Era cuestión de tiempo para que los amigos regidores que integran el denominado G5 empezaranncon diferencias, pues lo que mal empieza, mal termina.
Mi adorada Claudia Rivera no tuvo que mover un solo dedo, presionar y menos amedrentar, para que estos muchachos empezaran con sus diferencias, y es que cuando obedecen a otros intereses políticos y solo están ahí para fregar, tarde o temprano se les acaba el encanto, vaya el carruaje se vuelve calabaza.
Me cuentan que ya ni entre ellos se soportan, que cada vez les resulta más difícil sentarse a la mesa para hacer sus acuerdos ven con qué tema madrearán a la presidenta, quién encabezará las ruedas de prensa y llevará mano, o sea, se asumirá como líder del grupo.
Y es que en este tan peculiar grupo de regidores de Morena que se dedica a madrear a la presidenta con la que fueron en planilla, además de que es de su mismo partido político, todos quieren mandar, todos quieren ser líderes del movimiento y que los otros 4 obedezcan.
Esta falta de compañeritos o de pugna se puede ver en las ruedas de prensa que dan cada domingo, pues al inicio eran como fieles católicos yendo a misa, nunca faltaban pero con el paso del tiempo se sientan cass vez más, a tal grado que a veces 2 o hasta 1 de ellos da la rueda de prensa.
Cuentan sus asistentes que de prontonse escuchan los gritos de los regidores cuando hablan por teléfono entre ellos, y que ahora dudan de la actitud de mi querida Rosa Márquez que anda muy distanciada y de Eli Esponda no se diga.
Estas son buenas noticias no solo para mi Claudia Rivera, sino para todos los que de plano no soportamos a estos regidores que de lealtad se ve que no tienen nada.
