denunciar que tampoco tienen cubrebocas, guantes, caretas y batas desechables.
En el mail comentan que la directora de esta institución, Karen Berlanga abandonó el quinto piso del edificio central del ISSSTEP por temor a ser contagiada y ahora opera en el Centro Cultural.
Los trabajadores del Infonavit también están molestos, pues con un video "motivacional", el director General, Carlos Martínez les pidió que se pongan la camiseta, que sigan atendiendo a la gente y mencionó que esa institución no bajará la cortina, pero les pide su compromiso con México.
Por supuesto, las personas que están en dicha dependencia salen todos los días con el temor de ser contagiados, y es que siguen atendiendo como normalmente lo hacen, recibiendo al mismo número de gente en un día normal, y saliendo a la misma hora de su trabajo.
Muchos de ellos están en una disyuntiva al igual que el resto de los empleados de los gobiernos: ponerse la camiseta a costa de su salud o integridad o resguardarse en casa. Y es que muchos seguirán laborando como habitualmente lo hacen.
Lamentablemente, México no es un país de primer mundo, aquí son varias las crisis que se enfrentan: Coronavirus, económica e institucional.
