Ahora sí se le pueden complicar las cosas a Jesús Zaldívar, dirigente municipal del PAN en la capital poblana, si es que sigue mostrando parcialidad a cierto muchacho. Peor para el buen Chucho, pues está división en su equipo la puede capitalizar Genoveva Huerta.
Resulta que hay un muchacho que nadie sabe de dónde salió ni qué cornetas toca en la dirigencia municipal del PAN, y se llama Carlos Pando. Este muchachito, me cuentan, quiere ser diputado ya sea local o federal, situación bastante legítima y a la que todo ciudadano mexicano tiene derecho.
Lo malo, es que, me cuentan, que la dirigencia municipal del PAN, es decir, Chucho Zaldívar, le está patrocinando la campaña más ruin dentro de las campañas de posicionamiento. Quiero contarles que eso de andar pintando bardas ya pasó de moda, es la estrategia más chafa que pueda existir.
Cómo si la gente fuera a votar por alguien nada más porque su nombre aparece en una barda, cuando lo que se requiere es que los aspirantes a un cargo de elección popular tengan arraigo con la gente, trabajo real en la sociedad y muchas ganas de ayudar.
Lo malo es que el tal Carlos Pando carece de todo esto y, peor aún, cada vez son más los panistas que ya saben que sus bardas son auspiciadas por Zaldívar.
Los primeros indignados son los integrantes del Comité Municipal y la estructura de Chucho, porque muchos de ellos, hombres y mujeres, también aspiran a un cargo de elección popular ni siquiera les ha dado unas bolsas de mandado, cuando a Carlos ya le pintó unas bardas.
Así que más vale que el buen Zaldívar vaya siendo imparcial porque si no habrá una revuelta en el gallinero que, por supuesto, será aprovechado por Genobaby.
Y si no me creen lo de las bardas, aquí un ejemplo.
